Juan José Gómez Camacho: T-MEC en Canadá, listo en abril

El embajador mexicano aseguró que el proceso de ratificación, si bien no es un tema contencioso, está detenido por cuestiones de procedimiento legislativo, pero no anticipa ninguna sorpresa.

El diplomático aseguró que el proceso de ratificación en Canadá. (Archivo)
Carolina Rivera
Ciudad de México /

La ratificación y posterior entrada en vigor del T-MEC no solo supone el reto de explotar al máximo el intercambio económico y comercial con Canadá, sino que también abre una ventana de oportunidad para consolidar un acuerdo serio de movilidad laboral único en el mundo, aseguró el embajador Juan José Gómez Camacho.

En entrevista con MILENIO, el diplomático aseguró que el proceso de ratificación en Canadá, si bien no es un tema contencioso, se estará concretando hasta abril de este año por cuestiones de procedimiento legislativo y no se anticipa ninguna sorpresa.

No obstante, destacó la importancia de lograr consolidar un acuerdo de migración ante la gran oferta de empleo que hay en el país del norte y que ha derivado, en gran parte, en un aumento en las solicitudes de asilo que en más de 95 por ciento son rechazadas. 

¿Para cuando esperamos la ratificación en Canadá?  

Es un tema absolutamente no contencioso, estrictamente de tiempos legislativos, hay un consenso total. Hay un pequeño partido en la izquierda que tiene objeciones, que es el Verde, pero todo los demás, todo el espectro político nos respalda, las encuestas de opinión son altísimamente favorables al instrumento.

Yo creo que a más tardar en abril, se empujó tantito porque al haber elecciones a finales del año pasado se disolvió el parlamento y al haber sucedido esto, hubo que empezar el proceso nuevamente

¿La negociación del anexo México y Estados Unidos afectó la relación con Canadá?

No, el paquete de acuerdos de este último protocolo suscrito trilateralmente aquí en México que fue negociado, efectivamente, bilateralmente con Estados Unidos, es un ganar, ganar para Canadá, es decir, fue muy positivo para ellos, así que gustosamente se sumaron a este instrumento; aunque siempre tuvimos mucho cuidado, eso sí, de mantenerlos al tanto, que supieran que era lo que estábamos haciendo.

Con su aprobación y entrada en vigor ¿qué retos ve con Canadá?

El primer reto es aprovecharlo y fomentar inversiones y eso es un trabajo muy central de cualquier embajador por razones muy obvias. Lo que nos da el TMEC es una herramienta nueva y muy potente.

En segundo lugar, hemos empezado a dialogar con los canadienses sobre el tema de la movilidad laboral, que no es lo mismo que migración. Hay migración mexicana a Canadá, pero la intención es tratar de construir un acuerdo mucho más sofisticado que permita el desarrollo progresivo de movilidad laboral y que esta movilidad laboral se vaya haciendo consecuente con un mercado laboral México-Canadá. No sé en qué se va a traducir, lo que sí sé y en lo que estamos trabajando es en construirlo.

Canadá tiene un déficit anual de más o menos 250 mil trabadores, en toda la escala de empleo desde no calificado, calificado, hasta muy especializado y eso está generando incentivos en muchas partes, incluyendo México. Lo que queremos aprovechar es que no sea solamente un asunto de emigración mexicana a Canadá, sino que responda a una lógica más sofisticada entre los dos países de mercado laboral

¿Un reto complicado?

Un reto fascinante, complicado, complejo porque así es el fenómeno, pero al mismo tiempo creo que es completamente realizable, ya los convencimos y estamos formalizando la conversación entre los dos países y vamos a ver. Al mismo tiempo tenemos experiencias muy positivas que a pesar de que no sirven de base, sí reflejan el dialogo que tenemos, como es con los trabajadores temporales agrícolas o los trabajadores que se van directamente con las empresas. También tenemos un problema de mexicanos que por desinformación, y por la oferta de trabajo están tratándose de ir por la puerta equivocada y solicitan asilo.

Ese un número está creciendo y genera presiones que no deben ser; porque efectivamente, el 90 por ciento, o más de estas peticiones son declinadas por falta de mérito y lo único que generan, además de presión innecesaria, es una mala experiencia que regresa con un sello de deportado.

