La Mañanera, la maratónica conferencia de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador, llegó hoy a sus mil ediciones. La conferencia de prensa matutina comenzó a transmitirse desde el inicio del sexenio, en 2018.
Desde que comenzó su administración, el primer mandatario retomó la costumbre que adoptó en 2000 cuando gobernaba la capital: responder preguntas a reporteros en sesiones que duran hasta tres horas, de lunes a viernes.
“Se me hace una labor titánica y cansada (...), pero solamente así se puede estar más cerca del pueblo. Lo veo con buenos ojos, que salga a darnos las noticias del día”, dijo Arturo Hurtado, de 50 años, en su puesto de gorditas de Ciudad de México, y quien sigue religiosamente el programa en un televisor desde las 07:00 horas.
Pero López Obrador, de 69 años, no solo da noticias. Sus respuestas, por lo general desde Palacio Nacional, incluyen largas digresiones históricas.
También construyó un repertorio de palabras y expresiones que repite en cada una de las conferencias como “fifí”, “conservador” y “los de arriba”, para referirse a sus adversarios, o “el hampa del periodismo” ante la crítica de algunos medios.
“Las Mañaneras no tienen parangón en la historia moderna”, comentó el escritor y periodista Pedro Miguel, quien considera que el Presidente concibió este espacio como un canal de comunicación.
Cambió la rutina
Miguel, militante oficialista, cree que es “un contrapeso a una masa mediática” identificada con la oposición, “que participa en un acoso político” al Presidente, cuya popularidad ronda el 60 por ciento.
La conferencia también marca la agenda informativa y cuenta con la participación de otros funcionarios del gobierno federal. Son contados los ministros que organizan sus propios actos. La mayoría informa en La Mañanera, a la que también han acudido los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y de Bolivia, Luis Arce.
Asimismo, son invitados a veces empresarios, diplomáticos o representantes de organismos internacionales.
Incansable
En La Mañanera participan, del mismo modo, comunicadores de medios alternativos que incluso han llegado a comparar la energía del mandtarario con la de un atleta keniano.
López Obrador ha mantenido ríspidos intercambios con reporteros críticos e incorporó Las mentiras de la semana, un segmento en el que su gobierno responde a señalamientos de la prensa y opositores.
No obstante, al jefe del Ejecutivo federal le han reconocido no haber flaqueado en sus largas jornadas, que incluyen una reunión de seguridad previa a cada conferencia, pese a lidiar con problemas cardíacos e hipertensión.
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“Nunca se ha sentado, solamente cuando lo vacunaron para el covid-19. Nunca ha tomado una gota de agua (...), no va a parar”, afirmó una periodista que ha acudido a más del 90 por ciento de las conferencias.
Como un animador, López Obrador reproduce a veces canciones de su gusto, ya sea para celebrar una efeméride o responder críticas, como el corrido Somos más americanos, de Los Tigres del Norte, con el que replicó expresiones contra los migrantes en Estados Unidos.
Y, tras denunciar una campaña para obligarlo a poner fin a La Mañanera, recientemente planteó la posibilidad de extenderla a los fines de semana.
LP