Su identidad de género lo ha colocado en el centro de atención dentro del Tribunal Electoral del Estado de Aguascalientes. Ofensas, señalamientos homofóbicos por su forma de vestir y hasta una denuncia no han impedido que su gusto por el derecho electoral se haya frenado.
El 1 de octubre pasado, Jesús Ociel Baena Saucedo rindió protesta como primer magistrade electoral no binario en América Latina, quien en un llamado de sensibilización manifiesta que la comunidad LGBTIQ+ no busca homosexualizar a las personas, sino que por el contrario, lucha contra los estereotipos sociales.
Aquel día, de acuerdo con un comunicado del Tribunal Electoral, Jesús Ociel Baena Saucedo refirió que está consciente de que además de que asume una gran responsabilidad al tomar el cargo de la Magistratura Electoral, es una forma de saldar la deuda histórica para con las poblaciones en situación de vulnerabilidad, refrendando el compromiso en el dictado de sentencias con perspectiva de diversidad y de inclusión.
Jesús Ociel Baena Saucedo, de 37 años, nació en Saltillo, Coahuila, pero ahora radica en Aguascalientes, donde lleva viviendo alrededor de 11 años. Estudió la licenciatura en Derecho por la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Coahuila, donde cursó una maestría en Derecho Constitucional y Políticas Gubernamentales
Su carrera electoral comenzó desde la secundaria, como presidente de la sociedad de alumnos, luego en la universidad donde participó para ser supervisor electoral en el entonces Instituto Federal Electoral (IFE). Posteriormente estuvo en el Instituto Electoral de Coahuila como capacitador electoral.
"Que vivan su vida y que nos dejen vivir la nuestra"
En entrevista con MILENIO, cuenta que haber ocupado tal cargo significó un mensaje, tanto para la sociedad heterosexual como para la comunidad LGBTIQ+, en donde sostiene que cualquier persona puede ocupar "estos cargos trascendentales".
"Si bien se ha mostrado homofobia en los sectores públicos, sociales, escolares, así es el mensaje que se le manda a estas personas. Es que vivan su vida y que nos dejen vivir la nuestra, que nuestras identidades, nuestras orientaciones y nuestras expresiones de género no le hacen daño a nadie, no estamos homosexualizando a la población, simplemente estamos viviendo. Estamos ejerciendo un derecho fundamental, que es el libre desarrollo de la personalidad. Ese es un ese es un derecho fundamental", comenta.
Al defender a las personas de la comunidad LGBTIQ+ reconoce que estas no reciben el mismo trato, por ejemplo, en las urnas cuando se trata de votar por algún candidato o candidata en una elección.
No solo ello, sino que son pocas las personas que ocupan algún cargo sabiendo que su identidad y orientación sexual es otra, aunque aclara que como funcionarios públicos no están obligados a manifestarlo y cuando lo hacen sus aspiraciones son frenadas o bien, se les juzga y discrimina.
Como ejemplo, recordó que cuando quiso ser asesor jurídico en el Instituto Electoral de Coahuila se le negó el derecho a participar por su orientación sexual toda vez que asumió ser homosexual.
"Se nos ha dicho que la población LGBTIQ+ gozamos y disfrutamos de nuestros derechos en las mismas dimensiones que la población mayoritaria, sin embargo, no es así. Por ejemplo, a ningún heterosexual cuando llega a la casilla se le niega votar como ha ocurrido con mujeres trans, particularmente.
"Cuando ves la credencial de elector de una mujer trans que no tiene su cambio de identidad y ves el nombre y fotografía de de un varón, pero físicamente se ve a una mujer, se le niega el derecho a votar porque no hay coincidencia entre la persona y el plástico. Una barrera que no les ha permitido acceder a los cargos".
Cuando pensaba que entre colegas habría respeto, confiesa que se ha encontrado con abogados que estuvieron en contra de que se tomara fotografías vistiendo faldas y tacones en el pleno del instituto; "sí ha habido trabas, imagínate, si yo con esta especialización que tengo en materia electoral tengo trabas y señalamientos, ahora una mujer trans sin acceso a la educación le es más complicado gozar los derechos político-electorales", expresa.
Un caso reciente fue el día que juró ante el Tribunal Electoral, pues fue denunciado porque en aquella ocasión utilizó la bandera LGBTIQ+ en la toma de protesta; "nada más imagínate la carga de homofobia, transfobia, lesbofobia, que hay en contra de nuestra propia población".
"Yo como un símbolo de visibilidad en nuestra población me permití, porque nada me lo impide, poner la bandera arcoíris frente a mi lugar. Esto le incomodó a una persona, quien de manera anónima me denunció porque no le pareció que usara una bandera que no fuera la nacional. No tiene ningún fundamento ni argumento, lo único que demuestra es una falta de empatía".
Ahora, dice, "me da mucho orgullo decir que soy la primera magistratura, pero ello refleja que "no es sencillo acceder a estos cargos".
Ser primer magistrade electoral no binario en América Latina, dice, "es una demostración de que podemos tomar estos espacios donde se toman decisiones que trascienden en la vida de las personas" e incluso asegura que en la comunidad LGBTIQ+ "hay personas con preparación incluso más elevada que la mía; hay personas con buenos perfiles, lo que no hay es oportunidad en igualdad y circunstancias como con una persona heterosexual".
Jesús Ociel Baena Saucedo afirma que "la sociedad en lugar de revisar la preparación de las personas, la capacidad que tiene para ocupar un cargo y la experiencia, etcétera", se fija en la apariencia física e incluso, en sus preferencias sexuales.
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