En el marco del inicio de las campañas en Nuevo León, los seis aspirantes a la gubernatura dialogaron con MILENIO sobre los retos más importantes y en lo que enfocarían su atención en caso de ganar en las urnas.
Fernando Larrazabal, aspirante a la gubernatura de Nuevo León por el PAN
¿Cuándo se dijo a usted mismo “puedo gobernar el estado”?
Desde que ingresé al servicio público en 1997, como secretario de Obras Públicas de San Nicolás.
De los ex gobernadores de Nuevo León, ¿a quién admira?
Al que admiro es a Fernando Canales y, no necesariamente por ser de mi partido, sino que, en retrospectiva, si lo comparamos con los demás gobernadores, sus logros están por encima de los demás gobiernos, en todos los rubros, es por mucho superior.
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Enumere los tres principales problemas que visualiza.
El tema de salud agravado por el covid-19; la reactivación económica urgente en nuestro estado; la seguridad pública; el tema de movilidad tanto en transporte público y privado y el medio ambiente.
Si usted quedara impedido para seguir como abanderado del partido o falleciera, ¿quién podría relevarlo?
Pues es un escenario que no tengo previsto y será una decisión del propio partido a resolver.
¿Qué tanto apoyo recibió de su familia para este proyecto político?
Sin duda alguna el primer apoyo que pedí fue el de mi familia. Pienso que sería imposible salir a convencer a la gente si no se tiene a la familia apoyándonos, porque también sé que durante la campaña los demás partidos políticos utilizan guerra sucia y los que más sufren son los familiares. Sin duda cuento con su total e incondicional apoyo. De otra manera no sería candidato.
¿Cómo garantizar que su familia no influya en su gobierno?
En los cargos públicos que he tenido nunca ha participado ningún familiar en temas de las administraciones, a pesar de que, con un fin y fondo político, en un juicio perverso se trató de involucrar a un hermano mío. Siendo gobernador, ningún familiar participará en ninguna decisión de gobierno.
¿Cómo abordará con su equipo la deuda del estado?
Nuevo León tiene una deuda cercana a los 80 mil millones de pesos, entre gobierno central y organismos descentralizados que, si bien es alta, estoy consciente que ese será el escenario. Ya tengo un diagnóstico y ya tengo en ese estudio los mecanismos necesarios para generar, por diferentes vías, la reactivación económica realizando obra y servicios.
¿Cuáles serían los asuntos que le gustaría revisar primero?
Primero será convocar a todos los ciudadanos, iniciativa privada, organismos de la sociedad civil, partidos políticos y a todos, a trabajar juntos para recuperar la grandeza de Nuevo León.
¿Cuál sería su primera gran obra?
A lo largo de la campaña presentaré varios proyectos; hay obras que deberán de tener continuidad, como la Rompepicos.