Mónica Fernández, la tabasqueña leal a AMLO

La tabasqueña electa para dirigir la Presidencia del Senado fue la primera mujer en sumarse a la construcción de Morena como partido.

Mónica Fernández, la primera mujer en sumarse a la construcción de Morena como partido. (Claroscuro)
Liliana Padilla
Ciudad de México /

La lealtad genera en política las mayores retribuciones y en la era de la Cuarta Transformación, muchos de los personajes que están en la primera línea de gobierno o legislativa, tuvieron esa característica que marcó su futuro, hace por lo menos una década.

Es el caso de la senadora Mónica Fernández Balboa, a quien su solo acento y origen la hace cercana a Andrés Manuel López Obrador. Pero llegar a la Presidencia del Senado en una circunstancia política tan favorable para Morena no es producto de la casualidad o de su lugar de nacimiento.

En 2006 cuando el escenario político de Andrés Manuel López Obrador había pasado del triunfalismo a la tragedia, la entonces diputada federal electa había conquistado un espacio en el Congreso gracias a la cantidad de votos que había obtenido, por el impulso de su candidato presidencial a la coalición Por el Bien de Todos que integraban PRD, PT y Convergencia.

No hubo mitin en el que Mónica Fernández no estuviera presente durante el plantón del Zócalo y Reforma. También estuvo en aquella asamblea informativa del domingo 30 de julio, 28 días después de la jornada electoral en la que López Obrador perdió por la mínima diferencia frente a Felipe Calderón, candidato del PAN.

Eran muchos los que lo acompañaban en el templete que daba la espalda al Palacio Nacional. Muchos como Martí Batres y Ricardo Monreal, hoy abiertamente confrontados.

Pero también, muchos que hoy ya no están en la Cuarta Transformación y que aquel día estaban parados detrás del líder escuchando con estupor, cómo llamaba a permanecer en plantón, incluso a aquellos que gracias a él habían conseguido fuero vía los votos obtenidos.

Como un ala del PRD, la que hoy se quedó solo con las siglas del entonces partido más importante de la izquierda, pero también de sus entonces aliados de Convergencia, hoy Movimiento Ciudadano. Dante Delgado y su principal figura, Gabino Cué, la promesa política más importante del partido naranja y a quien el impulso lopezobradorista lo llevó a ganar la gubernatura de Oaxaca.

De la larga lista que poco a poco se fue diluyendo, los más leales eran un puñado de tabasqueños. Mónica Fernández y otros paisanos como Rosalinda Hernández, hoy Administradora General de Auditoría Fiscal del SAT, su hermano Adán Augusto López, hoy gobernador y hasta Arturo Núñez, quien cayó de la gracia de la 4T. Ellos eran parte de ese grupo defensor a ciegas de la causa lopezobradorista y de lo que vendría durante 47 días de plantón en aquella primera campaña electoral.

No por nada, seis años después, en agosto de 2012, cuando López Obrador anunció, también en el emblemático Zócalo, su divorcio del PRD, Mónica Fernández fue la primera mujer en sumarse a la construcción de Morena como partido. Así lo presume en su semblanza política que no resta valor a su experiencia legislativa y de gobierno, pero que representa mucho, sobre todo en épocas donde la lealtad es invaluable.

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