Los trabajadores informales como boleros, vendedores ambulantes, vendedores de revistas y publicaciones atrasadas, artesanos, músicos y trabajadoras del hogar, entre otros, se encuentran atrapados en un “círculo vicioso” ante la emergencia sanitaria decretada por el covid-19.
Tania Espinoza de WIEGO México (Mujeres en Empleo Informal Globalizando y Organizando, por sus siglas en inglés) explicó que dicho fenómeno sucede luego de que estos trabajadores, que representan 56 por ciento a nivel nacional y 51 por ciento sólo en la Ciudad de México, se ven obligados a seguir saliendo a la calle a trabajar en plena crisis sanitaria por la pandemia.
Esto a pesar de que el gobierno ha pedido a la población permanecer en casa para evitar la propagación del SARS-CoV-2. Al salir, los trabajadores informales se exponen a contraerlo y enfermarse. O peor, enfermar a otros.
Una vez incubados por el nuevo coronavirus, sólo les esperan dos destinos: afrontar los síntomas sin tener acceso a la seguridad social con los pocos ingresos que tienen -y que se ven mermados por la coyuntura- o incluso, seguir saliendo a trabajar y convertirse entonces en vectores de infección.
Por eso la fundación que focaliza su trabajo en la capital del país ha pedido al gobierno de Claudia Sheinbaum que destine un fondo de subsidios para ayudar a los trabajadores informales a sobreponerse en lo que considero es una “emergencia humanitaria”.
De acuerdo con la coordinadora del proyecto “Ciudades Focales de WIEGO en la Ciudad de México” el subsidio podría copiar otros programas similares que han probado su efectividad como el Seguro de Desempleo que da 2 mil 600 pesos mensuales y al que, por cierto, este sector tampoco puede acceder por no ser trabajadores formales.
“Este programa que le hemos solicitado para la subsistencia de estas personas tiene que estar enfocado no nada más a comerciantes (…) tienen que ser recursos con los que se logre la subsistencia, que logre cubrir una canasta básica, por ejemplo”, abunda al respecto.
Tania Espinoza, quien ha acompañado a algunos integrantes del sector por años, es consciente que en medio de la crisis no todo se resuelve con este subsidio, pero es contundente con la defensa de la propuesta, pues asegura que “no es un mero capricho, es un derecho humano”.
De acuerdo con la fundación, luego de hacer pública su propuesta dirigida al gobierno capitalino esta semana, ninguna autoridad se les ha acercado para darle seguimiento a la proposición y afinar posibles estrategias.
kvd