Mónica Dolores Cuevas Monzón está recluida en el penal de Tanivet Tlacolula, en Oaxaca, desde hace casi 11 años. La mujer de 39 años fue detenida el 5 de noviembre de 2010 en el Estado de México acusada de secuestro y delincuencia organizada, delitos que no han sido comprobados.
Mónica solicita al presidente Andrés Manuel López Obrador ser beneficiaria del decreto que el gobierno federal publicará para otorgar la libertad a personas que están en cárceles federales y que tengan más de 75 años, lleven más de 10 años privados de su libertad y sin sentencia o hayan sido torturadas.
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Desde la cárcel, en entrevista telefónica con MILENIO, Mónica contó que su declaración fue firmada debido a la tortura física y psicológica de la que fue víctima; además de los golpes que recibió en la cabeza, le dieron un balazo en la pierna izquierda y la amenazaron con lastimar a sus hijas en ese entonces de 11, 10 y un año.
“Me pegaron tan fuerte que me dejaron secuelas en mi cabeza, me amarraron, me aventaron agua con hielo en la cara, estaba muy cansada de tanto golpe, me dieron un balazo en la pierna izquierda, me amenazaban con mis hijas, que ellos las tenían en su poder, me obligaron a firmar una declaración porque me pusieron en una línea telefónica dos niñas gritando”, relató Mónica.
De acuerdo con la madre de Mónica, Issa Monzón, el proceso de su hija ha tenido muchas irregularidades: en el momento de su detención nunca tuvo acceso a una defensa y en el tiempo que lleva recluida le han cambiado de manera arbitraria su abogado de oficio. Aunado a esto, la trasladaron a Oaxaca, aunque su proceso jurídico se encuentra en el Estado de México, con la excusa de que todas las cárceles de mujeres en esa entidad estaban llenas.
“El caso de mi hija está en México, pero la mandaron a Oaxaca, supuestamente porque ya estaban llenas las cárceles de mujeres de allá y que no cabían y que me la mandaron hasta acá”, explicó la madre de Mónica.
Aunque Mónica manifestó en distintas ocasiones ser torturada para declararse culpable, fue hasta el año pasado cuando le aplicaron el protocolo de Estambul, el cual consiste en evaluaciones médicas y psicológicas para determinar si hubo o no tortura; el cual salió favorable para ella.
Estar en prisión le arrebató todas las esperanzas de volver a estar con sus hijas. Antes de su detención se dedicaba a su cuidado, sobre todo de la más pequeña, que estaba internada en el Hospital La Raza por un tumor cancerígeno, por el cual lamentablemente falleció.
“Recordar todo eso me nubla la vista de que me siento muy feo, mi hija falleció a los dos años y medio porque me necesitaba, necesitaba mis cuidados”, contó Mónica.
La esperanza de ser libre volvió a Mónica cuando se enteró en televisión que María Isabel San Agustín, con una sentencia de 65 años por el delito de secuestro y a quien le acreditaron en 2018 que fue objeto de tortura, salió de la cárcel tras 10 años presa gracias a la amnistía que se le otorgó en la Ciudad de México, como parte de las acciones que en los estados se están haciendo tras el llamado que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 29 de julio.
“Escuché cuando el presidente dijo que iba a dar la amnistía o el perdón a las personas que fueron torturadas, entonces yo tengo esa esperanza y fe de que me ayude: tengo las dos cosas llevo 10 años y 8 meses presa, no me han sentenciado y otra, pues el protocolo Estambul de tortura, fui muy torturada, por eso tengo mucha fe y me entró esa esperanza de vivir, volví a vivir”, dijo Mónica.
Para ella, ser beneficiaria del decreto significaría retomar el tiempo perdido con su madre y sus dos hijas. Su madre tuvo que desplazarse a Oaxaca y dejar su vida en el Estado de México para acompañarla en este proceso.
“Lo primero que haría sería ver a mis hijas, es algo que me tiene loca, incluso ya soy abuelita. Tengo dos hijas adolescentes, mi mamita linda, que es una mujer epiléptica, lo que más es esa sed de estar con mis hijas y después de diez años perdidos (estar) con mis hijas (es) lo que más anhelo porque perdí una”, finalizó Mónica.
FS