Alessandra Rojo de la Vega Piccolo, legisladora por el Partido Verde Ecologista en el Congreso de Ciudad de México, confiesa que no le gusta la palabra “influencer”, porque “se escucha muy superficial”, pero definitivamente sí se considera como tal. Y cómo no. A sus 32 años tiene 100 mil seguidores en Instagram, Twitter y YouTube, redes donde desde hace poco más de 10 años reparte recomendaciones sobre alimentos saludables y ejercicios estilo fitness.
Amante del deporte como método terapéutico para desestresarse, emprendió una firma llamada Nutrición Avanzada, NA, nombre resultado de la fusión de su nombre con el de su hermana Nunzia. Sin embargo, su primer acercamiento empresarial fue en la compañía Efecto+Media, la cual ofrece servicios de marketing digital.
Dice que desde siempre supo que quería ayudar a la gente y por eso fundó en 2010 Movimiento Unido por la Infancia en México, dedicado a apoyar a niños en riesgo de calle y explotados laboralmente. Y comparte que lo más difícil de emprender la aventura legislativa ha sido sacar tiempo para compartir con su hija de tres años, Martinah.
¿Dónde naciste y qué estudiaste?
Nací el 16 de enero de 1986 en Ciudad de México. Estudié Ciencias de la Comunicación en la Universidad Iberoamericana y tengo varios diplomados en marketing digital y político, así como de redes sociales.
Empecé hace 10 años a trabajar en el gobierno, donde nunca me había imaginado. Comunicación social del gobierno del Estado de México. Me invitaron a la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto para llevar todo el tema de jóvenes en redes sociales y compaginando actividades en tierra. Ahí es donde me doy cuenta de que la ciudad tiene muchísima necesidad y que a mí lo que me encanta realmente es hacer acción social. Se ganó la campaña presidencial y entro a comunicación de la Presidencia, pero no me gustó el trabajo.
No era lo que esperaba, ni mi actividad diaria, me sentía inútil. Siempre me ha gustado estar en contacto con la gente, ir a la calle, ver realmente la necesidad. Desde ahí, entrar a una oficina es muy burocrático, hay una historia de faltas de respeto y me di cuenta también de que la mujer no era precisamente valorada todavía, que hay mucha misoginia, así como machismo en esta ciudad y en este país. Me decepcionó muchísimo y por eso decidí retirarme.
Precisamente por toda la actividad que venía haciendo en la sociedad civil a favor de las niñas y niños. Siempre me he pronunciado a favor de las mujeres, de empoderarnos, he tenido en mi vida experiencias de acoso laboral, abusos y groserías. Siempre he intentado ayudar a las mujeres de esta ciudad. Yo estoy en el Congreso gracias a la ley de paridad, es la primera vez en la vida que hay 33 hombres y 33 mujeres.
Se pueden repetir. Yo creo que aún nos faltan muchísimos retos por enfrentar y avanzar. Hay mucha desigualdad, como la primera iniciativa que se presentó en favor de las mujeres: ya tenemos 33, pero no está todavía en la ley que podamos presidir la mitad de las 40 comisiones.
Me despierto a las 5:30 de la mañana. Me encanta hacer ejercicio, es para mí terapéutico, no lo perdono por nada del mundo. Me voy a hacer ejercicio en la mañana, regreso a mi casa, despierto a mi hija (Martinah), la cambio, visto y arreglo para llevarla a la escuela. Me voy al Congreso o a la oficina, depende si hay sesión o reuniones en comisiones. Trato de regresar a la escuela, la niña sale a las dos o tres de la tarde. Trato de estar con ella, darle de comer y otra vez a trabajar toda la tarde. En la noche otra vez hace algo de ejercicio.
Las redes sociales te dan una cercanía que no existía antes con la gente. Me encanta ser una persona real y transparente, la gente lo sabe. La gente que me sigue sabe que siempre me gusta decir las cosas como son, que no finjo. La gente está cansada de los políticos que fingen y ya no podemos tapar el sol con un dedo. Las cosas como son, las cosas súper transparentes y reales. Me han dicho en redes que debo ser más recatada, pero no voy a fingir. Ser legisladora no te tiene por qué limitar, al revés, somos la representación de los capitalinos.
No me gusta esa palabra de “influencer”, se escucha como superficial, pero sí, influyo positivamente en muchas mujeres, sobre todo de esta ciudad. Sé que influyo de manera positiva, a unas no les gusta que sea política, a otras sí; todas tienen temas prioritarios, otras quieren que luche por sus derechos. También me preguntan por qué me metí a la política y me sugieren que mejor les siga dando tips de ejercicio y alimentación. Muchas otras quieren tips para las mamás.