Rogelio Escamilla Garza es conocido por ser el juez que utiliza los salones de fiestas para concretar, en unos cuantos minutos, divorcios colectivos de hasta 120 parejas, que salen felices a rehacer sus vidas.
El juez de Primera Instancia del Juzgado de Juicio Civil y Familiar Oral del Quinto Distrito de Cadereyta es un rayado de corazón, pero también acepta que simpatiza con Tigres por su hijo Rogelio; agrega que en sus ratos libres se avienta una cascarita con su familia en Papagayos, un pueblo en Doctor Arroyo, donde crecieron sus padres.
Es el segundo de siete hermanos y recuerda que sus padres le dejaron en claro que aunque no tenían lujos, el estudio sería fundamental para crecer.
Estudiante de Derecho entre 1981 y 1986 en la UANL, recuerda cómo disfrutaba beber los refrescos de manzana, misma que a sus 55 años tuvo que sustituir por una limonada.
Por los pasillos del Tribunal Superior de Justicia, sus compañeros del Consejo de la Judicatura lo conocen como un juez conciliador, pero también muy estricto y de mano dura, por ello es llamado La Regla.
¿Qué barrio lo vio crecer?
La colonia 21 de Enero, en Guadalupe, fue mi barrio muchos años; mis padres son de un pueblito llamado Papagayos, de allá de Doctor Arroyo. Cada fin de semana vamos para allá.
Háblenos de sus padres...
Mi padre fue campesino y luego obrero; mamá siempre fue ama de casa. Dentro de sus posibilidades nos daban lo que podían. No teníamos lujos, recuerdo que papá siempre nos decía que no podíamos tener carro, pero la educación en la UANL a los siete hermanos fue la mejor herencia que nos pudo dejar.
¿Tiene un equipo favorito?
Soy un rayado de corazón, pero no soy antitigre, también le voy a ellos, es mi segundo equipo favorito. A la hora del Clásico quiero que gane Rayados, claro que tengo que ver por mi hijo, que es Tigre de corazón.
¿Una cascarita?
Aunque a mis 55 años ya es muy difícil, juego cada 15 días. Estaba en múltiples equipos con abogados y profesionales del deporte hace unos 20 años.
¿Cuál es su comida favorita?
Uff… La carne asada, los tacos de chicharrón y desde luego que los antojitos mexicanos con una rica limonada ahora que ya está uno viejo... Aunque me gusta la Joya de manzana.
¿Tiene mascotas?
Desde hace 10 años tenemos a Jack. Es un buen perro.
¿Qué caso lo marcó en su carrera como abogado?
Fue el juicio sucesorio testamentario a bienes de Lázaro Garza Ayala. Me reservo a compartir más información.
¿Cómo lo ven sus hijos?
No pues me dicen “mi papi”. Mis hijos Silvia y Rogelio son mi adoración y me ven con mucho respeto.
¿Es cierto que los jueces son personas reservadas?
No, aunque el ser humano es diferente, hay personas que podrán ser reservadas, pero la mayoría somos de mente abierta y positivos en los juicios.
¿Es difícil integrar un Poder tan criticado por la ciudadanía?
Difícil siempre lo va a ser, hay quien cuestiona a los jueces y al Poder Judicial vanguardista de Nuevo León siempre he dicho que, si quieren atacar, lo van a hacer; nada más al que no se levanta de su casa no le pasa nada.
¿Está bien realizar divorcios multitudinarios?
La ley lo permite, he hecho hasta 120 divorcios en una sola audiencia, porque hay que ser prácticos, innovar, encontrar soluciones a cómo sí sacar el trabajo adelante y no cómo no.
¿Que digan misa?
Decir misa significa que va haber gente que esté a favor y contra del divorcio; yo no estoy en contra del divorcio, estoy a favor del matrimonio. Estoy seguro que el divorcio es un mal necesario.
He convencido a muchísimos, a docenas de parejas para que no se divorcien y sigan conservando su matrimonio.
¿Ha sufrido algún ataque de los involucrados en sus casos?
Ninguno, siempre me han respetado y los he respetado. Soy un juez muy conciliador y que siempre trata de que haya convenios. También soy muy estricto.
¿Cerveza, tequila o vino?
Honestamente rara vez llegó a tomar. Es muy poco lo que llegue a consumir de alcohol.