Tras varios años de autodestrucción, Jorge Flores Silva reunió fuerzas y en 2012 empezó a buscar a su abusador. No lo halló físicamente, pero logró que le respondiera por Facebook.
Francisco Serrano Limón ya no era el hermano carismático que atraía como un imán a cientos de jóvenes con vocación religiosa, pero seguía siendo un hombre manipulador.
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Tenía entonces 64 años. Se dijo enfermo, con problemas de Alzheimer. “Soy un viejo cansado”.
Jorge Flores Silva quería saber por qué abusó sexualmente de él cuando era un adolescente de 13 años, interno en el seminario de Aspirantes de San José, en San Fernando, Tlalpan, en la Ciudad de México.
“No me acuerdo, pero voy a orar por ti”, escribió benévolo el cura.
Para refrescarle la memoria, Jorge Flores Silva escribió “Malicia”, una novela que presenta este jueves 28 de junio, en la que relata el modus operandi de los abusos sexuales y el sistema clerical de encubrimiento.
“A Francisco le recuerdo que pertenecía al Yunque y sus métodos perversos. Estoy yo y otra víctima real”, dice en entrevista con MILENIO.
“Al final lo que queremos hacer es una 'salvación por todos mis amigos’' Y queremos que se atienda a las personas-víctimas que están muy mal. Y que se animen a denunciar por qué la Iglesia vive de eso, sólo hay tres denuncias latentes en la Arquidiócesis de México”, señala.
Jorge y sus abogados no pudieron denunciar penalmente a Francisco Serrano Limón porque en la Ciudad de México el delito de abuso sexual prescribía 15 años después de que la víctima alcanzara la mayoría de edad. La fecha límite los rebasó por meses.
Por la vía civil no podían reclamar nada, así que optaron por un proceso clerical, un juicio dentro de la congregación en el cual El Vaticano determinó expulsar de la vida religiosa a Francisco Serrano Limón, en 2019.
Pero Francisco no estuvo presente, nunca dio la cara. No hubo reconocimiento del daño que cometió, un arrepentimiento o un perdón a sus víctimas. Sólo la congregación ofreció la disculpa pública que Jorge exigió, pero sin nombrar al agresor.
Los hermanos lasallistas mantienen oculto el alcance y el daño que causó Francisco Serrano Limón durante más de cuatro décadas que fungió como guía en la congregación y que, por su modus operandi y el número de víctimas, podría ser catalogado como un depredador sexual, impune hasta hoy.
Los Legionarios de Cristo hicieron pública su investigación interna en 2019, revelaron que 175 menores de edad fueron víctimas de abuso sexual a manos de 33 sacerdotes, 60 fueron víctimas de su fundador, el padre Marcial Maciel, fallecido en 2008.
Pero los casos de abusos dentro de la comunidad lasallista no han prosperado, pese a que Jorge contabiliza al menos treinta víctimas de Francisco, quienes lo han contactado. Tiene nombres, datos, testimonios, fechas. Entre ellos no se conocían, pero su relato coincidía.
“Platicaban su testimonio y decíamos ¡A mí también, a mí me hizo eso!”, refiere en la entrevista con este diario, con motivo de la presentación de su novela Malicia, en la que revivirá los abusos sexuales y psicológicos de decenas de víctimas de abuso clerical.
Didac Soler es el personaje del libro, un niño que vive en un internado para ricos, criados por monjas, y que guarda en sus diarios todo lo que ve y escucha en esa sociedad secreta y cerrada.
–¿Habrá más revelaciones de lo que ya sabemos?
"Sí, sí, muchas. Yo estuve mucho tiempo dentro de la Iglesia. Fui maestro en escuelas del Opus Dei de 2009 a 2013 y me enteré de muchísimas cosas. Muchos amigos de este tipo de escuelas, después de decir que fui abusado, comenzaron a contarme lo que vivieron.
“Contacté a víctimas en Chile, en España, en Irlanda. Quería saber cómo hicieron para salir de esto (el sufrimiento), pero me contaron tantas cosas que al final dije, debo hacer una novela que denuncie todo esto de forma universal. Lo que pasan las personas abusadas sexual, psicológicamente y de cualquier otro tipo dentro de la Iglesia”.
Y añade: “Traté de entender a México desde la religión católica, aunque México no se llama México, se llama Santa Fe, como querían llamarle los del Yunque. También quisieron nombrarla y convertirla en la Ciudad de Dios”.
