Elecciones 2024: ¿Se puede ser candidato independiente en México?

Eduardo Verástegui no logró las firmas necesarias para conseguir su registro en las elecciones del 2024 demostrando que el acceso a ser votado en México "es más difícil de lo que parece".

¿Hay posibilidad de ser candidato independiente?
Alejandra Sigala
Ciudad de México /

México llegará al 2024 sin un representante independiente en la boleta electoral, pues el aspirante 'favorito' Eduardo Verástegui quedó lejos de lograr su registro como candidato presidencial; mientras que el resto de aspirantes pasaron desapercibidos.

Las y los nueve candidatos se sometieron a los términos y las condiciones que el INE dicta a las y los ciudadanos sin partido que aspiran a candidatearse para un cargo público; reglas que además de restringir su derecho de ser votado (estipulado en el Artículo 35), “poco abonan al empoderamiento de esta figura en el sistema electoral”, según reconoció el TEPJF.

Y es que para comprobar que cuentan con el suficiente apoyo y reconocimiento, las y los aspirantes independientes a la Presidencia deben recolectar más de 960 mil firmas (válidas) de por lo menos de 17 estados de la República Mexicana. Todo ello sin contar con algún tipo de financiamiento más que el de sus propios recursos y aportaciones de sus simpatizantes (que no sean monetarias).

Dichas cláusulas hacen “prácticamente impensable” el acceso a la oportunidad y el derecho que la ley da a este sector para pelear la joya de la corona electoral contra aparatos partidistas y, en algunos casos, fuertemente establecidos.

“Es muy difícil que una persona que no tiene un gran realce público pueda alcanzar ese apoyo. No veo viables desde el marco legal a las candidaturas independientes”, consideró el politólogo René Torres Ruiz en entrevista con MILENIO.

La legislación no está pensada para facilitar la participación ciudadana realmente en este tipo de contiendas electorales, que siguen privilegiando claramente a los partidos políticos”.

Ninguno de los aspirantes independientes lograron su registro para los presidenciables | Cuartoscuro y Facebook

Una simulación democrática

Pese a los antecedentes históricos de las candidaturas independientes, no fue hasta la reforma político-electoral del 2014 que se volvieron una realidad tangible y accesible para los desencantados con las instituciones y los partidos políticos.

En esencia, esta figura democrática— y otras más como los plebiscitos o referendos— acatan la crisis de representación que ha atravesado el país por décadas al abrir el juego democrático a nuevas personalidades, ideas y vías de participación. Pero esto topa pared cuando las propias leyes complican su plena incorporación en los procesos electorales.

Ha habido mucha simulación, reticencias y oposición por parte de los grupos en el poder”, puntualizó Torres Ruiz.
Las candidaturas independientes pretenden atender la crisis de representación | Cuartoscuro

Al respecto, el investigador de la Universidad Iberoamericana consideró a esa simulación como el mecanismo de los grupos de poder para proteger sus intereses ante la eventual entrada de un independiente a espacios de toma de decisiones. Todo esto aún cuando la “verdadera participación ciudadana” esté de por medio.

“Los que están simulando, los que son responsables (...) han sido los partidos que han puesto en la legislación esos porcentajes altísimos para que la ciudadanía pueda alcanzar candidaturas independientes a sabiendas de que no lo van a lograr”.

Y es de ese modo que dicho mecanismo de democracia directa termina profundizando la crisis que pretendía atender, además de fomentar la distancia, decepción y desconfianza de las personas hacia sus representantes: “Se sienten enojadas, con ira, con malestar. Y con la democracia dicen: ‘Esto es algo que no está pensado para nosotros. No se nos permite involucrarnos’”.

Los casos Zavala y ‘El Bronco’

El caballo de Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como “El Bronco”, y el nombre de Margarita Zavala relucieron en las elecciones del 2018 como las dos opciones de candidaturas independientes para la Presidencia de México.

Ambos participaron en el primer debate junto a los candidatos Ricardo Anaya (PAN), José Antonio Meade (PRI) y López Obrador (Morena). Sin embargo, a pocos días del segundo encuentro la esposa del ex presidente Felipe Calderón se bajó de la contienda en la que las encuestas la colocaban en el penúltimo y último lugar: “Retiro la candidatura por un principio de congruencia y honestidad política”, expresó en una entrevista radiofónica.

Así, la única ‘representación independiente’ recayó en el ex gobernador de Nuevo León que en aquellos comicios trascendió por sus polémicas propuestas; y años después lo hizo tras ser arrestado por presunto desvío de recursos.

Zavala y Rodríguez Calderón participaron como independientes en el primer debate presidencial del 2018 | Cuartoscuro

Pero a la óptica de Torres Ruiz, las aspiraciones de “El Bronco” y Zavala también han desacreditado a las candidaturas independientes, al demostrar que “el juego está planteado para que personas muy visibles tengan posibilidad de alcanzalas”.

No así con Eduardo Verástegui, cuya trascendencia en el mundo del entretenimiento y en la comunidad afín a los pensamientos de ultraderecha no fueron suficientes para recabar el mínimo de firmas necesarias que le darían acceso a su registro como independiente: “Eso nos habla de lo difícil que es”, destacó.

Finalmente, el investigador agregó que las polémicas de cada una de estas tres personalidades (Zavala, Verástegui y Rodríguez Calderón) también han deslegitimado el mecanismo de las candidaturas independientes, pues la ciudadanía interpreta que en estas figuras electorales se encontrarán “a los mismos de siempre”.

“Esos personajes que han hecho mucho daño a la vida política, pública y social de este país desacreditan esa figura (candidaturas independientes), porque son realmente mecanismos de democracia directa de participación muy loables, genuinos y nobles”.
Hay mucha simulación en todo este juego que se está desenvolviendo en torno y daña desde luego la figura en sí misma, porque la gente termina desencantándose (...) y lo que hacen es incrementar el malestar, descontento y rechazo hacia la vida política más tradicional”, atajó.

ASG


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