El fin del sexenio y del ciclo escolar 2023-2024 están cerca, y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) lo sabe, por lo que aplica su máxima a fin de obtener lo que más pueda: movilización, negociación y movilización.
En los últimos 20 días, desde el 15 de mayo, integrantes de la CNTE en Chiapas, Oaxaca y Ciudad de México han tomado aeropuertos, casetas de peaje, calles, gasolineras y hasta estaciones del Metro en la capital del país, mientras las autoridades han observado las movilizaciones a la distancia.
La exigencia: aumento salarial del 100 por ciento, eliminación de la ley del ISSSTE de 2007 y lo que queda de la reforma educativa de 2013, reinstalación de profesores cesados y liberación de presos políticos.
“Es su historia, es su estrategia que les ha resultado muy favorable. Siempre ganan algo con esto de movilización , negociación, movilización, y todo esto envuelto en una presión ilegítima, con las tomas de las casetas, de las calles, a veces a pedradas contra edificios públicos, incendios, saben lo que hacen y cómo hacerlo” , expone Carlos Ornelas, especialista en educación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Desde el 15 de mayo a la fecha, el magisterio disidente ha tenido varias movilizaciones que incluyen un plantón en el Zócalo de la Ciudad de México y mesas de diálogo en Palacio Nacional.
Desde entonces, en Chiapas, docentes de la sección 7 tomaron al menos 11 gasolineras y repartieron 10 litros de combustible por vehículo, además, bloquearon por varios días el centro de distribución regional de Pemex, lo que provocó cierre de varios negocios y el 30 por ciento del transporte paró por falta de gasolina.
Los disidentes mantienen un plantón en el parque central de Tuxtla Gutiérrez, y desde el pasado 15 de mayo, no han vuelto a sus labores.
En Oaxaca, los maestros también han bloqueado en reiteradas ocasiones los accesos al Aeropuerto de la entidad.
También desde mediados de mayo, en Ciudad de México, integrantes de la Sección 9, de la capital; la 22, de Chiapas; la 13, de Michoacán, y la 14, de Guerrero, se manifestaron en estaciones del Metro como Bellas Artes, Zócalo, San Lázaro y Pino Suárez, dejando libre el paso de los usuarios, bajo el grito de "¡Metro popular!".
Estas movilizaciones permitieron que dirigentes de la Sección 9 de la CNTE se reunieron con representantes de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en la capital del país, tras lo que obtuvieron un incremento salarial del 13 por ciento, superior al 10 por ciento otorgado a los docentes el pasado 15 de mayo.
Para llegar a este resultado, la CNTE debió bloquear la terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Ornelas explica que la CNTE se moviliza en un momento clave de la política, en el contexto de un fin de sexenio para obtener los beneficios que más pueda y para medir la relación con el siguiente liderazgo en el Ejecutivo federal, que será encabezado por la virtual ganadora a la presidencia, Claudia Sheinbaum.
“Yo pienso que están estirando la liga que el presidente ahora que ya pasaron las elecciones y todo, a lo mejor se le agota la paciencia y va a buscar algo para contenerlos.
“El otro escenario es dejar que las cosas corran y a ver cómo le hace la gente en Oaxaca, chiapas, porque a lo mejor al presidente no le interesa la educación de los niños, o la tercera opción es que la presidenta electa mande a negociadores a decirles que se esperen a que esté en palacio nacional y negociemos en mejores términos”, explicó.
En cada una de sus movilizaciones, la CNTE asegura que no se intimida y este jueves tendrán una reunión con la Secretaría de Gobernación, el viernes marcharán del Ángel de la Independencia al Zócalo, y el próximo martes tendrán otra cita con el Palacio Nacional.
La CNTE se mueve porque la moneda está en el aire y el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se acaba.
“La semana que sigue es crucial porque se acerca el fin de cursos, siempre ha sido un arma de la coordinadora empezar esto las últimas semanas porque siempre amenazan con no entregar calificaciones lo cual es muy grave para quienes terminan sexto o tercero de secundaria y eso siempre ha sido un arma de chantaje…imagino que el presidente no va a querer dejarle ese problema a su sucesora”, agrega Ornelas.