¿Son entonces los patinetes eléctricos buenos o malos? Son, por lo pronto, una buena opción en tanto sirven en trayectos cortos que, aunque pudieran hacerse caminando, son un respiro para los que ya caminan largas distancias o para quienes no tienen tanto tiempo para caminar ante la premura de la vida diaria. No hay bondad ni maldad en ello, sino nuevas formas de movernos que muchas veces responden a una ciudad inclemente y en constante conflicto por los espacios. Además, ante un sistema económico que no perdona, que busca la rapidez, surgen las empresas de movilidad que llenan estos huecos con aplicaciones que, en teoría, generan un bien público.
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