• Janine y los acordeones, la última batalla perdida, el último voto solitario

  • Sin regalazos envueltos en transitorios ni shows de abrazos obligados, Janine Otálora pidió concluir sólo trabajando: con un voto firme, pero solitario, se despidió entre trampas que triunfaron.
Ciudad de México /

Janine Otálora perdió en el último intento por sancionar las trampas, pero dejó intacta la convicción de exhibirlas. Sin aceptar obsequios envueltos en transitorios, se sentó por última vez en su silla de jueza, señaló sin titubeos deficiencias y errores de las autoridades electorales, no le quitó ninguna letra a los ilícitos que otros se aferraron a no ver y votó firme… aunque solitaria.

La magistrada Otálora Malassis salió por la puerta principal, eso de esquivar por el túnel de atrás no es algo que le guste frecuentar. Dejó su silla y los aplausos resonaron. Una ovación de pie del equipo que la acompañó por nueve años la siguió hasta que se detuvo ante las cámaras de MILENIO y dio sus últimas palabras antes de abandonar el máximo tribunal electoral mexicano:

“Lo único que te diría es que quiero agradecerles como medios que siempre estuvieron acompañando. Críticos a veces, pero siempre respetuosos. Y quiero agradecer a todo mi equipo de la ponencia a mi cargo por el excelente trabajo que hicieron y a todas las áreas administrativas y jurisdiccionales del Tribunal. Y con esto me quedo el día de hoy”.

No hubo ceremonia de despedida ni fiesta pública. Ni siquiera porque tres magistrados aparecieron uniformados, perfectamente coordinados con saco oscuro, camisa blanca y corbata roja. Outfits dignos de chambelán, como listos para bailar un vals que nadie hizo sonar. En este evento Marc Anthony no se resbaló.

Janine Otálora rechazó regalazos y los protocolos del adiós personalizado. Desairó las costumbres, acuerdos y anhelos del pleno con el que inició hace nueve años.

A diferencia de sus antecesores, José Luis Vargas e Indalfer Infante, los primeros en abandonar este pleno fracturado, dividido y grillo, Otálora no quiso una sesión solemne de despedida donde se le colocara como el centro de atención. No le interesó una transmisión especial de ésas en las que todos hablan para decir cosas bonitas y hacer rondas de aplausos y apapachos, sin importar si hace poco se estaban apuñalando.

En aquel 2023, dejó su silla vacía tras las diferencias con José Luis Vargas quien acusó a sus pares de ser una manada, lo que llevó a Otálora a encabezar la rebelión interna que lo derrocó como presidente desde una sede alterna entre tuitazos, oficios y llamadas de emergencia que nadie atendió para rescatarlo. Encabezó como decana, la siguieron como una especie de matriarca, aunque luego se quedó con un solo hijo fiel, el único que hasta el último día la acompañó entre aplausos.

Ahora, dos años después, rechazó ser la protagonista del adiós en vivo y a todo color. Entre la rispidez y la ley del hielo que persiste entre algunos, pidió expresamente brincarse ese paso, como si para ella, las comedias que ese pleno ha protagonizado ya hubieran caducado.

Janine Otálora tuvo su última sesión como magistrada del TEPJF este jueves. | Cuartoscuro

Magistrada, se le respeta y se le quiere también 

Otálora apostó por seguir trabajando, pero entre sus colegas no todos estaban dispuestos a cambiar de silla sólo votando y sin un adiós, aunque nadie pidiera en sus casos más aplausos.

Fue una sesión especial, de últimas veces. La última de las pocas con un pleno completo de siete y con Janine Otálora, pero también la de cierre de Mónica Soto como presidenta. El fin de una presidencia que arribó con aprobación de panzazo, sin el respaldo de la propia Otálora a quien ahora, despedía en contra de su petición expresa.

“Sé que me pidió de manera expresa que fuera una sesión exclusivamente jurisdiccional, pero no es posible retirarnos, magistrada Otálora, sin hacerle un reconocimiento a su trabajo, a su trayectoria, a su fortaleza y a lo que ha aportado a este Tribunal Electoral y lo que también ha aportado con su firmeza en sus decisiones.
“Hay muchos caminos por andar y estoy segura de que los suyos están ahí para seguir fortaleciendo lo que usted considere y donde usted considere seguir aportando a México y a nuestra democracia”.

Un minuto de aplausos resonó en el pleno, en reconocimiento a la magistrada que se va y para quien Soto no dudó en agregar: “magistrada: se le respeta y se le quiere también. Aquí siempre será bienvenida”.

Las diferencias entre ambas no fueron escasas, pero ayer parecieron poco significativas. Las rencillas encabezadas por Soto hacia Otálora en los últimos años cambiaron por reconocimientos y sonrisas.

Aun así, Otálora no tomó la palabra en público. Respiró, sonrió y contuvo la emoción. Manteniendo firme la convicción de lo que pidió: cerrar trabajando.

Ultima sesión y participación de la magistrada Otalora | Especial

Multas por acordeones, la última batalla perdida 

Y es que las ocho semanas de retraso de asuntos pendientes sobre la elección judicial no daban para más. Vacaciones, ausencias y viajes a Venecia retrasaron el deber de resolver cientos de juicios que la Sala Superior sólo fue postergando.

