Las mercaditas existen porque las mujeres resisten. Así lo resume una feminista participante en estos espacios que poco a poco se están abriendo paso en la región de Tula para luchar contra la violencia económica de un sistema patriarcal que las ha invisibilizado.
Atitalaquia, Atotonilco de Tula, Tlaxcoapan, Tula de Allende y Tepeji del Río son algunos de los municipios que actualmente ya cuentan con estos espacios denominados 'mercaditas', que no son simples tianguis, sino áreas de protesta y lucha para que las mujeres emprendan y logren la independencia económica por medio de la venta o truque de sus productos de cualquier tipo.
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Las propias feministas definen a estos sitios como espacios seguros para las mujeres, y es que entre ellas se apoyan y protegen. No permiten que hombres vendan en estos espacios, pues quieren mantener la protesta separatista, pues insisten en que desde estos espacios además de generar derrama para las mujeres y favorecer así la independencia económica, se protesta para exigir a las autoridades el respeto a sus derechos y el otorgamiento de los que todavía están pendientes.
“Son espacios gratuitos pues no se cobra derecho de piso; además son libres y seguros para que las mujeres puedan llevar su mercancía, cosas de segunda mano o todo lo que deseen vender, y así generar un ingreso, ganancias, las cuales pueden administrar para que no tengan que depender de nadie”, dice una de las feministas de la colectiva Atzin.
Y aclara que “las mercaditas son lugares exclusivos para que vendan mujeres, pero pueden acercarse a comprar los pobladores en general, pues son espacios amigables, en donde además de comprar pueden hacer conciencia sobre la lucha de las mujeres”.
Adversidades
Estos espacios, relativamente nuevos, enfrentan ya algunos problemas, principalmente por el acoso gubernamental ante la apropiación que están haciendo las mujeres de los espacios para protestar contra la violencia económica, entre otras cosas.
Feministas de la colectiva Atzin señalan que en la región de Tula diversas alcaldías recurren al hostigamiento hacia las participantes en las mercaditas, a fin de intimidarlas y no permitirles vender, o al menos no sin cobrarles un derecho de piso.
No obstante, refieren, justo contra esas trabas están luchando desde estos espacios. Reiteraron que no se trata de un tianguis común, los cuales constituyen fuentes de ingresos para los gobiernos, sino de un espacio de protesta contra las barreras existentes para que cualquier mujer pueda ofertar en el punto su mercancía y así obtener recursos económicos para mejorar sus condiciones de vida.
Exponen que uno de los casos más representativos de este hostigamiento es el registrado en contra las participantes de la mercadita instalada los días miércoles en el parque Fray Diego de Rodríguez, en Atitalaquia.
Recuerdan que en campaña para el cargo, el ahora alcalde Agustín Hernández Olguín, expresó su apoyo total a la causa feminista, pero señalan que las acciones efectuadas por miembros de su administración en contra de la mercadita distan de ello.
En este sentido relatan que los días miércoles, cuando se instala la mercadita, el gobierno local en ocasiones retira la electricidad del espacio, además de que los empleados de éste pretenden efectuar labores de mantenimiento y riego a las jardineras del sitio, a pesar de que están ahí los puestos instalados; acusan también que los trabajadores de mantenimiento las acosan y hostigan al término de sus labores.
Pero no sólo eso, pues dijeron que en distintas ocasiones el director de Reglamentos se ha acercado al espacio feminista para tratar de regularlo como una actividad comercial más y cobrar el derecho de piso tradicional, pero le han dejado en claro que se trata de una protesta contra la violencia económica y no de un tianguis convencional.
Acusan que el funcionario incluso las ha amenazado con usar la fuerza pública para retirarlas del espacio, así como negarles el acceso a os baños sino pagan cuota, a pesar de que, dicen, los sanitarios no están en servicio por falta de drenaje.
Mencionan que en alguna ocasión trabajadores de la alcaldía las encerraron en el parque, aún con compradores al interior del parque, generando miedo tanto entre las asistentes como entre las personas que acudían a comprar, como parte de las acciones de hostigamiento para obligarlas a retirarse o pagar derecho de piso.
Las participantes en la mercadita refieren que otra de las problemáticas a las que se enfrentan en Atitalaquia es el sabotaje a la promoción que ellas hacen del espacio de protesta, pues enseguida de que colocan su publicidad se las retiran, a la par de que, dicen, le hacen mala publicidad a estos espacios para que no haya clientes.
Para tratar de frenar este acoso y hostigamiento, refieren, ya elaboraron un oficio a la alcaldía, en el que reiteran la finalidad de protesta del espacio, aunque acusan que los funcionarios del área de Reglamentos no se los recibieron.
Las feministas afirman que continuarán su protesta mediante esta actividad para empoderar a las mujeres y apoyarlas en su independencia financiera, no cobrando piso ni poniendo las restricciones tradicionales de los espacios de venta como los que abundan en la zona.
