En Tetelcingo el machismo y el cacicazgo son parte de la vida cotidiana: comienza en sus calles, donde fueron construidos mingitorios para que los hombres puedan orinar, y culmina en su sistema político que impide a sus mujeres acceder a puestos de elección popular.
En la comunidad de raíces nahua, perteneciente al municipio de Cuautla, Morelos, se viven dos realidades: la de los usos y costumbres, que se aferra a un sistema democrático de asambleas y manos alzadas, donde las mujeres no son votadas; y la del desarrollo, impulsado por fraccionamientos de alberca y jacuzzi, centros comerciales y tiendas como Walmart, Liverpool y hasta un Starbucks: una paradoja de la democracia en 2022.
La violencia política comenzó en noviembre pasado, cuando Araceli Xixitla Zapotitla, manifestó sus intenciones de participar en una elección con su agrupación política Tenochti, conformada por mujeres y hombres con deseos de participar en las decisiones de Tetelcingo. A ella se le negó su derecho para ser votada, por lo que impugnó el proceso comicial convirtiéndose en un ejemplo a seguir para las compañeras de la comunidad, pero en una amenaza para los hombres, pues mantiene paralizada una elección que debió haberse realizado en diciembre pasado.
“En Tetelcingo hay cinco planillas, cinco personas que manejan los intereses políticos; hay un patriarcado todavía, donde la mujer no tiene el derecho o no tiene por qué estar en un cargo público; (quieren a) la mujer en sus casitas, atendiendo a los hijos… haciendo de comer”, dice en entrevista con MILENIO.
El delegado político de Tetelcingo, Lázaro Becerro Beltrán, en colusión con los representes de cinco planillas, todas conformadas por varones, decidieron que solamente ellos pueden participar “en atención a los usos y costumbres”, según se asentó en acta; la decisión fue avalada por el ayuntamiento de Cuautla, a cargo de Jesús Corona Damián.
Desde su origen, el proceso para elegir delegado estuvo plagado de irregularidades, con una convocatoria para realizar una asamblea que no tuvo difusión, con la negativa para inscribir a una nueva planilla y con trabas burocráticas para evitar que cualquiera que no estuviera dentro de su séquito participara.
El caso fue llevado al tribunal local, que dejó sin efectos dicha asamblea, y más tarde por la sala regional Ciudad de México, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que instruyó la reposición del proceso.
“Se negaron rotundamente, me dijeron que no me dejaban participar, nos amedrentaron, nos negaron la inscripción, incluso fuimos violentados por el ayuntamiento de Cuautla”.
A pesar de las resoluciones, el proceso sigue viciado, pues a la fecha no existe una convocatoria formal para convocar la reposición del proceso, que puede llevarse a cabo el próximo 15 de marzo cuando se realice una nueva asamblea a mano alzada.