El subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, dijo que México tiene que estar preparado para recibir a un importante número de migrantes que se convertirán en refugiados y en muchos casos, ciudadanos de nuestro país.
Comentó que estas personas, de distintas nacionalidades, se incorporarán al país y por ende a su economía, sociedad y cultura.
“Tenemos una gran recepción; en el territorio nacional tenemos alrededor de un millón de personas de otras nacionalidades viviendo en nuestro país, que es un porcentaje mínimo si lo comparamos con los flujos migratorios en Europa y aquí tenemos una gran capacidad para ofrecer oportunidades de desarrollo a población migrante”, expresó.
Al participar en el encuentro 'Atención a los Refugiados en el marco de la pandemia’, organizado con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), con motivo de la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos, Encinas sostuvo que México quiere crear un nuevo paradigma en materia de migración, refugio y otorgar las garantías de ejercicio pleno de los derechos humanos a las personas migrantes.
Lo que tenemos que hacer –dijo– es arraigar una de las mejores políticas del país, la cual ha sido la de asilo y refugio ante muchos problemas de discriminación que existen.
Por su parte, el titular de la Comar, Andrés Ramírez Silva, destacó que el organismo trabaja no sólo para que el proceso de reconocimiento de la condición de refugiado sea más ágil y permanezca vigente durante la contingencia sanitaria por coronavirus covid-19, sino también para garantizar que las personas en búsqueda de protección internacional tengan acceso a servicios que permitan su integración en la sociedad mexicana, siempre en el marco del respeto a los derechos humanos.
El representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en México, Mark Manly, enfatizó que el derecho de buscar y recibir asilo es esencial en el contexto actual.
“Estamos hablando de algo tangible y que abre la puerta al ejercicio de otros derechos humanos; implica que la persona que viene huyendo de una situación de guerra, violencia generalizada o violaciones serias a sus derechos humanos deba tener la posibilidad de entrar a otro país en donde pueda encontrar seguridad y protección, así como ser escuchada por las autoridades y no ser devuelta al territorio donde está en riesgo”, finalizó.
JLMR