Del beisbol y las artes marciales, a la coordinación del PRI, él es Elías Rescala

Lado B

Padre de un pequeño a quien trata de inculcarle el amor a la patria tal y como se lo enseñó su abuelo.

Asegura que, cuando las vicisitudes de la vida le hacen pasar un mal momento, todo se arregla con tacos al pastor. (Iván Carmona)
Toluca /

Para el coordinador de la fracción parlamentaria del PRI en la Legislatura mexiquense, Elías Rescala Jiménez, las artes marciales le dieron sentido de disciplina y perseverancia en su vida profesional. Hasta el quinto semestre de la preparatoria estaba seguro de ser médico como su padre, sin embargo, se decidió por la abogacía.

Oriundo de Ciudad de México, pero con residencia en Naucalpan desde los cinco años de edad, es hijo de un médico y una docente exitosos que lograron inculcarle, junto a su hermano, un entorno familiar apto para el desarrollo cognitivo de sus talentos y emociones.

Amante del deporte, a los nueve años inició en el beisbol al jugar en la Liga del Colegio Tomás Jefferson, en donde estudiaba, y del cual se volvió pieza fundamental para el equipo, pero en la adolescencia halló en las artes marciales el sentido de disciplina y salud mental que actualmente pone en práctica.

Hoy es cinta negra en Kempo japonés, el cual continúa practicando físicamente, pero la enseñanza oriental la aplica ahora en diferentes “campos de entrenamiento”, entre ellos el de la administración pública al ser uno de los principales artífices de la política mexiquense.


Padre de un hijo a quien trata de inculcarle el amor a la patria tal y como se lo enseñó su abuelo, está convencido de que, cuando las vicisitudes de la vida le hacen pasar un mal momento, todo se arregla con unos tacos al pastor. Este es su Lado B.

¿Dónde naces, qué estudiaste?

Estudié Derecho en la Universidad del Norte y tengo una maestría en Derechos Humanos en la Universidad Carlos Tercero, de Madrid, y básicamente es la parte de mis estudios. Tengo un hermano y mis papás que están vivos gracias a Dios, ese fue mi entorno.

Mi relación con mi hermano muy bien; le llevo un año ocho meses, entonces somos muy cercanos y los mejores amigos porque tenemos una relación muy cercana, muy franca desde niños.

Yo lo cuidaba y lo protegía hasta que empezó a pelear, porque los dos hicimos artes marciales, entonces, la verdad es que mi hermano tiene unas muy buenos dotes de artista marcial, es bastante mejor que yo y más alto, entonces ya la pelea no me convenía.

Soy cinta negra en Kempo japonés, estuve 12 años y fue parte de mi historia de vida y nunca he dejado de hacer artes marciales, de alguna manera sigo practicando.

¿Cómo lo adaptas a tu vida?

Las artes marciales, además de que dan disciplina cuando uno es adolescente, te ayudan a entrar a una constancia y a ser perseverante y entrar en un entorno competitivo donde uno no puede fallar, entonces la verdad es que se hace uno de las artes marciales porque generan esa clase de disciplina y no es solo física, es mental, emocional.


Tuve un maestro muy bueno que en su momento me proporcionó todos esos elementos que no había tenido en algún otro deporte.

Hice nueve años beisbol, pero fue más un deporte de diversión al que le agarré mucho cariño, después me incliné por practicar las artes marciales.

¿Y el beisbol?

Empecé a los nueve años y de allí estuve jugando en un equipo de la Liga Satélite con el equipo de la escuela, de la Tomás Jefferson y en esa liga estaban escuelas como Cristóbal Colón y varias escuelas de la zona, y la verdad es que nos fue muy bien, fuimos campeones todos los años y bueno yo era parte importante del equipo porque jugaba el juego de estrellas en varias posiciones, a veces como capitán.


El equipo era muy importante allá, nos disputamos bien las finales. Tuvimos siete u ocho campeonatos, éramos el equipo a vencer. Después algunos de los compañeros del equipo les dio por la fiesta y se deshizo el equipo, fue triste, porque me quedé con las ganas de seguir jugando.

Después me interesaron las artes marciales, es lo que me da la disciplina, la salud mental, la buena alimentación, todo ello.

¿Cómo entras a la política?

Siempre fui una persona muy apegada a mi abuelo, fue militar y fundador del Batallón de Transmisiones del Ejército, un apasionado por México; las fiestas más importantes para él eran el 15 y 16 de septiembre, entonces todos los 15 de septiembre era una fiesta familiar muy importante, más allá de los cumpleaños de uno o de otro, del abuelo o de la abuela, la del 15 de septiembre era una emotiva reunión familiar. Después del grito de Independencia del presidente, mi abuelo se paraba y hacía lo mismo en casa, el propio grito, el de la familia.

Hasta el quinto semestre de prepa yo quería ser médico, para lo cual tenía una gran afinidad, pero en ese momento me encantó por estudiar Derecho porque me encanta la administración pública, por todo este cariño, amor y pasión por México que mi abuelo me inculcó, esa es la verdad.


¿Qué te gusta comer?

Mi comida favorita son los tacos al pastor y creo que no hay nada mejor en el mundo que eso. Desde niño los probé, pero me acuerdo que cuando me cortaba una novia, estaba triste e iba a los tacos y me ponía feliz.

¿Y la familia?

Me casé a los 33 años y me divorcié a los 35. Tengo un hijo de esa relación. Con ella tengo una extraordinaria relación y evidentemente esto abona para lo que ella y yo tenemos en común: nuestro hijo.

Quiero darle un buen ejemplo, que se sienta orgulloso de su papá como yo me siento del mío, o de mi abuelo o de mi madre.

MMCF

  • Fabián Rodríguez

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