Alejandra Del Moral Vela se define como una mujer de retos, de familia y con aptitudes para enfrentar cualquier obstáculo que se le ponga en frente.
Entre sus platillos favoritos están la comida japonesa y la italiana; sin embargo, la excelencia prehispánica materializada en el pozole es su predilecto, ya sea con carne blanca o roja.
Con 35 años de edad, suma a sus credenciales el haber sido presidenta municipal, directora de un banco nacional y actualmente dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Entregada a su familia y al partido, admite de vez en cuando utilizar malas palabras.
Revela haber sido víctima de un secuestro y estar cautiva durante varios días; sin embargo, este fue el parteaguas para trabajar en la política y combatir estos hechos delictivos.
Sin empacho aboga por el empoderamiento de la mujer y la igualdad entre todos, cualidad que busca gracias a que desde joven ha sido inquieta y su participación en la política no se limita a levantar la mano, sino a poner manos a la obra.
La juventud está de su lado, ya que si bien comenzó su carrera en la adolescencia, su edad política es amplia en lo que se refiere a experiencia.
No obstante, a pesar de contar con poco tiempo libre en su agenda, se da la oportunidad de ver películas de suspenso y estar actualizada, refiriendo que Thor, de los Avengers, es un personaje y figura particular y, por qué no, atractivo. Oriunda de Cuautitlán Izcalli, dijo contar con un perro llamado Flan y desde hace años se entrena en las artes ecuestres porque le gusta montar a Capricho, un potro negro que cabalga sin necesidad de una silla de montar.
Revela el inicio de su carrera política con la siguiente frase: Empecé muy chavita, primero llamada por el tema de que mi papá, mi familia, eran muy priistas, y después ya por un tema de convicción, de estudio, de decir: “Si soy priista, ¿por qué?”. Toda mi vida he sido priista. Mi primer voto fue para el PRI, todos han sido para el PRI. Y reflexiona sobre el estado actual.
Esta parte de cómo el PRI pasó de ser el partido hegemónico, a ser un partido que competía, a ser un partido en la completa oposición, en donde hay estados en donde estamos por perder el registro; nunca se imaginaron un PRI así, pero al final de cuentas es un partido sólido con gobiernos consolidados.
¿Cómo fue ese episodio del secuestro?
Fue en Naucalpan, seis días, 2002, gracias a Dios salí un poquito más loca, pero ni torturada ni lastimada. Es un episodio que marca mi vida absolutamente, es una de las cosas por las que decido hacer política, por las que decido entrar al servicio público.
¿Fue un parteaguas?
Definitivamente. Tienes de dos después de pasar por un episodio tan complicado: hacer algo o mantenerte al margen y tener una vida de bajo perfil.
¿Qué hace en su tiempo libre?
La verdad es que no tengo mucho tiempo libre, pero depende del mood en el que esté. Cuando les digo que estoy orgullosa de ser mujer lo hago. Destino mucho de mi tiempo libre para estar con mi familia, con la gente que quiero, mis sobrinos, mis papás, yo les digo que me llenan el corazón. Ahora sí tengo una agenda muy compleja, pero mi familia me necesita, primero es mi familia. La política por más que te guste, nunca te va a dar lo que te pueda dar tu casa o tu familia, entonces si soy bastante hogareña.
¿Y cómo se llama su caballo?
Capricho.
¿Y por qué Capricho?
Porque fue mi capricho, era mi primer caballo.
¿Cuál es el mayor logro personal de Alejandra?
No sé si es un logro, pero sí es un reto contante con el que trabajo todos los días, en todos los cargos que he tenido, el mantener los pies en la tierra. Es un gran reto porque el poder en la política siempre alimenta el ego y te pierde un poquito.
¿Qué es lo difícil de esa doble vida, la personal y la política?
Ustedes lo saben, para una mujer no es fácil, para ninguna de las chavas. El mundo está hecho para eso, que los hombres sean los que trabajen y que las mujeres estén en la casa y cambiar no solo eso…o “no puede porque es mujer”, ese tipo de cosas son con las que lidiamos todos los días y, aunque para muchos pareciera poca cosa, es enorme la diferencia.
“Soy muy brava, soy como un toro bravo y trato también de moderarme en política . Yo creo que es mi trabajo porque siempre ha sido conciliar, sumar; pero si hay que pelear, pues hay que pelear y hay que hacerlo bien”.
LC