Todo esto responde al mismo problema, al mismo fenómeno que es el gran incentivo que se está desarrollando alrededor de este mercado laboral, sí existe un mercado laboral y luego si eso lo combinas con el TMEC, con las inversiones entre los dos países, realmente estamos hablando de algo que puede ser prometedor, sumamente eficaz y puede convertirse en un ejemplo muy positivo y muy moderno en estas épocas de debate migratorio complejo, sobre como dos países podemos hablar seriamente y crear acuerdos serios sobre movilidad laboral, que es la aspiración al final en la globalización del trabajo.

No, es un asunto estrictamente de tiempos legislativos. Puede ocurrir, por ejemplo, que el debate legislativo con la oposición, que cuestione, que trate de extenderlo, pero más por razones de orden político que por razones del instrumento mismo, el instrumento se va aprobar y se va a aprobar más pronto que tarde.

¿Hay fecha ya para el inicio de esta discusión?

Ya se introdujo desde diciembre, la Cámara de Representantes empieza la última semana de enero y a partir de ahí se necesitan las famosas 21 lecturas, esas pueden ocurrir más o menos en tiempos un poco más acortados; pero aun cuando puedan existir ciertas vicisitudes de tiempos legislativos, ninguna es de orden sustantivo o político real hacia el instrumento, es un hecho. Yo creo que hacia abril estará terminado.

Con su aprobación y entrada en vigor ¿qué retos ve con Canadá?

El primer reto es aprovecharlo y fomentar inversiones y eso es un trabajo muy central de cualquier embajador por razones muy obvias. Lo que nos da el TMEC es una herramienta nueva y muy potente.

En segundo lugar, hemos empezado a dialogar con los canadienses sobre el tema de la movilidad laboral, que no es lo mismo que migración. Hay migración mexicana a Canadá, pero la intención es tratar de construir un acuerdo mucho más sofisticado que permita el desarrollo progresivo de movilidad laboral y que esta movilidad laboral se vaya haciendo consecuente con un mercado laboral México-Canadá. No sé en qué se va a traducir, lo que sí sé y en lo que estamos trabajando es en construirlo.

Canadá tiene un déficit anual de más o menos 250 mil trabadores, en toda la escala de empleo desde no calificado, calificado, hasta muy especializado y eso está generando incentivos en muchas partes, incluyendo México. Lo que queremos aprovechar es que no sea solamente un asunto de emigración mexicana a Canadá, sino que responda a una lógica más sofisticada entre los dos países de mercado laboral

¿Un reto complicado?

Un reto fascinante, complicado, complejo porque así es el fenómeno, pero al mismo tiempo creo que es completamente realizable, ya los convencimos y estamos formalizando la conversación entre los dos países y vamos a ver. Al mismo tiempo tenemos experiencias muy positivas que a pesar de que no sirven de base, sí reflejan el dialogo que tenemos, como es con los trabajadores temporales agrícolas o los trabajadores que se van directamente con las empresas. También tenemos un problema de mexicanos que por desinformación, y por la oferta de trabajo están tratándose de ir por la puerta equivocada y solicitan asilo.

Ese un número está creciendo y genera presiones que no deben ser; porque efectivamente, el 90 por ciento, o más de estas peticiones son declinadas por falta de mérito y lo único que generan, además de presión innecesaria, es una mala experiencia que regresa con un sello de deportado.

Todo esto responde al mismo problema, al mismo fenómeno que es el gran incentivo que se está desarrollando alrededor de este mercado laboral, sí existe un mercado laboral y luego si eso lo combinas con el TMEC, con las inversiones entre los dos países, realmente estamos hablando de algo que puede ser prometedor, sumamente eficaz y puede convertirse en un ejemplo muy positivo y muy moderno en estas épocas de debate migratorio complejo, sobre como dos países podemos hablar seriamente y crear acuerdos serios sobre movilidad laboral, que es la aspiración al final en la globalización del trabajo.

¿Veremos resultados pronto?

Estamos apenas empezando; hay una enorme receptividad, una enorme sintonía y lo que estamos haciendo es comprendiendo el problema, comprendiendo el reto, el fenómeno, las causas, los efectos para poder ir determinando cómo le entramos, pero hay muy buen diálogo al respecto.

RLO

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