Nueve imprentas privadas acapararon la producción de las boletas que se usarán en las elecciones locales de 19 estados, por lo que recibirán el 57 por ciento del presupuesto público destinado para ello.
Algunas de esas empresas consiguieron contratos mediante adjudicaciones directas y concursos sin competencia real, de acuerdo con una revisión realizada por MILENIO a los procesos de licitación.
Desde agosto, el Instituto Nacional Electoral (INE) invitó a los 32 institutos estatales a sumarse al convenio que firmó con Talleres Gráficos de México (TGM), la empresa del Estado, para que la impresión de sus boletas y demás papelería electoral les saliera más barato, tuviera mayor calidad y su producción estuviera vigilada por el Ejército.
Pero 19 de los 32 Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES) no le hicieron caso al INE y prefirieron contratar a otras empresas.
Eso representó para los privados una bolsa de, al menos, 723.7 millones de pesos, es decir, el 57.22 por ciento de los mil 264 millones de pesos que los institutos locales destinaron para ese fin.
Los pagos a privados son mayores, pero los institutos de Oaxaca y Yucatán no transparentaron los montos de sus contratos, mientras que el de Guanajuato no hay información ni de su proveedor ni del pago.
Únicamente 10 institutos electorales aceptaron sumarse al convenio del INE con Talleres Gráficos de México, mientras que los OPLES de Aguascalientes y Durango imprimieron su papelería en los talleres oficiales de sus gobiernos estatales.
De las nueve empresas, la más beneficiada es Litho Formas porque facturó más de 329 millones de pesos en 11 contratos.
Se trata de la compañía que impuso al instituto de Quintana Roo sobrecostos de entre el 250 y el 10 mil por ciento en sus boletas y material electoral, como lo reveló MILENIO.
Las otras ocho empresas que se repartieron el mercado son, de mayor a menor monto facturado: Gráficas Corona JE, con 142.4 millones de pesos; Formas Inteligentes, con 129.5 millones de pesos; Formas Finas y Mareriales, con 55.3 millones de pesos; Corporativo Zeg, con 28.4 millones de pesos; Mova Printing Solutions, con 23.4 millones; Cajas Graf, con 14.4 millones de pesos, Print LSC Communications, con 10.5 millones y Campizzo, con 661 mil 226 pesos.
Sin competencia real
En varios casos, las contrataciones fueron decisiones unilaterales sin buscar el mejor precio o sin que hubiera una competencia real.
MILENIO obtuvo vía transparencia casi todos los contratos firmados entre OPLEs y empresas privadas, así como la documentación de sus procesos de licitación, para conocer cómo fueron los concursos.
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Algunos institutos no contestaron las solicitudes de transparencia o entregaron sólo algunos datos y no publicaron las licitaciones en sus sitios de internet.
Litho Formas consiguió sus 11 contratos de diferentes maneras, casi todas sin competir.
En Quintana Roo se benefició de una adjudicación directa, luego de que ocho empresas, incluida Litho Formas, fueron descalificadas de una licitación previa porque ninguna cumplía los requisitos de la convocatoria.
El contrato de Litho Formas con el instituto de Oaxaca también lo consiguió por adjudicación directa, pues el OPLE dejó para último momento, fines de marzo, la contratación de las impresiones.
Con el tiempo encima y sin buscar el mejor precio, el instituto de Oaxaca asignó el trabajo a tres empresas: Litho Formas, Corporativo Zeg y Formas Finas y Materiales.
En Morelos, Sonora y Veracruz, se convocó a licitación pública, pero en los tres casos sólo Litho Formas presentó propuesta económica. No hubo competencia.
En Querétaro y Zacatecas, concursó con Formas Inteligentes, pero ésta fue descalificada antes de presentar su propuesta económica y sólo Litho Formas entregó cotización.
Del contrato con San Luis Potosí no hay información pública de cómo le fue asignado.
‘Dedazos’ y opacidad
Gráficas Corona obtuvo dos contratos con el instituto de Sinaloa por adjudicación directa, porque igual que Oaxaca, el OPLE dejó para finales de marzo la selección de la imprenta y decidió a sus proveedores sin comparar precios. El otro elegido fue Formas Finas y Materiales.
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En Puebla y Yucatán, Gráficas Corona ganó la licitación, pero no hay información disponible sobre qué otras empresas participaron.
De los cuatro contratos que obtuvo Formas Inteligentes, en tres casos no hay información de cómo ganó porque el instituto de Nayarit reservó toda la información y los de Tlaxcala y San Luis Potosí no la entregaron ni la publicaron en su sitio.
Corporativo Zeg obtuvo dos contratos por adjudicación directa: el de Quintana Roo, donde ni siquiera compitió en la licitación previa donde todos los participantes incumplieron los requisitos, y el de Oaxaca, donde se eligió proveedor de último momento.
Sobre los contratos de Campizzo y Print LSC Communications en San Luis Potosí no hay información disponible.
¿Es seguro imprimir con privados?
Ya sea que se imprima con TGM o con privados, la producción, traslado y resguardo final de los materiales tiene, al menos, tres candados, asegura Edmundo Jacobo, exsecretario ejecutivo del INE.
En entrevista con MILENIO, asegura que el primer candado implica la presencia de las autoridades electorales de los estados y del cuerpo de seguridad que contrate la imprenta ─puede ser el Ejército, en el caso de TGM, o una corporación privada, en el caso de los privados─ mientras se imprimen las boletas, es decir, durante varias semanas.
El segundo candado es muy importante y comienza cuando el material llega a los consejos distritales, porque ahí las autoridades electorales revisan que esté completo y arman los paquetes para cada casilla.
A partir de aquí, la custodia corre exclusivamente a cargo del Ejército.
“En cada distrito hay un pelotón de soldados que vive ahí. Se hacen instalaciones especiales, con dormitorios, cocinas y baños, para que estén listos para recibir la documentación y custodiarla, hasta que se califique la elección. Viven ahí unos tres meses”, detalla Jacobo.
Finalmente, el tercer candado se cumple el día de la elección. Antes de que se abra la casilla, el presidente de la mesa directiva pone el material electoral a la vista de todos: secretarios, escrutadores, representantes de los partidos y de los candidatos y los observadores electorales.
“Así, si alguien quisiera hacer trampa y producir de más, ¿en dónde va a meter esas boletas? Están a la vista de mucha gente. Se ha hecho una cadena de custodia muy compleja, delicada y bien armada, justamente para evitar que los tramposos hagan trampas”, dice Jacobo.
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EHR