El Astillero de Marina 1 ubicado en Tampico, Tamaulipas, encabeza la lista de construcción de buques sobre seis más que existen en el país.
El capitán de navío Jesús Manuel Gómez Álvarez, director de Proyectos y Construcción Naval, explicó que su producción la establecen en función de la demanda en la región y en esa zona han hecho al menos, 27 buques camaroneros, entre otros.
“Llevamos 104 cascos o buques, este es el Astillero de Marina que más buques ha construido a lo largo de los 65 años que han realizado esta actividad, la demanda de buques varía dependiendo la región del país, aquí eso ha permitido que se tenga mayor número de cascos construidos, hay camaroneros, chalanes, remolcadores, pesqueros, patrullas oceánicas, entre otras”.
Astillero de Marina (Astimar 1) fue fundado en 1930; pasó al gobierno federal en 1937 y en 1941 se incorporó a la Secretaría de Marina. Los antecedentes que se tienen en la construcción de buques datan de 1955.
El capitán precisó que la construcción de un barco la inician en el patio de acero, a donde llega todo el material nacional, incluido el aluminio.
La siguiente etapa es el trazado y corte de piezas o elementos estructurales para lo que emplean tecnología de punta como dos equipos de corte por control numérico que les permite realizar acciones mucho más rápidas y de forma automática, ahorrando tiempo y reduciendo las horas hombre que normalmente se requerirían.
Posteriormente, pasan al ensamble para conformar las paredes, un amparo y una cubierta, además de hacer los bloques que se van a unir al final para darle forma al buque.
Para esos trabajos se prefiere el aluminio, porque disminuye el peso y al final esto reditúa en el consumo de combustible, porque mientras menos peso haya, se exige menos demanda de potencia, aunque ese material es más caro, refiere el capitán Gómez Álvarez.
Precisó que los buques se construyen invertidos para facilitar la soldadura, en donde no solo hay hombres, sino también mujeres que se dedican a esta actividad, ahora que ha tomado fuerza la equidad de género.
Después de que se logra todo esto, menciona, viene la botadura del barco con una ceremonia presidida por autoridades y una vez que ya está en el agua se procede con el trabajo eléctrico, mecánico, tuberías, instalación de equipos y el amueblado. Y finalmente, se hacen las pruebas de funcionamiento antes de entregarlos.
En la estructura organizacional hay cinco directores de área que están a cargo de los 600 elementos navales que llevan todo el proceso de construcción, que dependiendo el tamaño y el tipo de casco (buque), pueden tardar de 12 a los 18 meses en terminarlo.
En esta estructura, está el director de área de Proyectos y Construcción Naval, que tiene 214 elementos a cargo; en Reparación Naval tanto de buques Marina como de particulares hay 159 elementos; en Mantenimiento son 55 elementos y Servicios a la Producción que son 92 personas y la parte Administrativa que son 80.
Sin embrago, cuando hay proyectos grandes requieren personal eventual que contratan en la localidad, incluso, cuentan con una bolsa de trabajo de al menos 500 trabajadores paileros, soldadores, tuberos, maniobristas y electricistas.
“Nunca están al mismo tiempo, se labora en tres turnos, que es la mejor manera de trabajar, de acuerdo a las estrategias de las cinco dependencias a cargo del totalidad de las operaciones”, explicó el capitán quien lleva más de 30 años de servicio.
En los trabajos más recientes se entregaron 10 patrullas costeras clase Tenochtitlán cuya construcción comenzó en el año del 2011 y las terminaron en 2018.
En estos momentos, tienen lista una patrulla oceánica clase Oaxaca de nombre Tabasco, que se encuentra en el río Pánuco y solamente se le están haciendo las pruebas pertinentes para que pueda ser entregada.
Durante el recorrido realizado por MILENIO en esta nueva embarcación, se mostró el interior de la misma y se informó que fue diseñada por la Armada de México para su propio uso. Adecuada con la mayor seguridad posible para evitar pérdidas en caso de cualquier contingencia.
Usa el concepto trinomio buque-helicóptero-interceptora, una innovación a nivel mundial para este tipo de buques, ya que el trinomio permite ampliar el radio de acción en las operaciones realizadas con un ahorro sustancial en los costos de operación, se incrementa el área de cobertura de vigilancia y se obtienen mayores resultados en la detección e intercepción de naves. Este buque puede pasar 30 días en altamar sin tocar puerto.
Ese tipo de embarcaciones se utilizan en la vigilancia oceánica, patrullaje de la zona económica exclusiva, búsqueda y rescate; apoyo a la población civil en caso de desastre; apoyo marítimo y presencia disuasoria en contra de buques y aviones infractores en ambos litorales, así como en operaciones de conflictos de mediana intensidad.
Cuenta con dos lanchas de salvamento autoadrizables e inundibles y su embarcación interceptora tiene una velocidad de 50 nudos, mejorada para optimizar sus capacidades operativas en el mar con interiores diseñados ergonómicamente. Asimismo, pueden operar un helicóptero embarcado.
Actualmente durante la contingencia ocasionada por el virus del covid-19, se encuentran laborando bajo estrictas medidas sanitarias que comienzan desde la entrada a sus instalaciones, con la desinfección de unidades, ropa y el mismo personal con uso de gel antibacterial, guantes, casco, caretas, la toma de la temperatura y una entrevista con el médico.
ledz