INER recuerda el primer caso de covid-19 en México; "tenía miedo, al igual que nosotros"

Médicos del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias recuerdan cómo dieron con el primer caso de covid-19 en el hospital hace un año, lo que detonó el inicio de la pandemia en México.

El 27 de febrero llegó un sospechoso de covid-19 al INER, que fue confirmado horas después. (Cuartoscuro)
Blanca Valadez
Ciudad de México /

Era la 1o 2 de la tarde del 27 de febrero, de 2020 cuando Yetlanezi Citlalli Hernández Romero, residente del servicio de neurología de adultos del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), se encontraba de guardia cuando llegó el primer caso de covid-19 a México.

“Teníamos un protocolo para recibir a los primeros pacientes sospechosos por lo que estaba pasando a nivel internacional”, explicó.

Se trataba de Ángel 'N', un empresario de 35 años que acudió al INER tras viajar a una convención en Bérgamo, Italia, del 14 al 22 de febrero de 2020.

Llegó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) el 22 de febrero, un día después presentó fiebre, dolor de cuerpo y de cabeza, síntomas que se fueron incrementando. Acudió al INER tras estar alerta sobre los síntomas, mismos que fueron confirmados y se convirtió en el primer caso confirmado del nuevo coronavirus en México.

Entró al INER por sus propio pie. Como venía de Europa, se activó el protocolo y se le asignó un consultorio especial, el siete. En esa época se desató toda una polémica de si estuvo horas con otros pacientes o el lugar de aislamiento no era el adecuado.

La residente respondió que “todos teníamos una vestimenta específica: se le hizo hisopado y nueve horas después de espera, salió el resultado salió positivo".

Se le realizó un cuestionario, una evaluación y a las 10 de la noche, aproximadamente, se tenía el resultado positivo. Se le aisló en el consultorio número 7 antes de pasarlo a pabellón cuatro.

“Habíamos estudiando como a 20 pacientes sospechosos, pero las prueba de PCR salieron negativas. No teníamos hasta el momento ningún caso confirmado. Ya cuando llegó el primer paciente y, después de unas horas en el que sale positivo, se decide darle hospitalización.”.
“Fue una sensación de miedo por ser el primer caso, y estar influenciada por cómo pasaban las cosas a nivel internacional. Pero a la vez fue muy emocionante porque era el primer caso en México, y el primer caso lo habíamos tenido aquí en nuestro instituto. Fue un periodo de mucha adrenalina, porque teníamos que organizarnos médicos, enfermería, camilleros, para dar la mejor atención al paciente, y coordinarnos para que no hubiera ningún error tanto por seguridad del paciente como seguridad por nosotros”,explicó la residente.

Clínicamente, el paciente llegó estable, sin embargo, su saturación de oxígeno estaba entre 88 y 90 por ciento, que fue por uno de los motivos por los cuales se decidió su hospitalización.

“Había tenido síntomas respiratorios como cefalea, disnea, tos seca, dolor de cuerpo, alzas térmicas o fiebre”.

Cuando le dicen que es positivo, propuso estudiar a su familia, alguno de ellos se había contagiado.

"Estuvieron bajo vigilancia su esposa, dos hijas. “Tenía miedo, al igual que nosotros. No lloró, pero si tenía mucha incertidumbre sobre sí estaba muy grave, cómo está su situación, cuánto tiempo se tenía que quedar hospitalizado, cuáles eran los siguientes pasos y qué pasaría con su familia. No todos salieron positivo".
“El miedo estaba en todos nosotros, pero la emoción también. Creo que todo supimos manejar bastante bien y aplicamos el protocolo como estaba indicado”.

En la tomografía tenía “lo que nosotros llamamos vidrio lustrado, que son como parchesitos blancos, que nosotros vemos en la tomografía y que indican que está un poco inflamado. Se le dio anticoagulantes,   soluciones para bajar la fiebre".

