Mientras los legisladores de oposición decidieron madrugar en el pleno, Morena hizo lo suyo, convocó a su gente y, con una decena de organizaciones obreras y campesinas que conformaron el Frente por la Defensa de la Soberanía Nacional, tomó la calle y llevó la discusión parlamentaria a la banqueta.
Desde el templete instalado en la entrada principal del Palacio Legislativo de San Lázaro, los morenistas improvisaron su tribuna, en la que no hubo reproches para ellos ni réplicas por alusiones personales.
Utilizaron la misma fórmula como cuando eran oposición: dibujaron cartulinas, convocaron a la gente, alquilaron camionetas y camiones, hubo bancos y sillas plegables, tamales, algunas tortas, trova, guapangos y botellas de agua, incluso algunos se quedaron a dormir desde días atrás.
Pero en esta ocasión la protesta no buscaban bloquear los accesos como cuando reclamaban contra las reformas neoliberales, sino apoyar a sus legisladores, pedir por la reforma eléctrica impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y soltarle arengas.
La discusión dentro de la Cámara podía esperar, la gente que estaba desde las seis de la mañana no. Temprano habló el diputado petista Gerardo Fernández Noroña, quien se lanzó contra las empresas extranjeras como la italiana ENI, y avizoró un debate complejo; “va a ser el debate, la batalla, la lucha más importante que se haya dado en el parlamento en las últimas décadas”, declaró.
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El coordinador de los diputados de Morena, Ignacio Mier, fue breve, pidió a los simpatizantes “defender la dignidad del pueblo de México” y lanzó vivas para la reforma eléctrica.
Pero fue el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, el encargado de encender la pólvora y señalar a los adversarios: “y la oposición, que quieren seguir siendo lacayos del imperialismo, que quieren que las empresas extranjeras se sigan llevando el dinero al extranjero”.
Las megapantallas instaladas transmitieron los discursos, y fueron los espectadores quienes se encargaron precisamente de ejecutar la acción.
“Vendepatrias”, “corruptos”, “uleros”, fueron algunas de las consignas para panistas, perredistas y priistas, todas lanzadas desde la banqueta.
Las acusaciones por un supuesto conflicto de interés contra Margarita Zavala en el recinto legislativo se replicaron sobre la calle Emiliano Zapata; “corrupta”, “asesina”, gritaron las huestes encendidas.
El coordinador del grupo parlamentario de PRD, Luis Espinosa Cházaro, tuvo la misma suerte, y su posicionamiento para una reforma “para todos” le costó el linchamiento callejero; “fuera vendepatrias”, fue el reclamo.
Las rechiflas, consignas y reclamos a la prensa no quedaron registrados en la agenda de debates. A los legisladores no se les volvió a ver y en el templete dejaron a electricistas, a campesinos de Nezahualcóyotl y Chimalhuacán, a los petroleros, a la trova y al show legislativo.
La venta tampoco faltó en este festival. Las playeras, gorras, chalecos y chamarras guinda se hicieron presentes, también las botanas, la comida, las cervezas y las falsas tlayudas.
Entre los asistentes había adultos mayores, mujeres, hombres, familias enteras, convencidos o por convencer; hacia medio día, un millar de personas arengó por la reforma eléctrica, pero apenas cien entusiastas permanecieron todo el día para ver la sesión.