Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Todos estos ex presidentes fueron señalados alguna vez por el presidente Andrés Manuel López Obrador, de actos ilícitos y abusos en el ejercicio del poder, pero también de pertenecer a la llamada "mafia del poder" la que acusó de ir contra él para destrozarlo.
Así, tras corroborar el daño hecho a Ferrocarriles Nacionales de México que dejó en el abandono y provocó el desmantelamiento de la red ferroviaria para dar paso a empresas privadas nacionales y extranjeras, Andrés Manuel López Obrador comentó en el año 2009, en una gira por el norte de la República, que "sólo por lo que Ernesto Zedillo hizo a Ferronales, tendría que ser enjuiciado".
Esto fue durante un recorrido por el estado de Chihuahua, como parte de su objetivo de visitar los dos mil 500 municipios de México. Ahí, habitantes de esa entidad denunciaran cómo las estaciones del tren estaban en el abandono, saqueadas y muchos kilómetros de vía se desmantelaron para ser usadas en corrales de ganado.
Esa era la postura de AMLO respecto a Zedillo, del que aseguraba dio continuación al proceso privatizador llevado a cabo por su antecesor, Carlos Salinas de Gortari.
En su peregrinar de dos sexenios para alcanzar la Presidencia de México, López Obrador fue el centro de lo que llamó una guerra sucia en su contra, de ahí que no solo el tema de la corrupción está implícito en su decisión de enjuiciar a los ex presidentes, sino también la pertenencia de éstos a la mafia del poder encabezada por Salinas de Gortari, según acusó desde que se llevó a cabo el proceso de desafuero en su contra y fracasó el intento por inhabilitarlo como Jefe de Gobierno, por consiguiente, como candidato presidencial rumbo al 2006.
Así, desde la misma jefatura de Gobierno de la Ciudad de México que lo llevó a su primera candidatura presidencial, el de Tabasco comenzó a referirse a Salinas, en tono sarcástico, como "el innombrable" y aseguraba que era "el jefe de la mafia del poder" que orquestó "un complot" en su contra para destruirlo
No solo Salinas y Zedillo estuvieron en la constante de la lógica de los corruptos de López Obrador.
Esos cinco que ahora están en antesala de ser enjuiciados, eran señalados constantemente por corruptos, por pertenecer a la mafia del poder y por dañar a México y a su pueblo; ésta fue la constante durante los 12 años previos a la llegada de López Obrador a la Presidencia; fueron 12 años de campaña basada en las acusaciones a los ex presidentes y en la exigencia de llevarlos a juicio.
A Fox, también pieza fundamental en el proceso de desafuero, lo señaló en todo momento de interferir en el proceso electoral del 2006 por lo que le exigió un "cállate chachalaca". Pese a esto, el de Guanajuato, conocido por sus desplantes verbales, lanzó una amenaza rumbo a los comicios del 2018 en que triunfó el candidato de Morena: "yo me voy a encargar, yo personalmente, de que ese cuate no llegue".
Obrador aseguró en todo momento que le robaron la elección presidencial y, pese a las movilizaciones y procesos jurídicos, no logró revertir el resultado y el triunfo se lo acreditaron al también panista Felipe Calderón, quién lanzó, a finales del 2006, lo que fue considerada una cínica respuesta a los cuestionamientos de fraude al decir que ganó "como dicen en mi pueblo: haiga sido como haiga sido".
A partir de ahí el michoacano también quedó marcado en la lista de López Obrador sobre ex presidentes corruptos. Lo acusó de haberse robado la Presidencia, de ensangrentar al país, de haberle dado palos al avispero (cuando declaró la guerra contra el narco) y de ser el "comandante Borolas" cuando el de Michoacán portó un uniforme militar que le quedaba grande.
Y después llegó Enrique Peña Nieto, al que López Obrador acusó de ser el candidato de la mafia en el poder y de haber culminado el proceso privatizador de Salinas, con las Reformas Energética y pidió se le investigara por el apoyo que recibió del crimen organizado.
ledz