“Bailo danzón, rock and roll y algunos sones tropicales”

Entrevista | PABLO GÓMEZ

El diputado federal por Morena cuenta que de joven pensó en dedicarse a la ingeniería y tocó la guitarra; actualmente, la comida mexicana, el jazz, el cine y los viajes, cuando le queda tiempo, son sus principales fascinaciones.

¿Qué está leyendo Pablo Gómez? El ‘Discurso: sobre la codicia de las grandes empresas y el declive de la clase media’, de Bernie Sanders. (Especial).
Elia Castillo
Ciudad de México /

Asiduo lector de Gabriel García Márquez y de José Saramago, entre otros autores, a Pablo Gómez (Ciudad de México, 1946) le fascina la comida: el confit de pato y los chilaquiles verdes, que él mismo cocina, son de sus platillos favoritos.

También baila danzón, escucha jazz, disfruta del cine y de viajar cuando tiene tiempo. La última película que vio fue Roma, de Alfonso Cuarón, a quien califica de talentoso y con mucho potencial.

El diputado federal por Morena cuenta que de joven pensó en dedicarse a la ingeniería; sin embargo, cursó la carrera de Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y aunque no es fanático de ningún deporte ni de ningún equipo, le gusta ver el futbol y el beisbol... Fernando El Toro Valenzuela era uno de sus jugadores favoritos.

¿Qué quería estudiar cuando era niño?

Iba a ser ingeniero, pero en la preparatoria cambie de opinión, porque me atrajo la historia, las ciencias sociales, y terminé siendo economista. Estudié en la UNAM y me titulé. Desde un principio me gustaron las luchas sociales, la política, fui dirigente estudiantil.

¿Qué hacía en sus tiempos libres?

De joven intenté tocar la guitarra, pero no lo hacía bien, así que me retiré de esa actividad por falta de vocación.

¿Qué tocaba?

Boleros y cosas así, pero lo dejé muy pronto. Mi contacto con el arte es básicamente con la literatura, soy asiduo lector de escritores como Gabriel García Márquez y José Saramago, entre otros.

¿Qué comida le gusta?

La mexicana es probablemente mi favorita, es realmente buena, aunque también me gusta mucho la francesa y la china, algunos platillos de la italiana. Yo cocino de vez en cuando.

¿Qué cocina?

Me gusta preparar pato, pero no tan seguido, porque es muy caro y hay que tener un día de asueto para estar dándole vuelta; la paella, que tiene sus complicaciones por el fuego, hay que hacerla a la leña, porque en estufa no sabe igual.

Los chilaquiles los domingos en la mañana, ¿qué tal? La comida es una cosa infinita, el pozole lo prefiero verde, estilo guerrero y con todo.

¿Encuentra alguna similitud entre la cocina y la política?

No, la verdad es que no me gusta cocinar, me gusta comer, y por eso lo hago. El motivo no es la actividad, sino producir algo que me gusta mucho, que es la comida.

¿Qué tal bailar?

Bailo danzones, rocanroles de los 50 y 70, un poquito de sones tropicales. Cuando vamos a las fiestas, sí bailo.

¿Qué música escucha?

Me gusta el jazz y la música sinfónica, aunque uno va poco a eso, deberíamos de ir más seguido a los conciertos.

¿Le gusta algún deporte?

Ninguno en particular, me gusta el Mundial de Futbol o las finales de la copa europea, porque es buen futbol, pero no tengo ningún equipo predilecto ni lo veo normalmente. Cuando niño jugué beisbol y le iba a los Tigres.

¿Hay algún jugador al que admire?

En este momento no, era muy admirador de Fernando Valenzuela, un pitcher zurdo que tiraba nueve entradas, que no era muy frecuente, era un auténtico toro.

¿Qué le gusta hacer con su familia?

Salir a pasear e ir al cine, cosas que debo hacer más. Ir a ver una película los fines de semana es un problema porque hay un gentío y siento que me falta aire. Roma es lo último que vi. Está muy bien hecha, Cuarón es un director muy talentoso que tiene mucho que dar todavía. También me gusta ir a la playa, cuando puedo.

En San Lázaro es implacable con todos, incluso con sus correligionarios, ¿así se le pone al Presidente?

Sí, aunque no siento que sea duro, simplemente cuando tengo alguna opinión la doy, y si tengo argumentos, trato de exponerlos con la vehemencia con la que estoy acostumbrado, no tengo doble personalidad. Nunca he conversado con el papa, pero me imagino que si lo hiciera, pues lo haría igual que con cualquier otra persona.

¿Se ve con AMLO hasta el último día del sexenio?

Si se puede, sí. Ya veremos, la idea es mantener un ritmo de transformaciones en la misma dirección por mucho tiempo. Seis años no creo que sean suficientes para desterrar la corrupción del Estado.

¿Considera necesaria la reelección?

No, la reelección no va, es una decisión tomada, no se va a intentar, no. Significaría confrontar y dividir al país.

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