Pandemia obliga a crear organismos resilientes: Egade

Proyección. La institución educativa consideró que se debe apostar por una mayor inclusión y equidad.

La reactivación debe traer oportunidades, dijeron. R. Alanís
Esther Herrera
Monterrey /

La necesidad de tener sociedades y organizaciones más resilientes e invertir en desarrollo, educación y generación de oportunidades para todos, son los dos grandes aprendizajes que está dejando la pandemia del covid-19, señaló la Egade Business del Tecnológico de Monterrey.

Dentro del Decálogo para la Refundación Económica-Empresarial de México, de reciente publicación, la institución señaló que si se asumen ambos aprendizajes se podrá lograr mayor inclusión y equidad.

Añadió que la reactivación de la economía debe ir de la mano de la creación de oportunidades para las poblaciones vulnerables a través de la inversión público-privada y la educación.

La escuela de negocios mencionó que el shock provocado por la pandemia ha dejado expuesta la vulnerabilidad de la mayoría de las empresas e instituciones: de sus cadenas de suministro, sus políticas laborales, sus recursos financieros y de la capacidad de los directivos y equipos de liderar en contextos inciertos.

“Si bien el futuro no se puede controlar, las empresas y los gobiernos deben invertir en las capacidades de resiliencia necesarias para anticipar y mitigar las consecuencias de los eventos previsibles, pero inesperados, pues como en crisis anteriores, las poblaciones más vulnerables están sufriendo de forma más aguda los efectos sanitarios y económicos de esta crisis”, señaló Ignacio de la Vega, decano de la Egade Business School.

Se indicó que entre los eventos catastróficos para los cuales las empresas necesitan prepararse se encuentran las crisis epidemiológicas, pero también impactos climáticos, como desastres naturales, pérdida de biodiversidad, escasez de recursos y migraciones masivas.

La Egade consideró que la solidaridad puede ser un escudo contra la discriminación, la exclusión y la desigualdad social, pero el mejor antídoto es detonar un crecimiento económico incluyente.

En el corto plazo, señaló la escuela, urge proteger el empleo y las fuentes de ingreso, aliviando la crisis de liquidez sobre todo en las micro, pequeñas y medianas empresas, que constituyen el sustento de la mayoría de la ciudadanía. 


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