De Elías Calles a Zedillo, la ruta de los presidentes tras su investidura

Política

En diversos escenarios han sido ungidos los presidentes de la República: un estadio, el Auditorio Nacional, la antigua Cámara de Diputados, Bellas Artes y San Lázaro; Salinas de Gortari fue el último en caminar por Corregidora.

En un famoso restaurante de La Merced han coincidido los presidentes, quienes han disfrutado de los guisos en el lugar. (Humberto Ríos Navarrete)
Ciudad de México /

Son diferentes las rutas que han tomado los presidentes de México luego de ser investidos, así como los lugares en los que han sido declarados mandamases de la República. Desde la antigua Cámara de Diputados, situada en Donceles y Allende, pasando por estadios deportivos, el Auditorio Nacional y San Lázaro, lugares hasta los que llegaron con séquitos, después de recorrer avenidas, ya sea en auto o en camiones, y de ahí enfilar a Palacio Nacional.

Plutarco Elías Calles, quien tomó protesta en el Estadio Nacional, en la Magdalena Mixhuca, viajó en un carro descapotado hacia el Zócalo, igual que el general Lázaro Cárdenas; lo mismo hizo Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, quienes, en cambio, fueron investidos en el Palacio de Bellas Artes. Luis Echeverría y José López Portillo, por su parte, fueron ungidos en el Auditorio Nacional, dice la historiadora Mónica Tapia, de la biblioteca del Palacio Legislativo de San Lázaro

Así luce la calle Corregidora, esquina con Roldán, en La Merced; al fondo se encuentra el Palacio Legislativo de San Lázaro. (Humberto Ríos Navarrete)

Ahora habrá que hacer una travesía por La Merced. La guía es Luisa Cortés, conocedora del barrio, con quien se caminará en busca de vecinos que recuerden el paso de presidentes recién investidos, sobre todo el último en transitar sobre la calle Corregidora, y varios coincidirán en que fue Carlos Salinas de Gortari, que hizo amistad con Guillermina Rico, lideresa priista de ambulantes, ya fallecida, que controló la zona durante años. 

Le decían La Jefa, Guille o Doña Guille; su voz imperaba en el barrio. Moriría el 4 de septiembre de 1996; se calcula que a su sepelio asistieron alrededor de cuatro mil vecinos. Es recordada como "una buena persona"; y con su muerte, dicen, terminaría una época, pues la zona se fragmentó, ya que ahora "hay un líder en cada cuadra". 

La señora Alma Delia Olivas Duarte, propietaria de Café Bagdad, ubicado en Plaza El Aguilita, llegó de Chihuahua en 1982, donde se casó con el que sería su esposo, un comerciante de La Merced. 

En aquel año construyeron la Central de Abasto en Iztapalapa, de modo que la mayoría de los comerciantes desalojaron las bodegas de La Merced. "Parecía que esta zona de la ciudad había sido bombardeada", recuerda.

Frente a su casa estaba el famoso restaurante Chon. Un día de 1982, Alma Delia, que en ese año tenía 24 años, supo que ahí estaba Miguel de la Madrid, entonces presidente de la República, y fue a pedirle un autógrafo. "Para la señorita Alma Delia", firmó el mandatario, al que ella recuerda como "un hombre guapo, hermoso, decente".

Desde hace un tiempo el restaurante Chon se cambió a la vuelta. Es atendido por el mismo chef, Fortino Rojas Contreras, de 76 años, quien ofreció sus guisos a los presidentes De la MadridSalinas y Ernesto Zedillo, quien accedió a tomarse una foto con él. 

"Don Fortino es el cocinero más querido del barrio", comenta Luisa Cortés. "Ha rescatado la comida tradicional". 
Fortino Rojas Contreras es el chef del restaurante Chon, en el que han comido De la Madrid, Salinas de Gortari y Zedillo. (Humberto Ríos Navarrete)

En el restaurante también fueron atendidos la argentina Evita Perón, un emperador chino, dos mandarines y Lola Beltrán, entre otros, se enorgullece Fortino Rojas, oriundo de Acatzingo, Puebla, municipio del que fue traído a la capital cuando él tenía dos años de nacido. 

En la zona está La Plaza del Aguilita, remodelada durante la administración de Marcelo Ebrard, ya como jefe de Gobierno, quien en febrero de 2011 inauguró el pasaje de los Niños Dios, ubicado en la calle de Talavera, conocido como Corredor Cultural Religioso. 

Algunos presidentes de la República, ya sea recién ungidos o los que pasaban a presentar su informe anual desde San Lázaro, enfilaron sobre la calle de Corregidora, que divide La Merced, desde José María Pino Suárez, a un costado de Palacio Nacional, a la avenida Congreso de la Unión. 

En Corregidora y Roldán, en La Merced, hay movimiento normal de comerciantes a un día de la investidura de AMLO. (Humberto Ríos Navarrete)
"Hacíamos vallas, nos citaban a todos desde temprano", recuerda el comerciante Martín. "Éramos felices con La Jefa, que en paz descanse", añade, en referencia a Guillermina Rico, cuyo hijo, Salvador, dice que desde las azotea "lanzaban costales de cuadritos de papel". 

Otro comerciante, Pablo Gómez Rodríguez, de 54 años, quien vende patines sobre Corregidora y Roldán, dice que "Doña Guille sacaba sus tinas con refrescos y les regalaba a todos, incluidos los soldados". Gómez tenía 18 años de edad y en esa esquina vendía jugos y licuados. 

"Desde una noche antes llegaban policías y granaderos y no había paso", dice Luisa Cortés. "Doña Guille, La Jefa, pedía que gritáramos muy fuerte", añade Gómez Rodríguez. "Aquí, en esta esquina, hizo una parada Salinas para saludarla; los dos eran grandes amigos; siempre ha sido su casa aquí, en la calle de Roldán". 

—¿Y ahora cómo están las cosas? 

—Antes había más control, ahora hay varios líderes– responde Gómez.
José Cupich, de 67 años, dueño de Pepe, artículos y vestidos para niños Dios, comenta que "Salinas se quería ganar al pueblo y por eso era compadrazo del alma de de Doña Guille".   

—¿Cree que López Obrador pase por la zona? 

—Es un secreto a voces– asegura Pablo Gómez. 

VJCM​

  • Humberto Ríos Navarrete

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