Jorge también cuenta los intentos del Yunque “por clericalizar todo el poder y que todo fuera religión católica. Desde el primer germen, en la época cristera, hasta nuestros días, pasando por el MURO, el intento fascista de ver a Hitler como buena persona”.
–¿Vamos a tener una lectura del Yunque?
"Sí. Y del Opus Dei, de Los Legionarios. Una lectura del Vaticano, de México, del sufrimiento de los mexicanos, de por qué somos un país así. Salimos a ver cómo es el mundo. Cómo son los seglares y cómo es adentro de la Iglesia”.
–¿Le ayudarán a Francisco a recuperar la memoria?
"En el libro se cuentan hechos que son mi caso y el de otras otras víctimas, otros curas y otras congregaciones. El sistema clerical que los ha dejado actuar, lo mismo en Chile con Fernando Karadima, que en México con Francisco Serrano Limón y Carlos López, que es diocesano.
“A Francisco le recuerdo que pertenecía al Yunque y sus métodos perversos. Estoy yo y otra víctima real, pero también aparece el caso de Jesús Romero Colín en su intento por denunciar a Carlos López. A Jesús le destrozaron sus pruebas y le impidieron reponerlas porque ya no eran las originales”.
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Encubrimiento sistémico
El testimonio de las víctimas ha permitido establecer un modus operandi de Francisco y también de la congregación para encubrirlo con éxito pues hasta hoy ninguna autoridad judicial ha intervenido en el caso y su paradero se mantiene desconocido.
“Me dijeron ellos (la congregación) que estaban al pendiente de que no cometiera más abusos y si reincidía, ellos iban a actuar”, dice Jorge.
Pero no actuaron en 1994, que se tiene registro de la primera víctima de abuso sexual por parte de Francisco, ni en 2001, cuando Jorge llegó al seminario y presenció la primera denuncia por abuso sexual en contra de Francisco por parte de un compañero que lo acusó ante las autoridades del seminario.
“Lo corrieron a él con el pretexto de que debía pasar más tiempo con su familia, cuando él no tenía familia, venía de un internado”, se duele Jorge, convertido ahora en un maestro de grupos vulnerables. Al cura pederasta lo cambiaron de sede, pero regresó meses después a seguir abusando de los aspirantes, entre ellos Jorge.
La primera exigencia que Jorge les hizo fue que Francisco estuviera lejos de los niños, “porque me enteré que estaba abusando de los niños indígenas de la sierra de Veracruz, a donde lo transfirieron después de una denuncia de abuso en La Salle de Benjamín Franklin (CDMX)”.
Luis Francisco Serrano Limón aparece como proveedor del ayuntamiento de Alpatláhuac (2015-2017), Veracruz, en los límites con Puebla, municipio donde la congregación tiene el Colegio La Salle Ayahualulco, con secundaria y bachillerato para los hijos de campesinos y colonias semi urbanas.
Aparecía como mediana empresa, pero con su nombre y RFC: SELL4808262C1. “En 2019 aún estaba ganando dinero con las mermeladas que hacían los campesinos en Ayahualulco”, apunta Jorge.
Una zona que no le es desconocida pues sus dos licenciaturas en Educación Media, una en Historia y otra en Ciencias Naturales, de 1983 y 1987, las hizo en la Escuela Normal Superior Benavente de Puebla.
Lazos de protección e impunidad
En el sexenio de Vicente Fox, el catolicismo estaba muy fuerte. El Papa Juan Pablo II venía por quinta ocasión a México, a canonizar a Juan Diego. La familia Serrano Limón obtenía dinero público como nunca e incidencia en las políticas públicas del país.
A través de sus fundaciones y federaciones peleaban contra el uso de condón, la píldora del día siguiente. La Secretaría de Salud le entregó a Provida dinero para poner en marcha 10 centros de “ayuda” a la mujer y equipar otros 48 por todo el país.
Jorge Serrano Limón, su fundador y hermano de Francisco, recibía millones de pesos de Nacional Financiera y la Lotería Nacional para sus actividades antiaborto; Gustavo Serrano Limón era director de Políticas Sociales de la Sedesol y Francisco era el mayor pastoralista de su congregación, contacto para la zona Distrito Antillas-México Sur, que es Centro y Sur de México, Miami, República Dominicana, Haití, Puerto Rico y Cuba.
“Atraía vocaciones como loco”, dice Jorge Flores Silva. Sólo en su grupo eran 20 aspirantes a sacerdote.
“Y era el filtro más importante para entrar. Él daba la última palabra, pero antes tenían que contarle todo y de eso se aprovechaba. Me dijo que mi papá me quería abortar, que yo era homosexual, que me iba a curar del abuso sexual que sufrí años atrás, con más abuso sexual”, revive Jorge.
