Los últimos cinco presidentes tienen en común una sola cosa, y es que ganaron los padrones más importantes entre los fuertes: Jalisco, Puebla y Nuevo León.
Quien ha ganado la Presidencia, ha ganado siempre esos tres estados, incluso si pierden la Ciudad de México y el Estado de México, que son los dos padrones más grandes del país. Calderón no ganó ninguno de esos dos, Peña no ganó la capital y el imbatible López Obrador no ganó Guanajuato.
Estados con las listas nominales más grandes
De los 98 millones de ciudadanos de la lista nominal, casi la mitad, 48 por ciento, se hallan en siete entidades, al sumar 47 millones, 967 mil 543 votantes potenciales:
- Estado de México
- Ciudad de México
- Jalisco
- Veracruz
- Puebla
- Guanajuato
- Nuevo León
Los estados con elección de gobernador suman 39 millones 594 mil 838 votantes, equivalente a 40 por ciento.
En 1994, Ernesto Zedillo ganó esas siete entidades, mientras solo hubo una elección de gobernador en ese mes de agosto y el PRI también la ganó.
Para el año 2000, Vicente Fox también triunfó en el top 7 de las entidades con mayor número de votantes en México y de su mano, el PAN ganó tres de las tres gubenaturas que se disputaron en aquel 2 de julio.
En la cerrada elección de 2006, Felipe Calderón ganó solo cuatro de los siete padrones más importantes, con Jalisco, Puebla, Guanajuato y Nuevo León, mientras el PAN ganó tres de seis gubernaturas que incluyeron la competencia.
En 2012, Enrique Peña solo ganó seis de siete entidades del top ten, pues perdió la Ciudad de México, y su partido, el PRI, logró tres de siete gubernaturas que se renovaron.
Y ya para 2018, Andrés Manuel López Obrador ganó seis de las siete entidades con mayor padrón electoral y su partido, solo perdió en Guanajuato, mientras Morena y sus partidos aliados ganaron cinco de nueve gubernaturas disputadas.
La lógica indica que si un partido gana un gobierno estatal, el candidato presidencial también tendría esa victoria a nivel local, pero no siempre sucede así y ahí ha estado la clave de la operación electoral.
Las maquinarias partidistas son capaces de operar un voto diferenciado que está en contra o a favor de un candidato presidencial.
Triunfos presidenciales
Así, en 2018, Andrés Manuel López Obrador no solo ganó en todas las entidades a excepción de Guanajuato. Fue capaz de elevar las votaciones obtenidas por los candidatos a gobernador que también dieron el campanazo con victorias arrolladoras; mientras los candidatos a gobernador de Morena obtuvieron en promedio 38 por ciento de votación, el candidato presidencial López Obrador llegó a 54 por ciento, es decir superó en 16 por ciento el promedio de votación de esos candidatos de Morena y sus aliados.
En 1994, Ernesto Zedillo obtuvo 54.7 por ciento de los votos en la única entidad con elección de gobernador concurrente y se colocó 4.2 por ciento arriba de la votación alcanzada por el ganador, también de su partido que alcanzó solo 50.5 por ciento.
En 2000, Vicente Fox alcanzó 49.9 por ciento de los votos en las tres elecciones donde contendieron también por la gubernatura, un porcentaje 1.3 por ciento superior al alcanzado por los candidatos de su partido, que llegó a 48.6 por ciento.
En 2006, Felipe Calderón tuvo 1.8 por ciento más votos en las seis entidades donde hubo elección de gobernador pues promedió 30.8 por ciento y sus compañeros candidatos a gobernador, 29 por ciento.
El único candidato presidencial que estuvo debajo de la votación que alcanzaron los aspirantes a gobernador de su partido, pues mientras alcanzó 36 por ciento de la votación en promedio en las siete entidades donde se renovó la gubernatura, ellos alcanzaron 41 por ciento de promedio, es decir 5 por ciento más.
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HCM