Los últimos estudios electorales muestran que las mujeres son la parte más activa en cualquier proceso electoral, no sólo como militantes, promotoras del voto y funcionarias de casilla, sino que también son las que más acuden a las urnas y deciden el futuro de los municipios, el congreso y la gubernatura.
A 65 años del derecho a votar, en el Estado de México hay 6.3 millones de mujeres con este derecho que podrán acudir a las urnas en 2021 a elegir a sus nuevos ediles e integrantes de la Legislatura. Por si solas conforman el 52 por ciento de la lista nominal, donde superan a los varones por más de 528 mil registros.
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En todos estos años han luchado y hasta hace poco lograron ganar terreno en el ámbito político, sin llegar a la verdadera toma de decisiones y puestos claves, pues hasta ahora, en el Estado de México, ninguna mujer ha logrado gobernar y sólo hay una dirigente estatal, en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Por décadas la mujer ha ejercido su derecho al voto, pero fue hasta hace unos años cuando tuvo oportunidad real de aparecer en el 50 por ciento de las candidaturas y ser votada para diversos cargos de elección popular.
En 2015 en el Estado de México existían sólo 20 mujeres al frente de las presidencias municipales frente a 105 varones, para 2018 aumentaron a 39 presidentas y 86 presidentes. En la Legislatura, en 2012 representaban el 14.7 por ciento, en 2015 subieron a 37.3 por ciento y recientemente en 2018 llegaron a 49.3 puntos.
De acuerdo al Estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018, que hizo el INE, el voto femenino superó a los hombres por ocho puntos, al llegar a 62.3 por ciento; sobre todo las jóvenes que representan el sector más activo.
Aunque el voto femenino se reconoció hasta 1955, desde 1884 han sido activistas y desde entonces han tenido que ir sorteando toda clase de obstáculos políticos, sociales, económicos y logísticos para integrarse a un grupo político, lograr candidaturas, hacer campañas en las mismas condiciones que los varones, ganar y poder ejercer libremente el cargo, señala la investigadora Ivonne Acuña Murillo, de la Universidad Iberoaméricana.
Ahora tiene la posibilidad de aparecer en las boletas, pero el siguiente problema a vencer es la violencia política por razones de género que ya está tipificada en la entidad, sin que se haya logrado una sola sentencia pese a las denuncias presentadas.
Aunque en la lista nominal son más mujeres que hombres, no siempre se inclinan por apoyar a otra candidata. La prueba más reciente ocurrió en 2017, cuando 37 por ciento de las electoras se decidieron por el priista Alfredo del Mazo Maza y 28 por ciento por la morenista Delfina Gómez Álvarez.
Su participación en las urnas las han convertido en el sector más atractivo de las campañas. Por eso, en la elección estatal pasada la promesa central del actual gobierno fue otorgar el Salario Rosa a las mujeres que se dedican al hogar, lo cual le ha costado en tres años 7 mil 326.3 millones de pesos.
MMCF