En tanto, Cristóbal Guadarrama Guadarrama, médico internista, neumólogo,responsable y jefe de la unidad de urgencias respiratorias del INER, comentó que llevaban todos los preparativos en la búsqueda de síntomas confirmatorios entre de los pacientes con alta sospecha por covid-19.

Todos los días teníamos pacientes sospechosos para evaluación, principalmente aquellos que venían de viajes, de áreas que ya tenían casos positivos y que las definiciones operacionales del instituto y de la Secretaría de Salud así nos lo marcaban en esta búsqueda intencionada”, dijo Guadarrama.
“Cuando el médico me mandó un mensaje y me dijo que la prueba salió positiva, decidimos hacerle otra prueba final validada por el InDRE. Obviamente, cuando volvió a dar positivo, se echó a andar la siguiente parte del protocolo como la atención inmediata al paciente para evaluar su riesgo y su gravedad así como toda la implementación de las medidas de protección en la unidad”, agregó.

Guadarrama Guadarrama explicó que ya teníamos un áreas designadas desde el ingreso, pasando por triage, consultorios, observación donde hay cuartos con aislamiento.

“Supimos que este paciente tenía una enfermedad de leve a moderada; lo que más nos llamaba la atención era la baja saturación de oxígeno en la sangre y los requerimientos que necesitaba en ese momento. De ahí se hicieron todos los estudios de imagen, de tórax simple, para evaluar la inflamación del pulmón.
“Creo, es una percepción muy personal, había mucha ansiedad entre nosotros. Teníamos casos descritos en Estados Unidos y sabíamos que era cuestión de días o de horas de que hubiese el primer caso. Sin embargo, pasaron semanas y cuando llegó, el personal de atención directa tuvo miedo a lo desconocido.
“En mi caso, la ansiedad se terminó y empezamos a realizar todo lo que teníamos que hacer, y eso fue lo que se hizo”.

En efecto, señaló que “hubo mucha incertidumbre y miedo por algún miembro del personal, pero eso no paralizó la atención del paciente. Por el contrario, se hizo todo lo que habíamos planificado y eso fue el éxito en la atención final del paciente.

“En su momento, el paciente sólo requirió oxigenación a través de puntas nasales, con un flujo bajo de oxígeno”.
"La alerta surgió de su empresa. Le confirmaron que hubo un caso positivo diagnosticado allá en Europa donde él estaba. Y luego él presentó sintomatología. Estaba muy preocupación por sus familiares, porque ya tenía varios días en la Ciudad México y había convivido con varias de sus hermanas, con su esposa y su mamá, con algunos pacientes pediátricos".
“El paciente siempre estuvo despierto, alerta. Siempre hubo comunicación directa con su familia, a quienes se le explicaba se estado”.

Por ser el primer caso en México, toda la comunidad médica, científica, la sociedad civil, los medios de comunicación, pusieron los ojos en el en el instituto.

“Él no tenía ningún factor de riesgo para enfermedades crónicas y degenerativas. Sí tenía sobrepeso, pero en general era un paciente sano, joven, de muy buena condición clínica y médica. Estuvo una semana”.

En el INER hubo “miedo” y “momentos de confusión”, “incertidumbre pero “estábamos preparados, teníamos los protocolos, teníamos el Equipo de Protección Personal, teníamos las áreas designadas y nos preparó para enfrentar los siguientes casos que empezaron a llegar a las semanas”.

Lo atendieron como 10 médicos, todos especialistas: neumólogos, algunos intensivistas, médicos residentes en formación para la especialización en neumología; respiratoria especializado en la parte respiratoria, médico de rotación

Yo ya había vivido la pandemia de influenza como médico residente en medicina interna. Obviamente yo tenía idea de lo que era una pandemia. El estar al frente y liderear un grupo de expertos, multidisciplinario para mi fue un reto. Jamás nos imaginamos, hasta el día de hoy, lo que significaría el diagnóstico del primer caso en México. Yo lo único que te puedo decir que cuando llegó el primer caso y lo diagnosticamos, descansé. Porque era la presión, el estrés de poder llegar al primer diagnóstico, para poder echar todo lo demás que sabíamos que teníamos que hacer.”, explicó.

