Desde niño ya la hacía de árbitro: presidente del Ietam

Lado B

El titular del Consejo General del Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam), Juan José Ramos Charre, dice que para él es más complicado bailar que organizar una elección

Juan José Ramos Charre, presidente del Instituto Electoral (Yazmín Sánchez)
Edith Álvarez
Tampico /

Es originario de Ciudad Madero; la mayor parte de su vida la ha pasado en el sur de Tamaulipas, pero recientemente pasa la mayor parte del tiempo en la capital del estado por su encomienda como titular del órgano electoral en la entidad. No se considera de un paladar exigente, su comida favorita es la ensalada de pollo.


¿Cuánto tiempo lleva dedicándose a actividades en el ámbito electoral?

Trabajando para las autoridades electorales inicié en febrero de 2000, tenía 20 años de edad, estudiaba el tercer año de la carrera de Derecho en la UAT del campus Tampico-Madero. Llevé una materia de derecho constitucional, ahí me surgió un primer acercamiento al tema electoral; me apasioné mucho con la explicación del funcionamiento de las instituciones de nuestro país.

En ese año, tuve la oportunidad de conocer la convocatoria que emitió el entonces IFE para contratar capacitadores, asistentes electorales para el proceso electoral del año 2000. Presenté mi documentación, el procedimiento de selección, fui contratado y me desempeñé en mi primer trabajo remunerado.


Cuando estudiaba ¿ya tenía claro que estaría en el área electoral o cuál era su meta?

Siempre me llamó la atención lo electoral, la administración pública, el fenómeno de las campañas. Siempre mostré mucho respeto hacia quienes se dedican al derecho penal y tuve claro que no me dedicaría a eso.


Si no hubiera sido Licenciado en Derecho ¿qué otra carrera hubiera estudiado?

Ciencias Políticas, Administración Pública o Contabilidad.


¿Qué hace en su tiempo libre?

Disfruto mucho la compañía de mi esposa, de mis dos hijos, aprovecho para poder leer, escuchar un poco de música. Pero el poco tiempo libre que me queda lo dedico a lo que más quiero y más amo que es mi familia sobre todas las cosas, el principal motor.


¿Qué música o artista le gusta?

La clásica, romántica, los boleros, la época de oro de nuestro país.


¿Baila?

El baile no se me da, tengo dos pies izquierdos, para mí es más complicado bailar que organizar una elección. No me considero una persona sin ritmo, disfruto mucho de la música, pero el baile no se me da.


¿Le fue difícil adaptarse a vivir en otra ciudad?

Estuve en Oaxaca del 2005 al 2007, regresé a Tamaulipas en el 2008 y de ahí hasta hoy son 12 años que no había salido profesionalmente hablando. A partir del 13 de enero que asumo la presidencia del Consejo General del Ietam pues debo cambiar mi residencia, no es una ciudad desconocida, pero me falta conocer mucho más. No ha sido un proceso complejo, he encontrado en mis compañeros y compañeras consejeros y demás personal del instituto un cálido recibimiento y me siento muy a gusto a pesar de que uno tiene que dejar temporalmente el ombligo de la zona sur.


¿Qué extraña de su casa, su ciudad?

La zona sur es muy bonita, tenemos la fortuna de vivir en municipios donde hay calidad de vida, donde hay acceso a múltiples servicios, donde encuentras atención médica de primer nivel, donde encuentras tanto escuelas públicas como privadas de excelente nivel, donde hay sol, tenemos nuestro máximo paseo: la playa de Miramar, una excelente gastronomía, ciudades limpias y Victoria, es la capital del estado, el centro político, pero en Tamaulipas la zona sur se cuece a parte y siempre tiene y tendrá un lugar especial en mi corazón.


¿Qué comida le gusta?

No soy muy exigente en el pleno de la gastronomía. Disfruto mucho el pescado, las carnes, las pastas y creo que si algo me apasiona de sobremanera es la ensalada de pollo, no sé por qué, incluso voy a un negocio a comprar un litro.

Vengo de una familia petrolera y en mi infancia siempre hicieron mucho eco palabras de quienes dirigieron los destinos petrolero de nuestro país: de Joaquín Hernández Galicia, y entre tantas frases que tenía, había una que decía que si quieres comida barata siémbrala y si quieres comida cara, cómprala y también comentaba que cuando lo que se lleva uno a la boca es el producto del sacrificio, del trabajo honesto, de tu entrega, cuando de lo has ganado a pulso, lo que sea te sabe bien, hasta los frijoles saben exquisitos, entonces no soy de paladar exigente.


Por cierto, ¿Las flautas son de harina o de maíz?

Las flautas no pueden ser de harina. Al vivir en Victoria he tenido la oportunidad de probar las famosas flautas de harina y las flautas son como las conocemos en el sur, en la comida huasteca, veracruzana, tamaulipeca, son de tortilla de maíz, pasadas por aceite y rellenas de carne deshebrada, en Victoria las rellenan de otros guisos, pero para mi eso no es una flauta.


¿Cocina?

Sí cocino. A pesar de que fui criado por mi abuela, mis padres trabajaban, y ella era enemiga de ver un hombre en la cocina, siempre decía que la mujer era la que tenía que servir al hombre, se desvivía no sólo por atendernos a sus nietos, si no también a sus yernos, pero yo sí le entré a la cocina con recetario en mano, sí me defiendo, de hambre no me muero, a lo mejor no soy un chef pero sí le entro a la cocina y a lavar los trastes, a barrer, a trapear y planchar, no son tareas que le correspondan a un género, son responsabilidades compartidas.


¿Cómo fue su niñez?

De pequeño, no sé si ya tenía claro qué quería ser pero disfrutaba mucho jugar fútbol pero casi siempre la hacía de árbitro. También me gustaba mucho el fútbol de salón en la plaza de la colonia Hipódromo, me llevaba mi libretita e iba tomando nota de las estadísticas.


¿Practica algún deporte?

Caminar, solamente eso. Tengo mi caminadora y aprovecho cuando no está ocupada por la toalla para subirme de vez en cuando.


¿Ve series o películas?

Sí, acabo de ver una que se llama “El Candidato” y empecé otra “Tom Clancy's Jack Ryan”.


¿Libro favorito o más reciente leído?

Leo mucho sobre política, sobre elecciones. De libros hay uno que se llama “El ascenso del príncipe democrático” de un autor italiano que se llama Sergio Fabbrini, lo editó el Fondo de Cultura Económica.

Hace poco leí “El cerebro de tu bebé”, me gustan los temas de paternidad, para entender a los hijos, para ir aprendiendo, es algo para lo que no somos enseñados, no todo lo podemos dejar al ‘si ellos pudieron porque tú no’, para que sean hombres de bien.


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