En 24 años, solo el 63 por ciento de los mexicanos han votado en las elecciones presidenciales

Para las próximas elecciones del 2 de junio, se espera un desafío para atraer a los votantes, especialmente en regiones afectadas por la violencia y la desconfianza en las instituciones electorales.

Histórico y actual: La participación electoral en México y sus desafíos | Foto : Ariana Pérez | Especial
Rafael López Méndez
Ciudad de México, México /

En México, las tres transiciones políticas han tenido en común que 63 por ciento de los electores han acudido a las urnas, la elección más discutida de este siglo tuvo apenas 58 por ciento y el miedo por la violencia y una contienda que vio a uno de los candidatos morir asesinado, logró un histórico 77 por ciento de participación.

El principal desafío que enfrentarán los partidos políticos y las instituciones electorales en las elecciones del próximo 2 de junio será convocar a los mexicanos a las urnas.

En el continente americano, 63 por ciento de votación alcanzado en México en el 2000, 2012 y 2018, se ubica como el cuarto más bajo, lejos de los promedios que se obtienen en naciones como Argentina, Brasil, Uruguay y Ecuador, donde la participación ciudadana se acerca o supera el 80 por ciento.

El interés de la sociedad mexicana en la política solo alcanza para superar los porcentajes de Chile, Colombia y Estados Unidos, donde se encuentran las proporciones más bajas con 49.1, 53 y 61.9 por ciento, respectivamente, en sus últimos procesos electorales.

El contexto político del país podría influir para que más mexicanos salgan a votar en las elecciones presidenciales y se registren mejores niveles de votación, de acuerdo con Arturo Espinoza, director del Laboratorio Electoral.

“Estamos en una elección polarizada de alta competencia y, aunado a la intervención inédita del presidente Andrés Manuel López Obrador en la vida electoral, son temas que motivan a la gente a salir a votar porque se dan cuenta de que el voto masivo puede definir los resultados”, explicó.
Casillas en la zona de Polanco, Ciudad de México | Foto: Juan Carlos Bautista

Actualmente, el músculo que apoya a la llamada cuarta transformación cuenta con una base que ha aportado por lo menos 15 millones de votos en las últimas tres elecciones presidenciales y que se elevó hasta a 30 millones en 2018. En esta ocasión, la candidata presidencial Claudia Sheinbaum ha pedido un voto masivo para cumplir con el “Plan C” que requiere mayoría absoluta porque plantea modificar la Constitución y tocar al Poder Judicial y a organismos autónomos.

Por el lado opositor, se han registrado diversas movilizaciones de la llamada marea rosa en las ciudades más importantes del país, que desplegaron a cientos de miles de personas en al menos tres marchas en el último año. Además, la aspirante opositora Xóchitl Gálvez también ha hecho un llamado para lograr al menos 62% de votación y así tener posibilidades de triunfo.

Pese al alto interés político, también existen factores que pueden desalentar el ánimo de participar en las elecciones, como los altos niveles de violencia provocados por grupos criminales en zonas específicas del país y la tambaleante confianza que generan las instituciones electorales.

“El más evidente es el estado de violencia que existe en muchas regiones del país, no solo violencia criminal, sino que hay una tendencia de violencia política. Se están rompiendo récords de homicidios y amenazas a candidatos, y eso puede desalentar la participación de la ciudadanía”, explicó el especialista en temas electorales Javier Martín Reyes.

Por su parte, Arturo Espinoza adelanta algunas zonas del país que son propensas a tener una baja votación: “La violencia sí puede ser un inhibidor en algunas regiones de estados que presentan esta problemática como Chiapas, Guerrero o Michoacán”.

Coincidentemente, Guerrero y Michoacán se encuentran entre los estados con más bajas participaciones en las últimas cinco elecciones presidenciales.

¿Cómo han sido las votaciones en los últimos 30 años?

La elección de 1994 sigue siendo un punto de referencia en términos de participación electoral, influenciada por eventos críticos como el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas el primer día del año, coincidiendo con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.

Además, se cometió el magnicidio del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, en marzo de aquel año, lo cual derivó en que Ernesto Zedillo asumiera la candidatura y enfrentara al panista Diego Fernández de Cevallos y al perredista Cuauhtémoc Cárdenas, en una elección que logró un 77.16% de participación ciudadana.

Desde entonces, los comicios posteriores registraron menores niveles de participación: 63.97% en 2000, 58.55% en 2006, 63.14% en 2012 y 63.42% en 2018. 

La elección de 1994 sigue siendo un punto de referencia sobre cómo los eventos sociopolíticos pueden impactar la participación electoral de una nación.

Aspecto de votaciones en una casilla de la Colonia Roma, Ciudad de México | Foto: Jesús Quintanar

En el análisis realizado por MILENIO de las últimas cinco elecciones presidenciales, los promedios de participación por entidad federativa difieren significativamente. La Ciudad de México y Yucatán destacan como las entidades con mayor participación electoral, con promedios del 71.73% y 71.55%, respectivamente.

Por otro lado, Baja California presenta la menor participación electoral con una media de 57.97%. Este estado, destaca que la cercanía de sus ciudades más importantes con Estados Unidos genera un mayor distanciamiento con la vida política del país, según un estudio realizado por el Colegio de la Frontera Norte.

En la lista de los estados más apáticos se encuentran Chihuahua con una media de 58.14%, Guerrero con 58.29%, Michoacán con 59.93% y Durango con 60.77%.

MO

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