Durante los 45 minutos que duró el informe del presidente Andrés Manuel López Obrador, a dos años de su triunfo electoral, la calle de Corregidora se llenó de escoltas y camionetas, algunas incluso blindadas.
Esa vialidad fue la única cerrada en el Centro Histórico como parte de un discreto operativo de seguridad por el acto presidencial y solo con el objetivo de que los integrantes del gabinete pudieran pasar sin contratiempos a Palacio Nacional.
Pero ayer se notó como nunca que algunos secretarios de Estado se han tomado en serio las amenazas del crimen organizado y no es para menos después de lo visto en el atentado contra el jefe de la policía capitalina, Omar García Harfuch.
El canciller Marcelo Ebrard y el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, serían algunos de los amenazados por bandas delincuenciales y las medidas de seguridad no dejan duda.
Tanto a su llegada como salida de Palacio Nacional, ambos funcionarios federales llegaron con un nutrido grupo de escoltas en camionetas Suburban blindadas.
En el caso del titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el primer filtro es un par de mujeres que se paran frente al canciller y extienden los brazos para evitar que alguien se le acerque.
En la camioneta ya se encuentran arriba otros tres escoltas, incluido el conductor y atrás otro vehículo tripulado por más personal de seguridad.
En el caso del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana el dispositivo es todavía más amplio en cuanto a escoltas, incluso tres ingresaron con el sonorense a Palacio Nacional y otros cinco esperaron afuera.
En cuanto a los titulares de las Fuerzas Armadas, Luis Cresencio Sandoval, del Ejército y Rafael Ojeda, de Marina, llegaron ayer como regularmente lo hacen: resguardados por sus propios elementos y son los únicos que la camioneta en que viajan ingresa a Palacio Nacional.
El resto de operativo fue lo que requirió el acto presidencial, pues debido a la contingencia sanitaria, si acaso llegó una veintena de simpatizantes del presidente López Obrador para mostrarle su apoyo en este segundo aniversario del triunfo que lo llevó a Palacio Nacional.
Los fieles del tabasqueño, portaron banderas de México y otras con el retrato del presidente, se apostaron sobre Pino Suárez, a la altura de la puerta Mariana y ayer después de lanzar su ya clásico grito de guerra, también justificaron la poca asistencia de “amlovers”: “¡Somos millones los que lo apoyamos, pero hoy no pueden estar aquí!”.
ledz