Hace 20 años yo dije 'México se está colombianizando': Ernesto Samper

El ex presidente de Colombia aseguró que México estaba en el modelo colombiano en los ochentas, basado en del terrorismo, y que después entró en el modelo del narcotráfico y la narcocorrupción.

Ernesto Samper, ex presidente de Colombia, en entrevista con Sergio Gómez-Villareal. (Especial)
Ciudad de México /

El recuerdo le dibuja una sutil sonrisa a Ernesto Samper Pizano. Como quien se repite en la mente un “se los dije”, cuenta que hace 20 años lanzó la advertencia: México se está colombianizando.

Pero aquí no se le hizo mucho caso. Acababa de terminar su mandato en Colombia, de 1994 a 1998, justo durante el fin de una era y el inicio de otra, durante una importante reconfiguración del mapa delictivo.

Pablo Escobar acababa de morir y el hueco que dejaría el capo en el Cártel de Medellín sería aprovechado por otros, el Cártel de Cali y el Cártel del Norte del Valle ascenderían. En ese contexto, transcurrió su presidencia al frente del territorio donde salía la mayor cantidad de cocaína para el mercado global de la droga.

Con el aprendizaje que pudo haberle quedado, fue que dijo aquella declaración. Pero no sería sino varios años después que su afirmación sobre "la colombianización de México" sería adoptada casi como verdad indiscutible en este lado del mundo.

Nos fue recibido en un pequeño espacio dispuesto para la charla, en un hotel de Polanco. Habló frente a legisladores de la actual administración y junto a otro ex presidente, el español José Luis Rodríguez Zapatero que presenciaría buena parte de esta plática.

La mente de Samper viaja 20 años atrás y viene de vuelta a esta fecha en la que, según cree, México está experimentando un cambio.

En el marco de la guerra contra el narcotráfico aquí en México, el presidente Andrés Manuel ha hablado de amnistía. ¿Qué le podemos aprender al proceso de pacificación en Colombia?

Mira, si tienes una mirada local, pues obviamente hay que continuar con la lucha pero no trasladar esa lucha a los eslabones débiles, que son los consumidores, los campesinos, los microtraficantes. Aquí, es una guerra contra las organizaciones criminales que requiere extinción de dominio de sus activos, persecución de lavado de dólares, formas de interdicción.

Todo eso está bien. Pero si miramos las cosas desde afuera, la política prohibicionista, está haciendo aguas en el mundo. Tenemos 300 millones de consumidores, ya la gente no solamente consume nuestras drogas que eran las vegetales, están consumiendo drogas artificiales.

¿Es un llamado a los legisladores mexicanos a que esa lucha la hagan para terminar la prohibición?

Sí, pero no saltar del fundamentalismo prohibicionista, que es contra una pared, a lo que podríamos llamar el fundamentalismo legalizador, de dejar que todo funcione libremente y que entre el mercado y que haga lo que pueda.

¿Tendría que ser un monopolio del Estado?

Habría que entrar en una figura, para hablarle a los legisladores, de descriminalización. Se siguen considerando las conductas como conductas antisociales, no se invita, pues, a los niños a que tomen las drogas ni se permite el consumo ilimitado de las drogas sino que se le da un tratamiento de socialización y no un tratamiento punitivo.

Es decir, no vamos a meter a todo mundo a la cárcel; hay que establecer la diferencia entre un consumidor recreativo; un consumidor adicto, que requiere un tratamiento de salud; un consumidor cultural, como puede existir en algunas etnias, que es un uso inveterado de la droga; el consumo médico de las drogas. Por ejemplo, hoy en día se ve en América el boom de la cannabis medicinal y va a ser una gran paradoja que los países que pagamos los grandes costos por sembrar mariguana.

Costos humanos...

Costos humanos, sí, en los setenta, ochenta, como Colombia y México. La paradoja es que seamos los últimos en llegar al mercado que se abre.

El narco se infiltra donde puede. Usted, precisamente, ha sido investigado por esto, luego de su campaña. ¿Cómo evitar que la mano del crimen toque a la Cuarta Transformación y hablo de los eslabones más bajos de la administración, diputados locales, los mismos alcaldes?

Es un tema complejo porque la dialéctica de los narcos es “plomo o plata”. O sea, o te compro o te mato. Y esa es la dialéctica que hemos estado sufriendo, no solamente en Colombia, creo que de alguna manera México. Lo dije hace algunos años y me cayó todo mundo encima.

Hace 20 años, me platicaba...

