Han pasado 48 meses desde que un sismo de magnitud 7.1 derrumbara los salones del Colegio Enrique Rébsamen, arrebatando la vida de 19 niños y siete adultos el 19 de septiembre de 2017.
Como cada año, los padres de las niñas y niños víctimas del colapso, junto a sus familiares, amigos y rescatistas que ayudaron en las labores, realizaron una misa a las afueras del colegio ubicado en la calle Rancho Tamboreo en la colonia Nueva Oriental Coapa.
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En punto de las 12 del día, el altar instalado dentro de una carpa a las afueras del plantel comenzó la celebración eucarística que contó con la participación de un sacerdote, un diácono permanente y un trío conformado por órgano, violín y la voz de una soprano.
Al término de la misa, los padres de los pequeños que murieron en los escombros del Colegio Enrique Rébsamen tomaron el micrófono del altar donde agradecieron a los presentes el haberlos acompañado.
Ahí, la señora Mireya Rodríguez, la mamá de la pequeña Paola, dijo que la lucha de los padres responde a un deseo de que ningún padre pase por lo mismo "yo le doy gracias a Dios por habérmela prestado ( a Paola), pero también por ella, por Dios y por los demás niños que quedan estamos aquí luchando para que esto no vuelva a suceder" dijo.
Óscar Vargas, el papá de Raúl Alexis dijo con voz entre cortada al recordar a su pequeño quien jugaba en la escuela de Fútbol del Club América, que "la justicia que queremos para nuestros hijos va a ser un bálsamo también para nosotros, para nuestros corazones".
Tras decir estas palabras y recibir abrazos fraternos, los padres de las víctimas, con pistolas de burbujas en mano, levantaron sus puños en señal de silencio, al término del minuto en honor a los caídos, Alejandro Jurado, papá de Paola, dijo que seguirán luchando hasta llevar a la justicia a todos los implicados en la remodelación del Colegio Enrique Rébsamen y cuyos malos trabajos desencadenaron en el colapso de mismo.
Tras un minuto de aplausos y el grito de "Justicia" al unísono de los presentes, se dio por concluido el memorial para recordar a los pequeños que murieron bajo los escombros del Colegio Enrique Rébsamen hace 48 meses. Un ejemplo vivo de que la corrupción es el mejor caldo de cultivo para la tragedia.
FS