Fui muy callejero, muy vago: Ricardo Moreno

Entrevista

El morenista Secretario del Ayuntamiento de Toluca habla de su niñez a través de pasajes de la clásica cinta "Cuenta conmigo".

Por las mañanas camina, hace ejercicio y juega golf. (Iván Carmona)
Claudia Hidalgo
Toluca /

Amante de las novelas históricas, gracias a su abuelo que le inculcó la lectura desde niño, hoy el secretario del ayuntamiento de Toluca, Ricardo Moreno Bastida, se pone como reto trilogías de miles de páginas de fábulas en las cuales aprende, fiel al principio de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Sin prisas, camina como lo hace todas las mañanas que sale de Cacalomacán hasta el Club Toluca donde hace ejercicio.

En esta ocasión recorre con calma Los Portales para platicar con MILENIO Estado de México parte de su vida, de la cual comparte su receta del pulpo mongol, el cual hace con mucha cebolla picada, pimiento de los tres colores, se fríe, camarón pacotilla, pulpo y un poco de marlín ahumado, ya cocido previamente, se incorpora a todo con aceite de oliva, le agrega vino blanco, dos hojitas de hierbas de olor y finalmente el toque de sal y pimienta para la botana.

Apapachador con sus hijos, con quien disfruta los juegos mecánicos; le gusta el deporte de fifís como el golf que practica desde hace 10 años. Ahora que corre su segundo tercio de vida quiere hacer una segunda carrera, en Economía o Psicología, poner y atender un restaurante, conocer el Taj Mahal y San Petersburgo.

Me apasiona leer y andar en motocicleta. Práctico el motociclismo, me relaja muchísimo liberar la adrenalina. Camino alrededor de 20 kilómetros a la semana. Esos sin mis principales pasatiempos. Regularmente camino desde las 6 de la mañana para ir a hacer ejercicio y de ahí me voy a la reunión de seguridad a las 8 de la mañana.



¿No es peligroso, es Toluca?

Lo sé, pero lo he practicado siempre y no significa que este negando el problema, nunca me ha pasado nada.

¿Cómo fue su infancia?

Debo reconocer que sigo siendo un niño, fui un niño muy feliz. Soy originario de El Oro. Fui muy callejero, muy vago. Siempre he sido un tipo de aventuras, siempre he tenido muchos amigos y desde muy niño tuve la oportunidad de convivir mucho con otros niños y eso me hacía llegar tarde a mi casa. Salíamos solos, había muy buen ambiente, sobre todo en los pueblos.

Tengo una película que me encanta “Cuenta Conmigo”, porque soy parte de ese niño que camina sobre la vía del tren en el pueblo, en El Oro, caminaba por las vías y muchas veces me subía a los vagones del tren en movimiento, situación que ahora dimensiono era muy peligrosa. Caminaba por los bosques cercanos, me gustaba relacionarme con "mi pequeña pandilla" como le llamaba entonces a los amigos.

Mis juegos eran el trompo, el balero, el yoyo, aquellos juguetes antiguos que no tienen nada que ver con la tecnología, pero eso me hizo ser un niño feliz, un niño seguro porque enfrentábamos solos nuestros problemas; no éramos apapachados, al contrario, tengo muchos recuerdos en el cuerpo de las palizas que me metía mi mamá, de la chancla que alecciona y la verdad es que si no fuera por eso hubiera sido peor.

¿Desde chico le gustaba llevar la contraria?

Si. Desde el segundo año de primaria, me cuestione muchas cosas, tuve un abuelo sensacional que tenía una biblioteca enorme y afortunadamente me tenía paciencia y me enseñaba mucho a buscar en los libros. A los 7 u 8 conocí El Tesoro de la Juventud como una enciclopedia fabulosa; se sentaba con nosotros, era un abuelo intelectualmente muy serio y eso nos lo transmitió.




¿En su juventud, andaba en movimientos?

A partir de segundo se secundaria empecé a relacionarme más con eventos políticos, entender dinámicas y siempre pensé que la organización era la forma como podíamos salir adelante; generar voluntad colectiva y comencé a agruparme con diversos amigos, compañeros, primero en equipos de futbol, béisbol; forme parte de varias ligas, el paso por la prepa fue muy interesante porque fue ese desprendimiento de los controles escolares, empiezas a experimentar la libertad como tal y así encontré las primeras causas al quitar maestros demasiado estrictos. En el 87 decidí formar parte del PRT.

¿Alguna vez pensó en estudiar otra cosa?

Siempre quise ser abogado, contra la opinión de mi padre. Él quería que fuera Ingeniero Industrial y me monte en mi macho, fue una discusión muy larga, pero al final respeto mi decisión y me dio oportunidad de seguir estudiando.

Mi padre era un tipo visionario, tenía en la casa una abogada, un contador y un químico y le hacía falta para su proyecto de satisfacción un ingeniero; le veía que en los 80 y 90 muy fuerte proyección; me llevaba a caminar, a enseñarme obras para tratar de despertar en mí el interés, pero ganó la causa social.

¿Y la música, baile, reguetón?

Forme parte dos años en la prepa 4 de una rondalla que tuvo mucho éxito en su momento, toco guitarra, casi ya no la ejecuto.

Soy de gustos muy amplios: la popular, la tradicional mexicana, el huapango, sones jarochos, música tradicional de guerrero, el mariachi, los clásicos ligeros. Amo el bolero mexicano. Los nuevos los respeto y los escucho, les pongo atención, trato de buscar la razón, hay piezas que se me hacen interesantes, no soy de los que cambian al primer momento.

Muy poco pero también bailo, si fuera necesario sí, si no pude haber conquistado a ninguna muchacha, era un paso necesario, saber bailar, de a vueltecita.

¿Hijos?

Dos hijos, de 13 y 10, niña y niño. Hoy comprendo a mi mamá, yo no utilizo la chancla, no soy violento, creo en la fuerza de la coacción moral, de ejemplo, aunque si ha habido desesperación que me lleva a las nalgadas.

LC

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