Así enfrentó la batalla final en el máximo tribunal electoral: el intento para que cientos de candidaturas que se beneficiaron de la propaganda ilícita de los acordeones, al menos, fueran sancionadas. Una consecuencia que al menos insinuara que no había un aval legal para repetir las trampas en dos años.

Estaban en juego 6.3 millones de pesos y cientos de candidatos sancionados por el INE: 3.4 millones de pesos en multas por aparecer en acordeones físicos y 2.8 millones por versiones digitales. Un grupo de 188 con multas desde los 110 pesos hasta los 255 mil pesos, impugnaron las sanciones.

El fantasma de lo que el consejero Arturo Castillo desde el INE calificó como “el elefante en la sala” volvió a despertar, no sólo reumático sino en vida artificial, con la esperanza de un milagro para no olvidar que existía, que ahí estaba, esperando el 2027 con ansias.

La magistrada comenzó contundente y recordó que esos acordeones afectaron la libertad del sufragio, aunque las sentencias de ese mismo Tribunal digan lo contrario.

“Las etapas del proceso electoral avanzaron y aparecieron en el escenario los llamados acordeones o guías de votación que, desde mi perspectiva, lejos de constituir materiales orientadores para el adecuado ejercicio del derecho al voto, constituyeron mecanismos para influir en la voluntad de la ciudadanía con la intención de afectar la libertad de sufragio. Y mi posición en este aspecto ya ha sido muy clara en los casos que hemos resuelto anteriormente”.

A diferencia de su colega más cercano, Reyes Rodríguez Mondragón, la magistrada decana no se aferró a una multa intacta, pues comenzó reconociendo que el INE tuvo muchas fallas e incluso, exhibió “inactividad para insistir y superar estos silencios” ante la falta de respuestas concretas sobre la autoría de estas trampas.

“Estamos ante un escenario inédito que exigía de la autoridad electoral la mayor diligencia posible y exhaustividad. Sin embargo, advierto que las indagatorias desarrolladas por el Instituto quedaron en su mayoría inconclusas, no sólo por causas imputables a terceros, también por lo que parece ser un escaso empeño del Instituto para obtener respuestas a sus requerimientos.
“Quiero ser enfática, mi posición en estos asuntos no avala en forma más mínimo la distribución y beneficio de los acordeones, sino que, a mi juicio, el INE debe proseguir con la investigación para efectos de determinar plenamente las responsabilidades y fijar las sanciones correspondientes”.

Su voto quedó en solitario. Jueces y juezas, magistraturas de circuito o electorales regionales y de última instancia, las y los magistrados que vigilan el actuar de todos los juzgadores federales, y ministras y ministros de la Suprema Corte implicados, acabaron perdonados por igual. De forma lisa y llana, sin consecuencia alguna, sin investigación adicional, sin un costo por haber llegado al Poder Judicial con apoyo de una mano oscura cuyo rostro hasta ahora, insisten en que no se pudo comprobar.

Satisfecha, los porqués vendrán después 

La magistrada Janine Otálora se llevó sus convicciones en voto minoritario y con las trampas triunfando. Para su interpretación jurídica nunca necesitó compañía, para rechazar las bondades que ofertó el régimen tampoco.

Ayer se escuchó “concluye esta sesión” y en automático se levantó de su silla, sin dar espacio a una mínima oportunidad de que a alguien se le ocurriera una fotografía grupal en la que quizá, no había ánimos de participar.

Otálora Malassis confirmó a su equipo cercano desde el cierre de la elección judicial, que dejaría el cargo el 31 de octubre, cumpliendo con el día exacto en que en 2016 protestó concluir la magistratura electoral. Negándose a ampliar su permanencia hasta 2027 con la concesión que la reforma judicial estableció en un transitorio con dedicatoria exclusiva para cinco personas con nombres y apellidos, incluido el suyo.

La magistrada no aceptó el empleo dos años más. Los nueve años fueron suficientes para vivir una montaña rusa de emociones, un camino de obstáculos librados y otros apenas superados, entre presiones externas y traiciones internas. Dejó la presidencia por ataques del poder y se negó a respaldar a quienes quisieron manipular al TEPJF. Cambió de bandos y de aliados, pero no de posturas así fueran solitarias.

Respondió a MILENIO que se va satisfecha y pidió dejar para después los porqués, que son claros y lógicos, pero que hasta ahora no ha verbalizado.

— ¿Se va a satisfecha, magistrada?

"Sí".

— ¿Eran innecesarios los dos años adicionales en el cargo?

"Pues no, no creo que ningún tiempo es innecesario".

— ¿Por qué decidió no tomarlos?

"Ahí sí no, por el momento prefiero quedarme con este agradecimiento para todos y para ustedes, y desearles mucho éxito".

Janine Otálora brindó entre los suyos, le aplaudieron, le lanzaron porras y muchos se conmovieron. Nadie preguntó al ritmo de salsa ‘¿qué precio tiene el cielo?’, quizá en sus nuevos aires ya no se tasa ese valor. La única promesa es que los porqués, claros y sin titubeos se dirán después, eso vendrá después.

LG

  • Jannet López Ponce
  • Reportera de Grupo MILENIO desde 2013. Especializada en periodismo político, electoral e inteligencia financiera. Premio Pantalla de Cristal al mejor reportaje con “Revolución feminista en la montaña” y nominación con “Ucrania, la huida”

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