Los ministros también cantamos: Yasmín Esquivel Mossa

Entrevista | Lado B

Integrante de la Corte, una de las 13 mujeres que han llegado hasta esa posición, disfruta escuchar boleros y tríos, y cuenta que un profesor de preparatoria le transmitió la pasión por la defensa de las personas.

La abogada es la mayor de cinco hermanas. (Araceli López)
José Antonio Belmont
Ciudad de México /

Desde los 17 años supo que quería ser abogada; hoy es ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Yasmín Esquivel Mossa (15 septiembre de 1963) recuerda que uno de sus profesores de preparatoria influyó mucho en ella para que decidiera estudiar derecho.

La ministra del máximo tribunal —adonde solo han llegado 13 mujeres en casi 200 años de historia— asegura que le debe su vida académica al sistema público de México. Se considera una persona normal, sencilla y accesible.

Es la mayor de cinco hermanas, a las cuales considera “extraordinarias compañeras de vida”, y es de los pocos ministros que usa Twitter, donde prioriza publicaciones “de la vida diaria”, pues asegura que se trata también de un tema de transparencia.

Del poco tiempo libre que le deja la Suprema Corte, la ministra cuenta que una parte la destina a escuchar música tradicional mexicana (boleros y tríos, sus preferidos) e incluso asegura que si algo le habría gustado hacer es precisamente cantar.

¿Por qué decidió estudiar la carrera de derecho?

En la preparatoria 9 de la UNAM tuve una materia que se llamaba Derechos Económicos, Sociales y Políticos de México. El profesor era un abogado muy elocuente, emotivo en todas sus clases y defendía mucho los valores jurídicos, los derechos de la gente, y en ese momento supe que como abogada se me iba a permitir defender los derechos de las personas.

¿En su carrera ha podido ejercer esta defensa?

Sí, el derecho es uno de los valores más preciados que la gente quiere proteger. Después de la vida y la salud, a mí me parece que lo más importante es el patrimonio de las personas, la estabilidad jurídica, las relaciones con los demás, siempre protegidas por las leyes. El derecho está al lado de las personas desde que nacen, incluso hay debate sobre si esto ocurre desde antes del nacimiento, pero desde el nacimiento se tiene derecho a tener un nombre, una nacionalidad, en fin, y así hasta que mueren. Y todavía después se siguen debatiendo derechos hereditarios, testamentarios, entre otros.

¿También desde el servicio público ha podido ejercer esa defensa?

Colaboré en las entonces delegaciones (hoy alcaldías) de Coyoacán, Benito Juárez y Azcapotzalco, y esa parte me permitió tener la oportunidad de saber lo que es servir a las personas. Ahí me di cuenta de que mi vocación era el servicio público, servir a los demás y mejorar su entorno.

¿En qué momento decide dedicarse exclusivamente al ámbito jurisdiccional?

En año 2000. Esa fue una de las tres decisiones importantes que tomé en mi vida, la otra fue ser mamá y estudiar el doctorado.

Casi 20 años después se convirtió en ministra de la Suprema Corte...

Y apenas soy la ministra 12 de cerca de 500 ministros que ha tenido el alto tribunal en su historia. La presencia de la mujer en la Corte ha sido mínima, falta un buen tramo por trabajar en esa parte.

Solo usted y el ministro presidente en la Corte frecuentan Twitter. ¿Por qué decidió estar tan activa en redes?

Antes de llegar a la Corte abrí mi cuenta para publicar algunos aspectos que me parecían importantes. Cuando empiezo mi encargo como ministra me dije: “bueno, hay que trasmitirlo también y que la gente sepa que los ministros —y hablo por mí— estamos cerca de las personas e igual que ustedes, con problemas y contratiempos”. Entonces he tratado de que sean comentarios más enfocados a la vida diaria para que la gente vaya conociendo más a la ministra: también reímos, cantamos, también nos gusta la música de trío, de rock.

¿Qué hace durante sus tiempos libres?

Me queda muy poco tiempo porque el trabajo en la Suprema Corte honestamente es muy pesado, de bastante estudio, pero me gusta mucho la música, la tradicional de nuestro país, tríos, boleros. En casa, cuando era más pequeña, escuchábamos a Agustín Lara, Guty Cárdenas, Marco Antonio Muñiz. Una de las cosas que me habría gustado hacer es cantar... y es lo que no me sale porque no lo he desarrollado por falta de tiempo.

¿Lectura preferida?

Mujercitas (Louisa May Alcott) marcó mi vida. Enseña lecciones importantes, especialmente sobre los sueños, aspiraciones, sobre romper esos techos de cristal para saber salir adelante. Lo leí cuando era adolescente, una de mis tías me lo regaló. Me reflejaba mucho lo que sucedía en casa, todas mis hermanas éramos completamente diferentes, mi mamá dice: “tengo cinco hijas y las cinco son tan diferentes como los cinco dedos de la mano”. Mi personaje favorito es Jo March porque es independiente, rebelde, resuelta; no siempre me reflejo en ella, pero a veces sí.

¿Cómo era esa casa?

Soy la mayor de cinco hermanas y desde muy pequeñas hemos sido solidarias entre nosotras y gracias fundamentalmente a ellas he tenido la oportunidad de combinar la parte de madre y esposa con la parte profesional. Y recordando esa parte lírica, dicen que la distancia es el olvido, entonces yo siempre trato de estar cerca de la gente que quiero para que no me vayan a olvidar.


LAS MÁS VISTAS