El búnker de Colosio, cápsula del tiempo en el PRI

Historia

Ubicada en el primer piso del edificio Adolfo López Mateos, en la sede del partido, la oficina que perteneció al sonorense de diciembre de 1988 a abril de 1992 está intacta y se muestra como la sala de un museo

Destacan la silla de Luis Donaldo y la fotografía institucional con su cabello chino alborotado. Octavio Hoyos
También permanecen su “Trilogía Serrana” y sus muebles de madera. Araceli López
También permanecen su “Trilogía Serrana” y sus muebles de madera. Araceli López.
Alejandro Moreno, ordenó restaurar y mantener como la sala de un museo la oficina que perteneció al sonorense . Araceli López
Luis Donaldo Colosio tenía un búnker privado en su oficina de la sede nacional del PRI. Araceli López
El lugar es una cápsula del tiempo enterrada en Insurgentes norte. Araceli López
Ciudad de México /

Conocedor de los entretelones de la política nacional y de cómo operaban en la Dirección Federal de Seguridad, Luis Donaldo Colosio tenía un búnker privado en su oficina de la sede nacional del PRI.

Desde ese punto, ubicado en el primer piso del edificio Adolfo López Mateos, tomó decisiones como reconocer la primera derrota de su partido en las urnas en Baja California, comunicarle a sus cercanos su arribo al gabinete de Carlos Salinas de Gortari al frente de la Secretaría de Desarrollo Social y emprender su fallido camino hacia la Presidencia.

El actual dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, ordenó restaurar y mantener como la sala de un museo la oficina que perteneció al sonorense de diciembre de 1988 a abril de 1992.

El lugar es una cápsula del tiempo enterrada en Insurgentes norte. La duela es la misma en la que Colosio daba sus primeros pasos para saltar de un político local, al ser diputado y senador, a uno de relevancia nacional y conducir el partido hegemónico, que era una extensión de Los Pinos.

En la sala de espera te recibe la foto institucional del Luis Donaldo de cabello chino alborotado y, tras ella, el logo del partido que marcó por siempre su destino; en la pared de un costado, otra fotografía con su esposa Laura Riojas, quien falleció el mismo fatídico 1994 a causa del cáncer.

Al abrir la cápsula del tiempo el aroma a madera y a historia se impregna de inmediato. “El escritorio, la silla y todo lo que ves le perteneció al licenciado”, cuenta César Soria, del Instituto Jesús Reyes Heroles y encargado de los recorridos en la sede tricolor.

Y sí, a pesar de la restauración se ve el paso del tiempo: ahora son comunes los escritorios más delgados y minimalistas y no el imponente bloque de madera que compone el de Colosio, lleno de cajones con chapa.

El logo del PRI revela también su desgaste. Aún está una de las que, dicen, eran las figuras más preciadas por el sonorense: su “Trilogía Serrana”, tres pequeños bustos de Marcos Pérez Santiago, Benito Juárez García y Miguel Méndez Hernández.

La pequeña silla de madera, desde donde condujo el destino del partido hegemónico durante cuatro años, contrasta con los amplios sillones de la época actual que mientras más grandes dan mayor importancia al cargo.

“Todos quieren sentarse en la silla de Colosio para la foto tan emblemática. Fue un ícono para nuestro partido… desde que se abre la puerta es un recinto, un lugar enigmático, aún se encuentra su olor.
“Cuando tenemos estos recorridos nos comentan que todavía se siente su vibra, la sensación que está ahí”, recuerda Adriana Prieto, secretaria de Relaciones Institucionales del Instituto Jesús Reyes Heroles.

Aunque no se sabe de qué época es, también resalta un cuadro de Colosio con las manos al aire y pinceladas de rojo sobre él. Al fondo, la sala de juntas, que era más una especie de búnker para evitar filtraciones y ser espiado. 


  • Israel Navarro
  • israel.navarro@milenio.com
  • Licenciado en Comunicación y Periodismo por la UNAM. Reportero de Grupo MILENIO desde hace más de 10 años asignado a temas de política y crimen organizado.

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