Cuando comenzó la contingencia por el covid-19, la doctora Julieta Cruz Martínez, quien tenía un historial de trabajo de 27 años en los Servicios Médicos de San Nicolás, fue enviada a su casa para evitarle riesgos, debido a su condición diabética.
Semanas después se enteró que hacía falta apoyo en la Clínica Municipal, pues el personal médico se redujo a raíz del confinamiento, por lo que decidió pedir autorización para regresar a trabajar y cuando le fue concedido el permiso estaba muy feliz, pues según sus familiares, su pasión era ayudar siempre a la gente que lo necesitara.
Por desgracia, no se sabe dónde ni cuándo contrajo el virus del covid-19, y pese a recibir atención hospitalaria y permanecer internada 19 días, la doctora Julieta falleció el pasado 4 de julio.
“Era muy dedicada, una persona muy responsable, jamás le gustó faltar a su trabajo, entregada por completo, siempre con un don de ayudar a los demás, le pudo mucho tener que dejar de trabajar un tiempo, pero cuando regresó estaba muy contenta por apoyar al personal médico que se había quedado en Servicios Médicos de San Nicolás”, recuerda Ana Bertha Tristán Cruz, sobrina de la doctora.
Acompañada de otros familiares acudió a dejar una ofrenda floral a la avenida Juan Pablo II, a la altura de la colonia Royal Chapultepec, donde el municipio de San Nicolás creó una galería de murales con las imágenes de los héroes sin capa que luchan contra la enfermedad desde distintos frentes.
En el lugar se pueden observar las imágenes de los doctores, doctoras, enfermeras y sanitizadores pertenecientes a la Dirección de Salud Municipal, las cuales fueron plasmadas por los artistas urbanos de la Dirección de la Juventud.
De la misma forma, un grupo de enfermeras que convivió con la doctora Julieta acudió a dejar una veladora en el lugar para recordar a la que fue su jefa y compañera por varios años.
Miriam Consuelo Rojas Aguirre, enfermera de Servicios Médicos de San Nicolás y compañera de Julieta por 14 años, mencionó que su fallecimiento es una gran pérdida, pues era una persona sumamente responsable, humilde, sencilla y que apoyaba a todos.
“Nuestros turnos eran de 12 horas, estábamos juntas prácticamente todo el día, son compañeras que se convierten en amigas y hasta en una segunda familia”, añadió.
El dolor por su muerte llegó por partida doble para su familia, pues con solamente días de diferencia, habría de fallecer su hermana menor, Consuelo, quien convivió con ella previo a su internamiento y el desenlace fue el mismo.
Rosendo Morales, reportero invitado