Iba a marchas, al movimiento urbano: Lomán

Entrevista

El coordinador parlamentario del Partido Encuentro Social en la Legislatura local habla sobre su vida en la política.

Dice que además de política también hay algo de música y filosofía. (Tania Contreras)
Claudia Hidalgo
Toluca /

Su mundo ha sido la política y los movimientos sociales desde niño.

Su vida quedó marcada a los seis años, cuando sus padres llevaban a casa folletos de “Los elementos fundamentales del materialismo histórico” con ilustraciones que hablaban de la clase trabajadora.

Pero también de músico, pintor, poeta y filósofo tiene un poco. Carlos Lomán Delgado, coordinador parlamentario del Partido Encuentro Social en la Legislatura loca, dedica los pocos ratos libres a “rasgar” la guitarra, hacer acrílicos, escribir poesía libre y a seguir estudiando y “filosofando”. 



¿Cómo empieza su historia? 

Con mis papás, vivíamos en una colonia popular, en Martín Carrera, en el Distrito Federal. En esos tiempos, en los años 70, el ambiente de la sociedad era distinto, estaban los movimientos urbanos populares.

Llevaban a la casa folletos de “Los elementos fundamentales del materialismo histórico”. Era como un manualito del Materialismo Histórico de Carlos Marx. Como niño me gustó. Le entendía, tenía dibujitos. Hablaba de trabajadores y mi papá era uno de ellos; entonces me era familiar.

Ahí empecé. Obviamente iba a las marchas, al movimiento urbano. Era toda una comunidad, todo un movimiento, intervenían comunidades eclesiásticas de base, estudiantes, profesionistas…

Hacían actividades comunitarias sociales, de las que se hacían originalmente apartidistas porque en ese momento no existía el sistema de partidos.

Eso hasta los 10 años. Fuí muy cauto en la escuela. Me dedicaba a estudiar, aunque sí observaba los movimientos y participaba, pero no de manera corporativista.

Identifico a algunos estudiantes que han tenido algún resultado y hoy están con López Obrador. Luego me encuentro con el movimiento de Heberto Castillo, del Partido Mexicano de los Trabajadores.

Nací en 1965 en el Distrito Federal. A los 11 años me fui a vivir a Tlalnepantla, en el 76. A los 18 años ya estaba en el PMT y desde entonces he estado ayudando a construir partidos.

¿La política ha sido su vida?

Es mi formación vital. Nadie me cuenta de principios, de militancia, de congruencia, de nada, incluidos todos los nuevos que están en el poder.

Si comparamos estos momentos con los que había cuando era joven o niño, son varios cambios, pero sustanciales, donde siempre va a estar permanente el fenómeno del poder.

Tiempo libre ¿a qué lo dedica?

El tiempo es relativo. En los últimos cinco años me he entregado a mi labor. Los asuntos personales los he dejado aparte. Cuando tengo tiempo para algo más personal he intentado pintar, son unos cromos. Toco algo de guitarra, de flauta, escribo con el concepto de la poesía abierta donde caben muchas cosas.

La pintura la dejé hace cinco años. Incluso dejé varios cuadros inconclusos que aprendí a hacer de manera autodidacta. Los hago para regalar, saco los dibujos de la computadora y los reproduzco; tengo originales, pero esos no los doy. La guitarra y flauta es lírica. Mi papá me enseño así, pero sí me aviento una trova.

Silvio Rodríguez, Aute… esa es la música que me gusta, con un mensaje profundo, pero también respeto el reguetón y todas las manifestaciones de la vida, así sea un ‘bip-bip’, le encuentro su estética, pero me parece que no se deben reproducir esquemas que afectan a la misma sociedad ni aquello que hace apología de la violencia. De joven tocaba la quena. En secundaria. Última mente me ha dado por practicar la flauta transversa.

¿Llevaba serenatas?

Sí. Una, pero quedé traumado porque no me hicieron caso. No tuve los resultados que quería. Una serenata es una entrega, muestras lo más íntimo. 

Esas cosas son personalísimas. Fue la primera y la última serenata, ahora sólo que me soliciten la tertulia. Toco, canto; lo hago para relajarme, estar conmigo. Es mi consuelo.

Últimamente me ha dado también por la guitara electroacústica. Tenía mi guitarra en el IEEM, practicaba los sábados.

¿Y la poesía? 

Regalé poesía. A quien le gustaba se la daba. Tengo mucha más. De hecho, me iban a publicar un libro, pero ya no se dio, era algo que estaba viendo por internet, igual y me fusilaron algunas. Ese es otro trauma. Soy muy traumado.

¿Deporte?

Corría y un poco iba al gimnasio. Pero lo dejé cuando empecé a trabajar. Me cocinaba cosas sencillas, no comí carne, me hacía licuados y ensaladas, es algo que voy a retomar, el cuidar mi alimentación y volver a ser disciplinando.

¿Si tuviera tiempo que le gustaría hacer o aprender?


Diseño, geometría, matemáticas. Seguir estudiando algo de Filosofía. Escribir, tengo un embudo de cosas, está tremendo, si de por si me complico la existencia, pero no será escribir por escribir, hay que poner orden a todo lo que tengo.   

¿Ha sacrificado parte de su vida por la política? 

La política ha sido mi vida.


LC


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