“Me gustan Los Beatles y Queen, y no cambio la infectología por nada”: Javier Ramos Jiménez

Dedicado a combatir brotes de enfermedades como el sida, el cólera y la influenza AH1N1, quien fuera titular del Servicio de Infectología del hospital Universitario sigue compartiendo su conocimiento con jóvenes de la UANL.

El doctor Javier Ramos ha dedicado 34 años a la investigación de la infectología. Raúl Palacios
Carolina León
Monterrey /

Luego de 30 años de desempeñarse en el área, para el doctor Javier Ramos Jiménez el ser infectólogo es una experiencia que no la cambiaría por nada. 

En entrevista para MILENIO, señala que la infectología le ha permitido combinar su pasión por el rock, los deportes y, sobre todo, gozar de su familia.

Considera que su máximo logro fue el haber formado una familia con su esposa y sus cuatro hijos, a los que ahora añade cinco nietos.

Con 67 años de edad, Javier Ramos relató que desde joven decidió inclinarse por la medicina, pero fue cuando era estudiante que tomó la decisión de especializarse en la infectología, al ver todo el desarrollo competitivo y de investigación que conlleva su desempeño.

Actualmente reveló que pese a que ya se pudo haber jubilado, su labor la sigue viviendo con el mismo ímpetu que el primer día de su carrera.

En total ha invertido 34 años de su vida en el estudio e investigación de la infectología; tras desempeñar la titularidad del Servicio de Infectología del hospital Universitario por más de 10 años, hoy continúa siendo colaborador de este departamento.

Sobre todo continúa transmitiendo su conocimiento a las nuevas generaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), cuya enseñanza la tuvo que adaptar debido a la pandemia de covid-19.

Esto ha provocado muestras de afecto de sus alumnos, quienes por redes sociales le han demostrado su respeto, admiración y cariño por siempre estar atento y dispuesto a compartir todo su conocimiento.

Al hacer remembranza de cómo inició su carrera, recordó que gracias a su inquietud de conocer más se fue a estudiar a Estados Unidos, lo que lo empujó a hacer frente a los primeros casos de VIH que se registraron en los años 80; ya en su retorno a México le tocó afrontar en los 90 la amenaza del cólera, y en el nuevo milenio encaró los brotes de SARS de 2003 y la epidemia de la influenza AH1N1.

Nos comentaba que ama al rock, ¿qué bandas son sus favoritas?

Sí, me gusta mucho el rock ligero, y por así decirlo me inclino mucho por la música y canciones de Los Beatles y hasta de Queen. 

Aparte de su amor por la infectología, ¿tiene algún deporte favorito?

¡Sí, por supuesto que sí! Disfruto mucho del futbol soccer, el americano y por supuesto el beisbol.

Comentaba que le gusta el futbol, ¿a qué equipo apoya?

Como todo un universitario, a los Tigres.

¿Qué libros lee en estos momentos?

Por la pandemia, únicamente me he centrado en la lectura científica, ver los avances que se han documentado y otros datos relevantes del covid-19.

¿Para usted qué significa la familia?

Son las personas que deciden por voluntad o por sangre crecer juntos, enfrentar los retos de la vida diaria, ayudándonos unos a otros de una manera consciente y permanente.

¿Qué lo hizo inclinarse por la infectología?

Todo empieza cuando uno tiene una meta, empieza desde una formación adecuada. Durante la carrera me di cuenta que las enfermedades infecciosas eran importantes, que era un campo muy dinámico, que siempre hay cosas nuevas, entonces fue una de las cosas que la hizo atractiva.

¿Qué le ha dejado en lo personal y profesional?

Lo importante es aprender con cada pandemia y hacer planes de preparación. Mi carrera me ha enseñado, a mi persona, la importancia de la educación continua.

Yo ya podría estar jubilado desde hace cuatros años, pero sigo en esto porque me fascina, lo hago con gusto y aprendo bastante.

Si pudiera regresar en el tiempo, ¿cambiaría de profesión?

A pesar de que tengo la formación, una maestría, un doctorado, sigo aprendiendo día a día.

Esta es la mejor carrera que hay en medicina, no se decepcionarán si eligen esta carrera, se tiene que adaptar a todo. Cuando yo la estudié todo era muy morfológico y hoy ya es muy molecular. Ha cambiado radicalmente en los últimos 30 años.

Si por azares del destino no hubiera estudiado lo que hoy es, ¿qué otra carrera hubiera elegido?

Si no hubiera podido estudiar esta hermosa carrera, me hubiera ido a Leyes o algo similar, pero el tiempo me ha dado la razón.

No hay otra especialidad con proyectos tan interesantes y en los que podemos intervenir para modificar las cosas. 

¿Cuál es su platillo preferido?

El cabrito es mi comida predilecta.

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