La contaminación por partículas y ozono es más grave de lo que se ha dimensionado, ya que cada año provoca el triple de decesos de los que ha dejado la pandemia de covid-19 en el mundo.
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la contaminación atmosférica se le atribuyen 7 millones de decesos cada año, cifra superior a los 2.6 millones de fallecidos por covid-19 a nivel mundial, señalaron expertos durante el Seminario virtual Panorama Latinoamericano de Contingencias Atmosféricas, organizado por la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe).
“No hemos logrado comunicar el riesgo que significa la contaminación del aire, tanto en sus impactos crónicos, como agudos. Llevamos un año de contingencia por la pandemia de covid-19, estaba revisando datos, y sin menospreciarlos, llevamos 2.3 millones de muertes en lo que va de la pandemia, en un año, mientras que por contaminación del aire se registran más de 7 millones de muertes cada año, sin que se genere el mismo nivel de percepción del riesgo que sí tenemos a lo largo del año con la pandemia”, indicó Sergio Sánchez Martínez, director senior de Política de la Iniciativa Mundial de Aire Limpio de Environmental Defense Fund.
Durante el seminario encabezado por Víctor Hugo Páramo, coordinador ejecutivo de la CAMe, Horacio Riojas Rodríguez, director de Salud Ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), aseveró que está documentado que en México hay un incremento en las hospitalizaciones por la exposición a contaminantes, tanto a partículas como a ozono; además de que se presenta exacerbación de asma y neumonía en niños, por la inflamación de las vías respiratorias, por lo que crece la necesidad de tratamiento.
“En el caso de ozono, éste genera una irritación permanente de vías respiratorias que se incrementa en los días de contingencia que puede facilitar infecciones o provocar eventos asmáticos o generar que en personas con enfisema tengan evento de hospitalización cuando estos incrementos agudos se presentan y lo mismo sucede con las partículas respirables que se pueden depositar en el aparato respiratorio hasta llegar a los alvéolos y pasar al torrente sanguíneo y producir efectos más allá del tejido pulmonar”, explicó.
Ozono es una gas muy irritante para sistema respiratorio
Detalló que el ozono es un gas muy irritante para el sistema respiratorio, que causa tos, dolor de cabeza, y tiene efectos subclínicos que no se ven: como la reducción en la capacidad pulmonar sobre todo en niños y adultos mayores. Mientras que las partículas PM10 y PM2.5 inflaman las vías respiratorias y disminuyen la capacidad para responder a las infecciones, situación más compleja en el contexto de la pandemia de covid-19.
Sergio Sánchez Martínez dijo que a 30 años del Programa de Contingencias Atmosféricas en el Valle de México es necesario revisarlo, y emprender acciones efectivas que no sólo hagan frente, sino que prevengan las contingencias, por lo que se deben revisar de manera continua las normas de calidad del aire.
“Los programa de contingencias no pueden ser vistos como elementos aislados, son parte de la gestión integral de la calidad del aire y deben considerarse y sumarse como tales.
“Las normas de la OMS son un parámetro de comparación, incluso esas están siendo revisadas para hacerse más estrictas, dado que la evidencia científica nos muestra que para las partículas no hay un umbral de protección, entre más se restringen los niveles de exposición a la contaminación particularmente a partículas y otros agentes podemos avanzar hacia mayor nivel de protección a la salud”, indicó Sánchez Martínez.
Añadió que el conocimiento científico es muy importante en el tema de salud, pero no se restringe, por lo que se requieren desarrollar mayores evidencias con respecto a las emisiones, “esto requiere seguir mejorando los inventarios de emisiones, que sean más desagregados para identificar de forma más específica las fuentes de contaminación para controlar las contingencias”.
Además, dijo que se requiere seguir avanzando en la mejora del monitoreo atmosférico, en la mejora del monitoreo con estaciones de referencia, pero incorporando tecnologías innovadores con sensores, información satelital como ocurre en algunos lugares, como en China, donde se lleva a nivel de drones que permiten tener mayor resolución y entendimiento de la distribución espacial del control del aire en las ciudades.
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