Hace 20 años yo llegué y dije: “ojo, México se está colombianizando”. ¿Por qué? Porque vi que acá estaban ocurriendo los fenómenos de terrorismo, de sacrificio de las instituciones, de asesinato de periodistas, de jueces.

México estaba en el modelo de Colombia de los años ochenta, que fue el modelo del terrorismo. En los años noventa, entró el modelo del narcotráfico y la narcocorrupción, que afectó, efectivamente, los sectores políticos. El mío y muchas otras campañas.

¿Cómo se puede evitar eso? No hay sino una sola fórmula, la financiación estatal de las campañas políticas. Que no haya un solo peso, un solo dinero, que se recaude en las campañas que no sea resultante de compromisos que se hagan para utilizar fondos públicos, que tienen que darse obviamente contra unos resultados, unos reembolsos previstos, achicando la duración de las campañas ¡Campañas de un año! ¡Se vuelven costosísimas!

El Estado tiene que proveer los medios de comunicación, darles los espacios. A través de los sectores privados también, espacios suficientes. Las comunicaciones son el 60 por ciento de las campañas hoy en día, las redes hacen el contrario. Entonces, creo que la fórmula es financiación estatal de las campañas.

Andrés Manuel López Obrador… ¿Cómo ve su mandato?

Con mucha simpatía. Porque de alguna manera para los sectores progresistas de América Latina él es, voy a ponerlo entrecomillas, es “uno de los nuestros”. Creemos que tiene unos ideales que nos aproximan.

Y cuando dice “uno de los nuestros” ¿quién más está incluido?

De los sectores progresistas en general.

¿Qué personajes podría incluir ahí?

Eso sí, la lista es amplia.

¿Luis Inácio Lula da Silva?

Puedes poner a Luiz Inácio Da Silva, puedes poner a Dilma Roussef, a Alberto Fernández, que está en el ejercicio, a Cristina (Fernández), a Evo (Morales) a Rafael Correa; a todos los que estuvieron gobernando en los últimos años y otros que están llegando. Esos que creemos en que hay ciertos valores sobre los cuales se puede hacer un proyecto político. Como el valor de la igualdad, de la libertad, de la fraternidad.

Bernie Sanders ¿para México?

Bernie Sanders sería una maravillosa polarización en los Estados Unidos. Yo espero que todos los sentimientos negativos, que produce en la región el señor (Donald) Trump, se trasladen en simpatías por Bernie Sanders.

¿Y si no es Bernie Sanders y vuelve a ser Trump? ¿O si es alguien del establishment demócrata?

No, permítame ser algo optimista, por favor. La elección de Trump estaría inscrita dentro de la larga serie de episodios terroríficos que él mismo ha patrocinado. Es que él (Trump) ha acercado al mundo a una confrontación fatal. Es el responsable de que se haya agravado el calentamiento global, de que el mundo esté más cerca de una guerra nuclear, de que haya una guerra comercial con China, que afectaría por igual a todos los países del mundo.

¿Es quizá el momento para que México asuma el liderazgo de Latinoamérica?

Yo creo en un eje en el cual pudieran estar comprometidos Argentina y México, podría de alguna manera reencauzar la integración regional.

No una integración entendida como acuerdos de libre comercio, eso es integración comercial. Es una parte de la integración. Estamos hablando de una integración que supone libre movilidad de personas, desarrollo, infraestructura, innovación, un poco lo que está tratando de hacer el presidente López Obrador pero trasladado a un escenario regional.

Cuando hay una crisis en América Latina, dicen: “¿y ahora donde nos vamos a refugiar? Esperemos que nos eche una mano Estados Unidos o vamos a Europa o que nos rescate China”.

No, la salvación está adentro. Es increíble que en la región suramericana el comercio intrarregional, o sea, entre nosotros, sea del 20 por ciento apenas cuando en la Unión Europea es del 67 por ciento. Hay muchas posibilidades de desarrollarnos entre nosotros mismos.

Golpes militares disfrazados

"Qué fotico, qué fotico", dijo Ernesto Samper Pizano ante la irrupción del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, en el Congreso de su país.

Bukele entró el 9 de febrero al recinto legislativo flanqueado por policías y militares. Iba a exigir un préstamo. Además, el ex presidente de Colombia lamentó lo ocurrido con Evo Morales en Bolivia, dice que “hoy día estamos asistiendo lamentablemente a golpes militares disfrazados”. 

Explica también que la pausa que ha tomado la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) es producto en buena parte del giro que tomó Brasil con la caída de Dilma Rousseff y posteriormente el ascenso de Jair Bolsonaro.

dmr

  • Sergio Gómez Villarreal

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