Originaria de Guatemala, pero nacionalizada mexicana durante el sexenio de Vicente Fox, Julia Klug es simpatizante del presidente Andrés Manuel López Obrador desde 1996 y desde entonces lo ha seguido en todo su trayecto político.
"Sentí un enlace muy fuerte con la persona y dije pues yo lo voy a apoyar, porque lo que él siente yo lo siento, porque lo que él quiere yo lo quiero y mira, lo quiero tanto que lo traigo tatuado en la piel, o sea soy obradorista de hueso colorado y yo estoy dispuesta a morir por él, si viene un problema fuerte en contra del Presidente yo voy a ir hasta adelante para defenderlo", contó en entrevista para MILENIO.
Julia inició en el activismo hace 30 años en donde vestida de monja y papa protestaba afuera de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México para pedir la destitución de los sacerdotes pederastas y la primera manifestación a la que acudió fue en 1997 contra el fallecido fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel.
Actualmente tiene 69 años y es una de las organizadora del plantón que se encuentra afuera de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el cual pide la destitución de la ministra Norma Piña, así como otros funcionarios y que el pasado fin de semana fue sede de un enfrentamiento con simpatizantes de los ministros y ministras de la Corte.
"Dicen que yo la vengo a amenazar porque traigo una metralleta, yo vengo vestida de lo que ella representa, una narco, puerca ministra de la Suprema Corte de Justicia, eso es para mí Norma Piña, narco, puerca ministra de la Suprema Corte", declaró el 28 de mayo previo a los enfrentamientos.
Entre lo más controversial de Julia se encuentran sus atuendos que usa para protestar, los cuales son confeccionados por ella y busca que en cada uno de ellos se muestra la esencia de la lucha que está representando.
"Cuando yo empecé en la lucha, dije: “Me voy a vestir de Papa y me hice mi traje..Que ahora voy a ir apoyar a los maestros, pues me vestía… Me he ido vestida a la embajada gringa del Ku Klux Klan yo en casa tengo un montón de telas, de hilo, de todo", contó.
Y aunque durante los años que lleva en el activismo la han acusado de vivir del erario público ella asegura que el único dinero que recibe del gobierno es al que por ley tiene derecho tras el asesinato de su hijo quién era piloto de la Fuerza Aérea Mexicana y fue asesinado en funciones a los 24 años durante el sexenio de Felipe Calderón.
Para Julia sus protestas no son una amenaza, sino una manera de mostrar su apoyo a la lucha de López Obrador, así como a todas las personas que no han podido acceder a la justicia en distintos ámbitos debido a la corrupción que asegura, existió en gobiernos pasados.
"Si a mí me pagaran, no estaría aquí arriesgando mi vida, yo estoy aquí por convicción, yo estoy aquí porque me duele lo que le pasa a México y por lo mismo yo voy a morir de pie luchando por los mexicanos", puntualizó.
LG