El Estado de México tiene una importancia nacional en la preservación del maíz, ya que es una de las entidades más ricas en las variedades identificadas, por ello, un grupo de especialistas mexiquenses trabaja en el estudio del material biológico, a través del Banco de Germo-plasma del Instituto de Investigación y Capacitación Agro- pecuaria, Acuícola y Forestal (Icamex).
Este reservorio del maíz mexiquense tiene prácticamente cuatro décadas, en las que especialistas en distintos temas se han dedicado al estudio de los maíces de la entidad, para ello, han reunido, etiquetado y clasificado las distintas variedades que tienen presencia en el campo estatal.
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Gran riqueza en maíz nativo
En entrevista con MILENIO Estado de México, el director de Investigación de Icamex, Alberto Hernández Carrillo, explicó que en el país se tiene el registro de al menos 64 variedades de maíz, de las cuales 59 son nativas y cinco que tienen otro origen, probablemente de Perú, pero se lograron adaptar a estos suelos.
De este total, añadió, en la entidad se cuenta con al menos 18 variedades, muchas icónicas o representativas del campo mexicano y algunas en peligro de extinción.
El también maestro en Ciencias detalló que en el Estado de México aproximadamente en 90 por ciento de la superficie en la que se siembra maíz, se emplean semillas criollas o nativas, basándose sobre todo en la propia experiencia de las y los productores, quienes van seleccionando las mejores, de ahí la importancia de que en este tipo de investigaciones se incorporen los saberes del propio campo.
“Creemos que máximo un 10 por ciento se siembra con híbridos, que no es malo, porque tienen otra función más enfocada a la producción, se atiende a otra parte del sector, pero más de 90 por ciento sí se sigue cultivando con maíces criollos nativos”.
Los más simbólicos
Indicó que entre las variedades más representativas de este grano, o aquellas con un origen incluso ancestral, se encuentra el cacahuazintle que es originario del Valle de Toluca, específicamente de la región de Calimaya, cerca al volcán Xinantécatl. Esta variedad se caracteriza por una mazorca grande y un grano más blanco, redondo y tierno.
“Es totalmente originario de aquí del Valle de Toluca de tierras altas, de suelos ácidos, de la zona de Calimaya, todo el cacahuazintle que se cultiva en México es originario de aquí”.
Otro de los tipos es el palomero toluqueño, que está en peligro de extinción y que ha servido como base para el mejoramiento de los maíces palomeros de prácticamente todo el mundo.
“De todas las variedades de criollos este el que más se asemeja al teocintle o maíz ancestral”.
En la entidad, también se tiene presencia del maíz chalqueño, una de las razas más productivas, sobre todo se encuentra en la región de los volcanes. “Yo diría que más de 90 por ciento de los maíces híbridos de México tienen ‘sangre’ de ese chalqueño, porque le agrega mucho valor, mucha producción, es un material muy productivo”.
Banco de Germoplasma
Luego de la promulgación de la Ley de Fomento y Protección del Maíz Nativo, que coloca al maíz como un Patrimonio Biocultural y Alimentario del Estado de México, el Icamex ha impulsado y fortalecido los trabajos de este banco, cuyo objetivo es conservar y mantener documentadas y organizadas las colecciones de germoplasma para los programas de investigación.
Este espacio actualmente se albergan más de 7 mil 500 accesiones —muestras identificables de semillas— de más de 56 familias botánicas y 120 especies diferentes.
De este total, se estima que aproximadamente 2 mil 500 sean exclusivamente de maíces, en su mayoría nativos.
“De la colección del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, esa colecta se hizo en los años 40, entonces debe tener como 85 años más o menos ese material, que es el más antiguo que tenemos”.
Para su clasificación, conservación y estudio, este banco cuenta con una cámara fría que se encuentra a una temperatura de cuatro grados y la meta para los próximos años es contar con una segunda cámara que registre temperaturas de mas de menos cuatro grados.
LP