Si hubiera que descifrar los gestos que Enrique Peña Nieto hizo durante más de 70 minutos que tuvo que escuchar a Andrés Manuel López Obrador en la tribuna del Palacio Legislativo de San Lázaro se diría que reflejaron incomodidad: las yemas de los dedos índice y pulgar a la punta de la nariz o a la entreceja, la mano a la frente y los ojos moviéndose nerviosos.
Sentado entre Porfirio Muñoz Ledo, reacio promotor de la cuarta transformación, y Martí Batres, líder de la izquierda morenista, los movimientos del ex mandatario fueron más evidentes cuando AMLO, ya con la Banda Presidencial, lanzaba reproches sobre corrupción e impunidad.
La ceremonia de transición del poder no fue breve. Como una liga, el proceso se estiró lo más que pudo pero, una vez terminada la sesión, Peña salió rumbo a la casa de las Lomas de Chapultepec, propiedad de su esposa, Angélica Rivera, para vivir ya lejos de los reflectores.
Casi tres horas duró su último día como personaje público. La tarde, según dijo, la pasó en su núcleo familiar más "íntimo y cerrado": sus hijos y su esposa.
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La puerta de Paseo de las Palmas 1325 se abrió a las 10:23 de la mañana. Minutos antes habían entrado su vocero, Eduardo Sánchez; su jefe de asesores, Carlos Pérez Verdía; el jefe de la Oficina de la Presidencia, Francisco Guzmán; el general Roberto Miranda, jefe del Estado Mayor Presidencial, y Juan Carlos Morales, su fotógrafo personal.
Con la Banda Presidencial puesta, Peña Nieto salió a la banqueta , en donde lo esperaban reporteros: "Me retiro a la vida privada, al ámbito privado, y no deseo tener participación alguna en la vida política del país”. Que se dedicará a “reinventarse”, dijo.
En San Lázaro, sí, la ceremonia fue larga, con el sello discursivo de López Obrador. Pero al salir, probablemente Peña Nieto se fue tranquilo por las palabras del ahora Presidente: "Le agradezco sus atenciones, sobre todo le reconozco el hecho de no haber intervenido, como hicieron otros presidentes, en las pasadas elecciones".
Peña Nieto le devolvió la "flor": "Señor Presidente, le deseo el mayor de los éxitos". Y lo abrazó y se fue. Ya no por la puerta principal ni en el convoy de ocho camionetas con hombres armados con el que llegó, sino solo en una, discreta, que salió hacia Viaducto, hacia Palmas, hacia el retiro.
Con información de: Daniel Venegas.
“Me voy de la política”: Peña
Cuarta transformación
Reinventarse. Casi tres horas duró su último día como personaje público. La tarde, según dijo, la pasó en su núcleo familiar más "íntimo y cerrado".
Ciudad de México /
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