Se llevaba a los jóvenes de campamento e inventaba dinámicas para desnudarlos, como rally's donde debían ir dejando la ropa hasta quedar desnudos. A un estudiante lo hizo desnudarse y caminar en la Alameda. Se lo llevaron detenido y Serrano Limón fue al Ministerio Público a pagar la multa. “Es una dinámica de grupo”, se justificó.
El abuso también era psicológico. “Al que veía amanerado lo comenzaba a insultar. Lo destrozaba psicológicamente porque todo el grupo se le echaba encima. Imagínate decirle a tu mamá: Me siento de la fregada porque me tratan de gay, en una escuela católica, entre 1998 y el año 2000”.
–¿En verdad las autoridades requieren de una denuncia para actuar contra Francisco? ¿O será que otro poder lo está protegiendo?
"Yo sé que la familia todavía tiene poder. Después de mi denuncia, la casa de Jorge en la calle de Pino, en Coyoacán, comenzó a estar llena de camionetas y personas en movimiento.
"Mucha gente que se formó en La Salle en los años 90, fueron adoctrinados con el método de Salvador Borrego, perteneciente al Yunque, ahora ocupan altos puestos en el gobierno federal, empresarial, judicial y académico. Ya no hablamos sólo de escuelas: es una sociedad completa la que los apoya”.
En los años de gloria, la familia Serrano Limón, compuesta por ocho hermanos, extendió sus lazos entre los Legionarios de Cristo y el Opus Dei. Jorge Joaquín Ignacio Serrano Limón cuenta con una maestría y un doctorado en Bioética, de 2010 y 2012, por la Universidad Anáhuac, donde se doctoró con la tesis: La Eficacia en las Imágenes de Ultrasonido en el Rescate de Vidas del Aborto.
Convertidos en adultos, muchas de las víctimas hablan en privado, pero se callan en público. De 40 testigos que Jorge contactó, sólo 10 aceptaron rendir su testimonio en el proceso clerical. Muchos están casados, con hijos y sólo quieren olvidar. Otros tienen miedo al poder de la familia, algunos continúan rotos y dañados emocionalmente y a otros sólo les interesa un acuerdo económico.
Mientras el tiempo corre a favor del depredador sexual, porque aunque la Ley General de los Derechos de las Niñas, los Niños y los Adolescentes (2014) volvió imprescriptible los delitos de abuso sexual infantil, los códigos penales locales mantienen vigente cierto plazo para denunciar el delito; y la ley es aplicable al momento en que se cometió el delito, no es retroactiva.
Actualmente la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) analiza un amparo solicitado por el director y dueño de una escuela privada en Guanajuato, con orden de aprehensión por abuso sexual infantil, quien se acoge a la prescripción del delito, vigente en su estado.
El camino de las víctimas para obtener justicia y reparación del daño está minado de burocracia, revictimización, violencia, escarnio social y leyes que favorecen a los victimarios. Con todo en contra, el tiempo que dura una víctima de abuso sexual en recuperarse y hablar es impredecible y debiera ser atemporal.
En un país que ocupa el primer lugar en el mundo en abuso sexual infantil (OCDE), con 600 mil delitos sexuales que no se denuncian (ENVIPE); y con cifras que van a la alza, pues en 2020, 5 mil 497 personas de 0 a 17 años fueron atendidas en hospitales por violencia sexual y para 2021 el registro subió a 7 mil 676 casos (REDIM).
En este contexto, Jorge Flores Silva presentará este jueves 28 de julio su novela “Malicia”, a las 19:00 horas en la librería Rosario Castellanos de la colonia Hipódromo Condesa, de la Ciudad de México. Al evento acudirán especialistas en el tema y otras víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes católicos.
'Hipocresía' de la Iglesia
En entrevista para MILENIO Televisión, Jorge Flores Silva destacó que lo que busca principalmente es visibilizar la hipocresía de la Iglesia, pues pese a que cuando él denunció lo ocurrió y cambiaron de sede al monseñor Francisco Serrano Limón, en el nuevo sitio continuó los abusos hacia otros menores.
Asimismo, hizo un llamado a que quienes han sufrido este tipo de abusos sexuales, se acerquen "a una asociación civil, de las que son de verdad, que se acerquen a nosotros, a Jesús Romero Colín, y nosotros vamos a ayudarlos y confíen en que no están solos".
La presentación del libro se realizará este día a las 19:00 horas en la librería Rosario Castellanos.
FS