El próximo viernes 16 de septiembre, el Zócalo y sus calles adyacentes se desbordarán por la marcha de una marea humana color gris, integrada por al menos 7 mil elementos castrenses vestidos con quepis, botas y uniformes camuflados.
Agentes, oficiales, inspectores y jefes de agrupamientos conformarán la columna de la institución, otrora civil y ahora militar, que en esta ocasión encabezará el desfile militar por el 212 aniversario del inicio de la Independencia de México: la nueva Guardia Nacional.
Desde la Plaza de la Constitución, sobre Paseo de la Reforma y hasta el Campo Marte, el gobierno federal mostrará a través de dicho desfile el respaldo a la nueva institución armada, misma que recientemente quedó bajo los reflectores mediáticos tras la publicación el viernes pasado del decreto que otorga su control operativo y administrativo a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Y lo hará con 36 agrupamientos, 7 mil elementos, entre ellos 2 mil mujeres.
Para este desfile, el cual históricamente ha sido encabezado por el Ejército y la Fuerza Aérea, la Guardia Nacional pondrá a sus abanderados, sus vehículos motorizados y blindados, binomios ecuestres y caninos, su recién creada Fuerza de Élite y sus aeronaves, las cuales son utilizadas en tareas de seguridad pública.
Será la segunda vez que la corporación encabece el pase de revista ante el presidente Andrés Manuel López Obrador, luego de que en 2019, tras su creación, fuera vista por vez primera.
Según dice a MILENIO la oficial Alma Delia Rodríguez, de la comandancia de la Guardia, “la sociedad mexicana podrá observar la preparación, la disciplina con la que contamos… siempre en búsqueda de la seguridad pública para que nuestro pueblo tenga justicia y paz permanentemente”.
El decreto
Con el decreto publicado el viernes pasado, el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional queda a cargo de la Sedena, cuyo titular, Luis Cresencio Sandoval, se convierte en responsable de la distribución territorial de la corporación, las modificaciones a su estructura orgánica, los nombramientos del titular de la comandancia (en este caso Luis Rodríguez Bucio), así como de los titulares de las coordinaciones territoriales, estatales y de las unidades especiales.
Según lo establecido, a la Guardia Nacional se le otorga la facultad para intervenir en materia de seguridad pública en el ámbito local, en coadyuvancia con los comandantes de Región Militar y, en su caso, navales; además, tendrán la misión de auxiliar a la fuerza armada de manera permanente.
El personal militar asignado a la Guardia Nacional continuará sujeto a la jurisdicción militar respecto de los delitos especificados en el Libro Segundo del Código de Justicia Militar que atenten contra la jerarquía y la autoridad.
Asimismo, el decreto aclara diversas lagunas administrativas creadas desde hace tres años. Por ejemplo, para el personal del Ejército y la Fuerza Aérea comisionado o asignado a la Guardia Nacional se le es homologado el tiempo de servicios como sus unidades de origen.
Mientras que en el caso del personal naval, tendrá 60 días para solicitar su reasignación a la Marina Armada o prestar servicio en el Ejército y Fuerza Aérea obteniendo un grado equivalente.
Así, los uniformes verdes fueron ya cambiados por grises, pero el adiestramiento es similar, inclusive hasta más riguroso.