Se dice que el voto de cada mexicano vale lo mismo… pero no cuesta lo mismo y menos en Quintana Roo.
En esa entidad, los costos para la impresión de boletas, y demás papelería a usar el día de la votación, son exorbitantes.
Costo de las boletas electorales en Quintana Roo
Por cada boleta electoral a imprimir para votar por diputados locales y presidentes municipales, la empresa privada Litho Formas le cobró al Instituto Electoral de Quintana Roo (IEQROO) un monto de 5.13 pesos, cuando el precio promedio de las boletas en el resto del país es de 2.19 pesos; es decir, se aplicó un sobrecosto de 134 por ciento.
Si se compara con la boleta más barata, que pagó el Instituto Electoral de Jalisco en 1.48 pesos, el sobrecosto en Quintana Roo se dispara a 250 por ciento.
No sólo eso. Litho Formas también infló el precio por la impresión de documentos esenciales para el día de la votación, como las actas de la jornada electoral o las hojas de incidentes que usarán los funcionarios de casilla.
Mientras el precio promedio a nivel nacional es de 69.83 pesos para las actas y de 80.92 pesos para las hojas, en Quintana Roo, la empresa privada las cobró en 321.62 pesos, es decir, a un sobreprecio de 360 por ciento para las actas y de 297 por ciento para las hojas.
Pero viene lo peor. Los productos más caros que el instituto de Quintana Roo le contrató a Litho Formas fueron los sobres para los votos nulos de la elección: mientras en otras entidades, el precio promedio de ese material es de 42.38 pesos cada uno, Litho Formas lo vendió al IEQROO en 4 mil 144 pesos cada uno. Casi 10 mil por ciento de diferencia.
Este año, Litho Formas firmó contratos, al menos, con 10 institutos electorales del país, por un total de más de 329 millones de pesos.
Así lo revela una radiografía elaborada por MILENIO, con base en solicitudes de transparencia dirigidas al Instituto Nacional Electoral (INE) y a los institutos estatales, para conocer los costos acordados en todo el país para la impresión de materiales electorales.
Aunque no todos los Órganos Públicos Locales Electorales (OPLES) contestaron o sólo dieron información parcial, con los datos obtenidos, se puede afirmar que la de Quintana Roo, será la cuarta elección estatal más cara de este año, por debajo de Nuevo León, el Estado de México y la Ciudad de México.
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Opacidad en OPLES
Los institutos de Colima, Puebla, Guanajuato y Sinaloa no contestaron las solicitudes de MILENIO.
Los de Yucatán y Nayarit se reservaron los precios porque difundirlos “podría poner en riesgo la elección”.
Los OPLES de Aguascalientes y Durango desconocen los costos porque los gobiernos estatales imprimen el material en sus propios talleres.
Y el de Oaxaca dijo que todavía no firmaba ningún contrato; después, la licitación se declaró desierta y no se le adjudicó a ningún proveedor.
A tal incertidumbre se suma la destitución presuntamente irregular de la consejera presidenta de ese instituto.
El extraordinario caso de Quintana Roo
A pesar de que sólo requiere de 3.3 millones de boletas para poder elegir a 25 diputados y 11 alcaldes, el IEQROO tendrá que pagar 86 millones de pesos por la impresión de material y documentación electoral.
La cifra es mayor a los 84.9 millones de pesos que pagará Jalisco, por ejemplo, que requiere de 21.3 millones de boletas para elegir más cargos que en Quintana Roo: la gubernatura, 125 alcaldes y 38 diputados locales.
Litho Formas también tiene contratos con otras nueve entidades, pero sólo en Quintana Roo aplicó costos tan elevados.
El IEQROO y Litho Formas pactaron tales sobrecostos como resultado de un proceso de licitación que podría ser cuestionable.
El 4 de marzo, el IEQROO anunció la licitación para contratar dos servicios: la impresión de la documentación electoral y la producción del material complementario.
Siete empresas compraron las bases, pero solo cuatro presentaron propuestas económicas.
Dos semanas después, el 20 de marzo, el instituto informó que ninguna compañía, incluida Litho Formas, cumplía con los requisitos.
A pesar de esto, el IEQROO, que preside Rubí Pacheco Pérez, decidió, por adjudicación directa, contratar a Litho Formas para imprimir la documentación y a Corporativo Zeg, que ni siquiera había concursado, para producir los demás materiales.
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Rechazan lo público, benefician a privados
Litho Formas, radicada en el Estado de México y propiedad de Francisco Simón Galindo, es una de las siete empresas privadas que se repartieron el mercado de impresión de papelería electoral en el país.
Como es costumbre, este año, para imprimir las boletas de las elecciones federales, es decir, las de Presidencia, diputados y senadores, el INE contrató a Talleres Gráficos de México (TGM), empresa pública del Estado.
En cambio, en los estados, los tuvieron la libertad de decidir si contrataban a la empresa del Estado o a compañías privadas.
Sólo diez institutos firmaron contratos con Talleres Gráficos de México y otros 16 optaron por siete empresas particulares.
Así fue como Litho Formas consiguió contratos con diez institutos electorales. Formas Inteligentes logró contratos con cuatro, y Gráficas Corona JE, con dos.
MOVA Printing Solutions, Corporativo Zeg, Print LSC Communications y Campizzo firmaron contratos con un instituto cada una.
La decisión que tuvieron que tomar los OPLES, entre contratar a TGM o a empresas privadas, también implicó elegir si preferían que la custodia de la producción y traslado del material estuviera a cargo del Ejército y la Guardia Nacional o a cargo de empresas de seguridad privada, las cuales deben ser contratadas por las imprentas particulares.
Tres candados para cuidar las boletas
Más allá de los sobrecostos en la impresión, ya sea que se contrate a TGM o a una empresa privada, la producción, traslado y resguardo final de los materiales tiene ─al menos─ tres candados, explicó Edmundo Jacobo, exsecretario ejecutivo del INE a MILENIO.
El primer candado comienza con la presencia de las autoridades electorales y de un cuerpo de seguridad (puede ser el Ejército o una corporación privada) mientras se imprimen las boletas, es decir, permanecen ahí durante varias semanas.
Luego, durante el traslado hacia los consejos distritales, la papelería electoral es resguarda por la Guardia Nacional y el Ejército o la policía estatal.
El segundo candado es muy importante y comienza una vez que el material llega a estos consejos distritales, porque las autoridades revisan que todo esté completo y arman los paquetes electorales que llegarán a las casillas.
A partir de aquí, la custodia física corre a cargo del Ejército.
“En cada distrito hay un pelotón de soldados que vive ahí. Se hacen instalaciones especiales, con dormitorios, cocinas y baños, para que estén listos para recibir la documentación y custodiarla, hasta que se califique la elección. Viven ahí unos tres meses”, detalló Jacobo.
Finalmente, el tercer candado se cumple el día de la votación. Antes de que se abra la casilla, el presidente de la mesa directiva pone el material a la vista de todos: funcionarios, representantes de los partidos, de los candidatos y observadores electorales.
“Así, si alguien quisiera hacer trampa y produce de más, ¿en dónde va a meter esas boletas? Está a la vista de mucha gente. Se ha hecho una cadena de custodia muy compleja, delicada y bien armada, justamente para evitar que los tramposos hagan trampas”, afirmó Jacobo.
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HCM