Araceli y Domitila, indígenas de la región zapoteca de Miahuatlán y la mazahua de Zitácuaro en Michoacán, cumplen un año y medio en prisión. Purgan una condena de seis años y medio por transportar de mariguana.
Desde hace meses esperan que cambie su futuro y se les permita salir de la cárcel a través de los supuestos considerados por la Ley de Amnistía que promovió el presidente Andrés Manuel López Obrador desde su campaña y que el Legislativo avaló en abril de 2020.
Ambas mujeres fueron utilizadas como mulas o burreras para transportar droga. A cambio, se les ofrecieron unos cuantos pesos, escasos para solventar sus gastos, pero suficientes para poner en riesgo su libertad.
A Araceli le ofrecieron 2 mil pesos; le dieron mil por anticipado, mismos que dejó a su madre, Francisca, para comprar medicamentos y pagar la luz que estaban a punto de cortarle. Costurera de oficio, no podía darse el lujo de quedarse sin trabajar por falta de electricidad.
“Nosotros somos Guardia Nacional, y en este momento usted queda detenida por transportar cannabis, no sé cómo me dijeron, para que me entiendas, mariguana. Tú eres una burrera y así que le hagas como le hagas, no va a haber vuelta atrás”, fue el diálogo que anticipó el viraje que tuvo su vida a partir de ese momento.
Desde el penal femenil en San Francisco Tanivet, Oaxaca, Araceli observa las fotografías de su familia y cuenta que su hijo la visita cuando logra juntar dinero para el viaje de tres horas desde Miahuatlán. Su madre perdió la vista hace 10 años y eso la imposibilita a viajar, pero la escucha por teléfono. Le piden ser fuerte.
“La verdad ya pasó más de un año. El 1 de julio se metió la amnistía y supuestamente son cuatro meses para tener una respuesta tanto favorable como negativa y hoy día no nos han volteado a ver, no nos dicen nada y el caso sigue parado”, relata Araceli quien sigue el oficio desde la cárcel. Así solventa sus gastos. “Yo le pediría de todo corazón que nos digan porque es una incertidumbre, sin saber y con la esperanza de que un día en la mañana nos digan, sabe qué fue aceptada y más que todo si es del Presidente, porque él es el que da la amnistía"; suplica entre lágrimas.
El caso de Domitila es muy similar. Mujer, pobreza, drogas, cárcel. Recibió un par de llamadas al celular que a duras penas iba pagando. Le dieron su dirección y le advirtieron que de no acceder a viajar a Oaxaca a recoger unos paquetes, matarían a su hijo.
"Cuando levantaron donde estaba el maletero, lueguito el policía enseñó la maleta y ya la sacaron y me dijeron, venga, usted trae esta maleta y le dije si, pero no es mía, me la dieron a llevar y la debo entregar en cárcel de mujeres y todavía en ese momento marqué al número que me dieron, pero ya nadie contestó", recuerda Domitila mientras le brotan las lágrimas porque apenas hace un mes falleció su madre de 104 años y ella no pudo despedirse de ella.
Viridiana Valgañon, abogada de la organización Equis: Justicia para las Mujeres, que se hace cargo de la defensa de ambas mujeres, asegura que en un año, la comisión de Amnistía solo ha resuelto 38 casos, de los cuales solo 5 están ya en libertad. Además acumula más de mil expedientes.
"Araceli y Domitila están a la espera de la voluntad política por parte de la comisión de Amnistía que no está respondiendo. A la fecha solo cinco casos en un año han sido liberados, de miles de personas que se encuentran privadas de la libertad. Entonces creemos que no hay voluntad política y estamos exigiendo que se demuestre ello y en el caso de Araceli y Domitila que la promesa que hicieron de liberar a las personas injustamente privadas de la libertad se vuelvan una realidad", explicó.
Domitila envió una carta al presidente López Obrador para solicitar la amnistía. Unos meses llegó la respuesta con una explicación sobre los alcances de la legislación que le puede abrir las puertas del penal. Esa es su única esperanza.
El caso de Araceli avanza un poco más porque la ONG ha recibido solicitudes de entrega de información sobre su sentencia, lo cual les da confianza de que la respuesta pueda ser favorable, aun cuando también se cumplieron los cuatro meses previstos en la ley.
"Si el señor Presidente dijo que iba a liberar a la gente, que voltee a vernos, le pedimos de todo corazón, se cometió un error por la necesidad porque fue por necesidad y que la gente que realmente son los patrones, ellos siguen felices, paseando, y uno con perdón de la palabra, pendeja, en este lugar. Pierde uno todo, todo, tanto para la sociedad como para uno mismo”.
RLO