Con el voto femenino, Kamala Harris busca seguir los pasos de Sheinbaum

La candidata demócrata está captando el poderoso y determinante poder de las mujeres en las urnas gracias a su posición sobre temas reproductivos y ante las actitudes paternalistas de Trump y emular a México con el arribo a la presidencia.

Victoria de Kamala depende del voto femenino.
Diego Salcedo
Estados Unidos /

A prácticamente a un mes de las elecciones, el voto femenino empezó a perfilarse como el talón de Aquiles de Donald Trump, y el arma secreta de Kamala Harris para convertirse en la primera presidenta de Estados Unidos y seguir los pasos de su vecina del sur, Claudia Sheinbaum.

Bajo esa meta por alcanzar, la vicepresidenta de Estados Unidos y candidata demócrata a las elecciones del 5 de noviembre, felicitó ayer a la nueva mandataria mexicana y expresó su voluntad de fortalecer la cooperación bilateral.

Felicitan a Sheinbaum

“Felicidades a la presidenta Sheinbaum de México por su histórica investidura. Estoy deseando fortalecer la cooperación en materia de seguridad y prosperidad, desde abordar la migración irregular hasta fortalecer nuestros vínculos económicos y de energía limpia”, escribió en X.
“A medida que el mundo observa a México bajo la dirección de su primera presidenta, nos enfrentamos a la posibilidad real de hacer historia también en nuestro propio país, eligiendo a la primera presidenta en Estados Unidos”, sostiene la mexico-americana Yadira Sánchez, directora ejecutiva de Poder Latinx.

Su organización, que ha registrado a decenas de miles de votantes en los estados clave de Arizona, Nevada y Georgia entre otros, patrocina la red de votantes femeninas Las Poderosas, que fueron recibidas la semana pasada en la Casa Blanca por su trabajo de movilización electoral en apoyo a Harris.

“Es momento de seguir haciendo historia, no solo en México, sino en Washington y en cada comunidad” de Estados Unidos”, señaló.

Con Sheinbaum la proporción del apoyo masculino fue mayor que el de las mujeres, 62% o contra 56%, pero con Kamala opera un fenómeno inverso: el debate de los derechos reproductivos ha ganado un impulso significativo entre las mujeres, en particular entre las más jóvenes, latinas y afroamericanas, y entre votantes suburbanas, la mayoría de las cuales apoya a la demócrata.


Aunque Trump se autoproclamó como el “protector” de las mujeres, un creciente número de sondeos muestra que las votantes lo están abandonando no solo por su posición sobre el aborto, sino por lo que califican como una actitud paternalista.

“Ya no se sentirán abandonadas, solas ni asustadas. Ya no estarán en peligro. (...) Ya no tendrán ansiedad por todos los problemas que tiene nuestro país”, proclamó Trump en un acto de campaña en Pensilvania. “Yo seré su protector”.

Una encuesta de la Universidad de Suffolk/USA Today muestra que el cortejo del voto femenino ha sido contraproducente. Las mujeres favorecen a Harris por 21 puntos porcentuales mientras que Trump la aventaja con 13 puntos en el voto masculino.

Entre las mujeres jóvenes la diferencia es incluso mayor: 61% de las jóvenes encuestadas tiene la intención de votar por Harris en comparación con el 30% que lo hará por Trump, de acuerdo con una encuesta separada del Harvard Institute of Politics (IOP).

Sacudida histórica

A raíz de la trascendental decisión de la Corte Suprema de revocar el caso Roe versus Wade, el histórico fallo que legalizó el aborto en 1973, Estados Unidos registra un sacudimiento sísmico en el panorama de los derechos reproductivos. El aborto ha cobrado protagonismo en el discurso público, influyendo en las estrategias de campaña, la movilización de los votantes y los debates sobre políticas públicas.

“Lo que vimos desde las elecciones intermedias de 2022 es que este tema (de los derechos reproductivos) fue muy importante para muchas mujeres, pero también para muchos hombres”, sostiene el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Funcionarios Electos y Designados, Arturo Vargas.
“Hay que tomar en cuenta —indicó— que la mujer vota mucho más que el hombre en nuestra comunidad y en muchas comunidades. Así es que ese voto femenino tiene mucho poder”.

El resurgimiento hace unas semanas de un comentario de 2021 del candidato vicepresidencial republicano, J. D. Vance, cuando calificó a activistas demócratas prominentes de “mujeres gatas sin hijos con vidas miserables”, abundó en el tema y detonó una ola de indignación entre las votantes femeninas.

Cuando la cantante pop Taylor Swift decidió apoyar la candidatura de Harris calificándola de una “una líder talentosa y de mano firme” y elogió a su compañero, Tim Walz, por su defensa de los derechos LGBTQ+, y de la fertilización in vitro, su mensaje en redes sociales fue firmado como “mujer gata sin hijos”.

La selección de Walz como compañero de fórmula, cuya primera hija Hope nació gracias a una serie de tratamientos de inseminación intrauterina, tuvo el efecto de galvanizar aún más al voto femenino a favor de los demócratas. Durante un acto de campaña en Arizona, a Walz se le escurrieron las lágrimas cuando la multitud coreó el nombre de su hija “Hope, Hope, Hope”. “Yo no estoy llorando, ustedes están llorando”, les dijo.

En 2020 Trump perdió el voto femenino frente a Joe Biden po r15 puntos porcentuales y si se mantiene la tendencia actual, esa brecha se ampliará y podría incluso rebasar la mayor diferencia en género de la historia de la elección de Bill Clinton  contra Bob Dole en 1996.

En contra de Trump opera el hecho de que el aborto se ha convertido en una piedra de toque para las votantes opuestas a que las decisiones sobre sus cuerpos sean tomadas por políticos, en momentos que las restricciones a nivel local varían drásticamente, lo que ha creado un mosaico de derechos desiguales. 

Algunas mujeres pueden acceder al aborto con facilidad, pero las que viven en estados conservadores se enfrentan a prohibiciones casi totales.

Los números tampoco lo favorecen. En 2020 votó 59.5% de los hombres, pero el 63% de las mujeres.

RM

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