La debilidad de las instituciones en temas de seguridad y de procuración de justicia provocaron la crisis de derechos humanos en la que está sumida México y que se acentúa con eventos como los ataques a la familia LeBarón, cometido en Sonora el pasado lunes, explica el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez.
A escasos días de dejar la comisión, González Pérez dice que regresará a las UNAM para dar clases, manifiesta sentirse preocupado e insatisfecho por la violencia e inseguridad, pero sobre todo por la falta de instituciones que no han sabido responder a las exigencia de un país que atraviesa por una de las peores crisis.
¿Cuáles son las preocupaciones con las que se va?
No me puedo ir satisfecho cuando hay tanto dolor por los 40 mil desaparecidos, con la barbarie de Ayotzinapa, de la que dejamos una línea de investigación muy exhaustiva y que no ha sido atendida, tampoco me puedo ir tranquilo cuando hay tal grado de violencia hacia las mujeres y tampoco cuando hay violencia contra los comunicadores.
Veo cuatro binomios en los que se acentúa la crisis por la que vive el país. La primera: desigualdad y pobreza; la segunda, violencia e inseguridad; una tercera, tiene que ver con la corrupción e impunidad que prevalece, y la cuarta se acentúo en estos meses y es la debilidad del estado de derecho y debilidad institucional.
Y a ello se suma, el caso de los LeBarón y el operativo en Culiacán. ¿En qué se está equivocando este gobierno?
Desde 2006 las políticas en materia de seguridad no han sido integrales, no han atacado el fenómeno en su integralidad. Este gobierno ha esbozado la idea de atender la parte preventiva en la que coincido que las causas pueden ser un condicionante como la pobreza, la desigualdad, pero hace falta aplicar una política pública que atienda la integralidad en materia de seguridad, empezando por tener 33 fiscalías autónomas.
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Interacción con las policías estatales, buscar la armonización entre la Federación y los gobiernos locales que se pase del papel a los hechos. Que se capacite a los operadores del sistema, porque el binomio seguridad y derechos humanos pueden caminar juntos.
Esta estrategia va dirigida a no usar la fuerza, con la premisa de respeto a derechos humanos…
No he dicho que no se haga un uso legítimo de la fuerza, con proporcionalidad, racionalidad objetividad con un fin legítimo, cuando está en riesgo vidas o integridades que se le dé seguridad a los elementos de la policía en cuanto las condiciones para el desempeño de sus actividades, ese es todo.
¿Qué piensa de la colaboración que ha ofrecido EU en el tema de la seguridad?
A Estados Unidos se le debe decir que sí a esa colaboración, pero una que se traduzca en hechos reales para que se revise el tratado de armas, en seguridad fronteriza, pero no esa que han implementado para detener migrantes, sino para frenar el trasiego. Espero que esta no sea una decisión unilateral de Estados Unidos, como lo fue en el caso migrante. Creo que el gobierno del presidente López Obrador enfrentará ahora una crisis diplomática intensa, pero que debe ser una oportunidad para que se tomen decisiones de ambas partes.
La elección de su sucesor se ha politizado, en buena medida por las declaraciones de López Obrador por el perfil del nuevo titular. ¿Qué piensa de ello?
Esta responsabilidad recae en el Senado, que es el órgano que decidirá, más allá de cualquier intencionalidad de cualquier acto político, el Senado tiene en sus manos el juicio histórico del futuro de los derechos humanos.
¿Podrá mantener su autonomía el organismo en los próximos años, tuvo un costo para su administración?
Tengo la esperanza de que así sea. Entre la CNDH y las instituciones debe permanecer el diálogo, uno que no se interrumpa, con debates e incluso diferencias. Las descalificaciones que se hicieron en mi contra, por disentir, solo afecta a las víctimas. Me voy agradecido con el equipo de trabajo que me respaldo y que trabajó por y para las víctimas, en jornadas intensas y que espero tengan respuestas en corto plazo.
RLO