Luego de un largo proceso de estira y afloja, el gobierno federal concretó la compra de la marca Mexicana de Aviación con lo que pasará a ser operada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
La aerolínea llevó a cabo el primer despegue de uno de sus aviones desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) este martes 26 de diciembre.
El primer vuelo salió del AIFA hasta el aeropuerto de Tulum, complejo que fue inaugurado también en diciembre de 2023.
La aerolínea estatal utilizará de manera provisional tres aeronaves bimotor pertenecientes a la Fuerza Aérea Mexicana, dos Boeing 737-800 y un 373-300.
Adquisición de aerolínea costó 815 mil mdp
El 10 de agosto el presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró que la adquisición tuvo un costo de 815 mil millones de pesos, asimismo, de acuerdo con las declaraciones de Luisa María Alcalde, titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), a partir del 15 de agosto comenzó la dispersión de los pagos a los ex trabajadores de la aerolínea, quienes, desde hace 13 años, mantenían una lucha para lograr la indemnización que por ley les correspondía.
De acuerdo con las autoridades federales, la nueva paraestestal propone ofrecer costos de entre 18 y 20 por ciento menos que los del promedio.
La aerolínea volvió a despegar en diciembre de 2023, luego de un turbulento pasado que dejó en quiebra a la empresa y a miles de personas sin empleo.
El primer despegue
Corría el año de 1921 cuando se fundó la Compañía Mexicana de Transportación Aérea, que cuatro años más tarde pasaría a ser renombrada como Compañía Mexicana de Aviación, convirtiéndose en una de las cuatro primeras aerolíneas del mundo.
Para 1929 la compañía se incorporó a Pan American lo que le permitió disponer de un fuerte capital que le ayudó a extender sus alas tanto al interior del país como a Estados Unidos con la construcción de aeropuertos en ciudades como Tampico, Veracruz, Mérida, Cozumel y más.
Tuvieron que pasar tres décadas de crecimiento para que los empresarios mexicanos Crescencio Ballesteros Ibarra y Manuel Sosa adquieran todas las acciones, fue a partir de los años 70 que la aerolínea se convirtió en una de las más grandes en Latinoamérica.
En 1982, el Gobierno de México se convirtió en el inversionista mayoritario con la compra del 54 por ciento de las acciones. El auge de la empresa se sostuvo, hasta que en 2005, durante el gobierno de Viente Fox Quesada, las autoridades federales vendieron su parte de la empresa a Grupo Posadas.
El inicio del declive
Cinco años después de la venta, la aerolínea que resistió a los embates de tres grandes crisis económicas, comenzó a dar las primeras señales de un posible aterrizaje de emergencia que derivó en la suspensión de operaciones en agosto de 2010 por problemas financieros.
Fue así que el sábado 28 de agosto de ese año, a las 14:15 horas, la aerolínea ofreció el que se convertiría en su último vuelo: el MX886, de Ciudad de México a Toronto, Canadá, despidiendo así 89 años de operaciones sin interrupciones.
“El grave deterioro financiero en el que se encuentra la empresa y la imposibilidad de lograr acuerdos que den viabilidad futura a sus operaciones que permitan una capitalización adecuada, han obligado a Grupo Mexicana a suspender las operaciones de Mexicana de Aviación, Mexicana Click y Mexicana Link a partir del mediodía de mañana”, decía el comunicado con el que la empresa anunció el cese de sus operaciones.
Y es que, “La primera siempre será la primera” como decía su eslogan, se convirtió una frase lejana para la aerolínea que finalmente el 3 de abril de 2014 fue declarada en bancarrota por la jueza Edith Alarcón. Decisión que sus sindicatos impugnaron a través de más de 50 juicios de amparo.
Durante todo el arduo proceso, pilotos, sobrecargos y trabajadores de tierra de confianza activos y jubilados emprendieron luchas en el ámbito político y legal.
Los mostradores de la aerolínea dentro del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) fueron tapizados con pancartas, mantas y consignas en defensa de los derechos de los trabajadores que quedaron a la deriva tras la quiebra de la aerolínea.
Incluso, dicho espacio fue adaptado para ser una cafetería a través de la cual algunos de los ex empleados de Mexicana de Aviación buscaban generar ingresos para mantener a sus familias.
Manifestaciones, mítines, bloqueos de avenidas, plantones y hasta huelgas de hambre figuraron a lo largo del conflicto con un solo objetivo: "rescatar" a la aerolínea y conservar las fuentes de empleo o, en su defecto, que todo se negociara garantizando la unidad y preservación de los bienes frenando el despojo de su patrimonio.
Por un lado, el Sindicato Nacional de Trabajadores de Transportes, Transformación, Aviación, Servicios y Similares (SNTTTASS) y la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA) demandaron el cumplimento del contrato colectivo, en tanto que integrantes de la Asociación de Jubilados, Trabajadores y Ex trabajadores de la Aviación Mexicana (AJTeam) interpusieron demandas de carácter individual solicitando el pago de salarios caídos y prestaciones correspondientes a la liquidación que marca la Ley Federal del Trabajo (LFT).
Los más de 10 años de resistencia que trabajadores de la aerolínea mantuvieron, por fin serán recompensados con la indemnización negociada con el Gobierno Federal, la cual no solo regresará a cientos de familias aquellos ingresos que les fueron arrebatados y negados en el pasado sino que también pondrá fin a uno de los mayores conflictos que se ha presentado en el sector aéreo de México.
Con información de Pedro Domínguez.