Tlaxcoapan es otro de los espacios que cuenta con una mercadita, la cual se instala los días viernes frente al Centro Cultural del municipio. Ahí, por el contrario, el alcalde Jaime Pérez Suárez manifiesta que su administración apoya la causa feminista, y por ende no hay algún inconveniente con la operación de este espacio de protesta.
“No tenemos nada en contra de ellas, al contrario, se les han dado las facilidades; estoy totalmente de acuerdo en sus manifestaciones, tienen el derecho de hacerlo y creo que es lo que tenemos que hacer como ciudadanos respaldar acciones en beneficio de las mujeres y respetuosos por la equidad de género”, expresa en relación al tema el mandatario.
Despiertan interés estas iniciativas feministas
Dafne Lisset Juárez Castillo, es una de las feministas de la colectiva Cazadoras de fuego, que participa en una de estas mercaditas en la región de Tula. Revela que cada vez son más las mujeres que se interesan en estos puntos de venta generados por y para las mujeres.
“Son espacios para que las mujeres se ayuden; no hay espacios como tal que el gobierno o el estado nos haya garantizado para comerciar, y pues es la única forma”, relata la activista por los derechos de las mujeres.
Indica que a las mujeres que participan en estos espacios de protesta se les pide que lleven carteles con consignas de la lucha feminista, para dejar en claro el sentido de la protesta, “pues muchas veces los policías y las mismas autoridades, lo confunden con un mercado y es por eso que no nos quieren dejar vender, por eso se pide que traigan los carteles, para que no quede duda de que es una protesta”.
Refiere que son “los policías quienes comienzan a hostigar y posteriormente llaman a Reglamentos, y vienen a querer quitarnos y a veces amenazan con quererse llevar la mercancía”.
Contra esas adversidades se enfrentan las participantes de estos espacios en toda la región, sin embargo mantienen su lucha por estos espacios, que además de promover la independencia económica sirven para brindar apoyo y diversos apoyos a las mujeres.
En el caso de la mercadita de Atotonilco de Tula, dice Juárez Castillo, “hay una campaña de donación de productos de higiene femenina; entre las integrantes de la colectiva ahorramos un poquito de dinero y compramos las toallas para quien desee tomarlas, ahí están en la mercadita en una mesa para que las tomen”.
Incluso, dice, pretenden retomar la campaña de recolección de productos de higiene femenina para nuevamente repartirlas “en zonas rezagadas de la misma comunidad y apoyar a las mujeres”.
Y no sólo eso, pues las mercaditas también están promoviendo espacios de capacitación a través de talleres, como el de pintura en la mercadita de Atitalaquia para niños y adultos, y también mesas de información sobre diversos temas, entre ellos el de métodos anticonceptivos.
Para Austrid Rivera Sánchez, activista feminista independiente, es importante abrir espacios para las mujeres, y destaca que es importante que no se cobre derecho de piso, como medida de apoyo para las mujeres que sufren la violencia económica, una de las tantas violencias existentes.
Explica que para las mujeres con hijos es más difícil acceder a un empleo, y sí lo hacen la remuneración no es digna, “y entonces es más fácil volverte emprendedora, tener tu propio negocio, empezar vendiendo algo, entonces creo que las mercaditas brindan ese espacio, sin el cobro de piso, porque es una gran ayuda”.
Los gobiernos, dice, en un intento de regular los tianguis pretenden cobrar este derecho de piso, pero considera que deberían estar conscientes de la mala situación económica que enfrenta actualmente la sociedad por la pandemia, y por ello las alcaldías deberían apoyar a estos espacios que buscan generar ingresos económicos para un sector desprotegido y sometido a una violencia económica por generaciones.
Reitera que es importante que estas iniciativas feministas se apoyen y por ello pide a las mujeres que acudan a estos espacios para ofrecer sus productos, para aprovechar estas oportunidades de empoderamiento y recuerda que se tienen que ocupar todos los espacios como parte de la lucha feminista y por ello, subraya, es indispensable no desistir y por el contrario resistir.
Las mercaditas son además, dice, ventanas a la información, para hacer conciencia entre la población sobre los diferentes tipos de violencia que viven las mujeres y también para desmitificar creencias.
Actualmente las mercaditas, en donde se pueden encontrar todo tipo de productos, se instalan los miércoles en el parque Fray Diego de Rodríguez, en Atitalaquia; los viernes frente al teatro al aire libre de Tlaxcoapan; los sábados en las canchas de basquetbol de Atotonilco de Tula, también frente al teatro al aire libre de Tula de Allende; y los domingos en Tepeji del Río; todas desde las 9 de la mañana, a excepción de Tula en donde comienza a las 11 horas.