El primer paciente supo lo que era el coronavirus, es una persona profesionista, informada y lo único que requirió, por ese momento, fue humanismo.

“Él preguntaba que si su enfermedad era grave, qué si había riesgo de que fuera intubado, obviamente le explicamos que era muy poco probable, pero al ser una enfermedad nueva y poco conocida nada estaba descartado.También comentaba cuándo se podría ir a casa. Nos decía.
“Vivir y lidiar con ser el caso índice de México es algo que no se lo deseo a nadie”.

El paciente sigue acudiendo al INER a seguimiento,  pero está incorporado a sus actividades laborales y económicas, goza de buena salud con su familia.

“Sabemos que algún porcentaje de los pacientes que se infectan y se resuelve la enfermedad no generan inmunidad, o tardan en generarla. La recomendaciones que le damos a él, a sus familiares es que se deben de seguir cuidando y siguiendo las recomendaciones sanitarias”, aseveró.

Luego del caso índice, al INER empezaron a llegar decenas de pacientes semanas después con sintomatología de leve hasta grave.”De ahí y hasta la fecha no hemos terminado de dejar de ver pacientes con estas características, con muchos espectros de la enfermedad, desde formas leves hasta los más graves que requieren apoyo ventilatorio mecánico invasivo”.

Trayecto

La Unidad de Urgencias Respiratorias es el acceso que daba hacia la vía pública. Aquí fue donde entró el primer caso a solicitar la atención médica ese día.

El primer filtro de seguridad fu el el vigilante que preguntó el motivo de la acudir a la unidad médica

Él tuvo que haber pasado el primer nivel de seguridad, conformada por un área de trabajo social, una ventanilla de atención y varios consultorios que se encuentran hacia el fondo como un sitio de evaluación médica que se llama triage. Estos ya no están operando.

Una vez que accedió por la puerta de cristal, que es el primer nivel de seguridad, antes de ingresar a la sala de espera, el paciente se debió haber dirigido de manera inmediata hacia el área de registro de ventanilla, donde el personal administrativo tomó todos los datos generales del paciente, así como la información necesaria para mandarlo a la atención en consultorios.

El personal solicitó información general en cuanto al nombre completo, dirección y edad para que pueda tener un registro de ingreso y esto quede en el sistema para seguir dando seguimiento en caso de que el paciente requiera un estudio en especial o bien hospitalización más adelante.

Luego, estuvo esa tuvo en el área de espera, en una banca que se encontraba aislada solamente para un grupo de pacientes. Estuvo un máximo de 10 minutos. Se le llamó del área de clasificación médica, donde una médico especialista ya lo esperaba para poder hacer el interrogatorio. Se realizan algunas preguntas sobre su sintomatología, el tiempo de inicio, si recibió algún tratamiento y los antecedentes, en este caso, el viaje al extranjero.

Y una vez que se catalogó como un paciente sospechoso, pasó a un consultorio designado para los pacientes que iban a hacerse la prueba de covid-19.

Esperó aproximadamente las nueve horas hasta que saliera el resultado. Entró a esta área de aislamiento, el consultorio tres de neumología.

La ruta ya estaba establecida para los pacientes con covid-19. Los lugares de transito, marcadas por líneas de color morado.

Una vez que el paciente recibió su diagnóstico, se tomaron exámenes de sangre, pasó a la silla de ruedas, por el pasillo y fue llevado al área de hospitalización, siguiendo toda la línea a través del área de observación de urgencias.

Estuvo 48 horas en el consultorio siete y luego decidieron su pase al pabellón clínico cuatro, con todas las condiciones de aislamiento.

AESC

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